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¿Quién soy y quién puedo llegar a ser?


¿Quién soy y quién puedo llegar a ser?

Somos hijos de nuestro Padre Celestial, creados a Su imagen, y tenemos el potencial de llegar a ser como Él. Por designio divino, tenemos dones y talentos únicos que nos ayudarán a cumplir con nuestro destino como poseedores del sacerdocio. Saber quiénes somos le da un propósito a nuestra vida y nos ayuda a tomar decisiones correctas.

Prepararse espiritualmente

¿Cómo influye en sus pensamientos y acciones el hecho de saber que es un hijo de Dios? ¿Cuáles son algunos de los dones y talentos que Dios le ha dado? ¿Cómo puede utilizarlos para bendecir a los jóvenes a los que enseña?

¿Cómo puede ayudar a los jóvenes a reconocer su potencial divino? ¿Cómo puede ayudarlos ese entendimiento a tomar decisiones correctas? ¿Cuáles son algunos de los dones y talentos que tienen los jóvenes a los que enseña? ¿Cómo puede alentarlos a utilizar esos dones y talentos para bendecir a los demás?

Estudie con espíritu de oración los siguientes pasajes de las Escrituras y otros recursos. ¿Qué se ha sentido inspirado a compartir con los jóvenes?

Salmos 82:6; Hechos 17:28–29; Hebreos 12:9; D. y C. 76:24 (Somos hijos de Dios)

Mateo 25:14–30 (La parábola de los talentos)

Lucas 15:4–6, 11–32; Juan 3:16; D. y C. 18:10–15 (El valor de un alma es grande)

Moisés 1:4–22 (Moisés aprende que él es un hijo de Dios)

Donald L. Hallstrom, “ Soy un hijo de Dios”, Liahona, mayo de 2016, págs. 26–28.

Dale G. Renlund, “Los Santos de los Últimos Días siguen intentándolo”, Liahona, mayo de 2015, págs. 56–58.

Dieter F. Uchtdorf, “Cuatro títulos , Liahona, mayo de 2013, págs. 58–61.

“Soy un hijo de Dios”, Himnos, Nº 196.

Videos: “Soy un hijo de Dios”; “Nuestra verdadera identidad”

Enseñar a la manera del Salvador

El Salvador conocía a quienes enseñaba y sabía lo que podían llegar a ser. Encontró una forma única de ayudarlos a aprender y a crecer. Cuando tropezaban, Él no los abandonaba sino que seguía amándolos y ministrándolos. Al enseñar a los jóvenes, tenga presente quiénes son ellos y lo que pueden llegar a ser, y busque la manera de ayudarlos a desarrollar su potencial divino.

Permita que los jóvenes dirijan

Un miembro de la presidencia del cuórum (o un ayudante del obispo en el cuórum de presbíteros) dirige la reunión. Él dirige a los demás jóvenes para que deliberen en consejo en cuanto a los asuntos del cuórum, les enseña sus deberes del sacerdocio (usando las Escrituras y el librito Mi Deber a Dios), los alienta a compartir las experiencias que han tenido al cumplir con su deber a Dios e invita al asesor o a otro miembro del cuórum a enseñar una lección del Evangelio. Puede prepararse llenando una Agenda de la reunión del cuórum durante una reunión de presidencia.

Comience la experiencia de aprendizaje

Elija alguna de las ideas siguientes, o utilice las suyas, para repasar la lección de la semana anterior y presentar la de esta semana:

  • Invite a dos jóvenes a que hablen de las cosas más importantes que aprendieron en la lección de la semana anterior y cómo las aplicaron en su vida.

  • Escriba las siguientes preguntas en la pizarra: “¿Qué cosas sé acerca nuestro Padre Celestial?”, “¿Qué me enseñan esas cosas en cuanto a quién soy y quién puedo llegar a ser?”, “¿Cómo influye ese conocimiento en mis pensamientos y acciones?”. Ofrezca tiempo a los jóvenes para que reflexionen en cuanto a esas preguntas y luego invítelos a que pasen a la pizarra y escriban la respuesta.

Aprender juntos

Cada una de las actividades siguientes permitirá a los miembros del cuórum comprender su identidad y potencial divinos. Siguiendo la inspiración del Espíritu, seleccione una o más que resulten mejor para su cuórum:

  • Piense en una actividad sencilla que ayudará a los jóvenes a comprender que el llegar a ser como Dios requiere paciencia y persistencia. Esta actividad debe repetirse varias veces para lograr el éxito. Por ejemplo, un hombre joven podría intentar tirar un objeto repetidamente a una papelera sin mirar. ¿Qué nos enseña esta actividad en cuanto a ser persistentes? ¿Cómo podemos comparar este proceso a llegar a ser como el Padre Celestial? Invite a cada hombre joven a buscar y a compartir declaraciones del discurso del élder Dale G. Renlund, “Los Santos de los Últimos Días siguen intentándolo”, que expresen lo que aprendió en esta actividad.

  • Invite a los jóvenes a que lean Moisés 1:4–7 y determinen lo que Moisés aprendió sobre sí mismo. Invítelos a leer el versículo 12 para determinar lo que hizo Satanás a fin de contradecir lo que Moisés había aprendido. Lean juntos los versículos 13–22. Pida a los jóvenes que hablen de lo que aprendan en el pasaje acerca de ellos, nuestro Padre Celestial, el Salvador y el adversario. ¿Cuáles son algunas situaciones que afrontan los jóvenes en las que este conocimiento les sería útil? Considere la idea de mostrar el video “Soy un hijo de Dios” como parte del análisis que hagan.

  • Pida a los jóvenes que enumeren algunos de los títulos que tienen o que podrían tener a lo largo de sus vidas. ¿Qué dicen de ellos esos títulos? Invítelos a que escojan uno o dos títulos que sean los más importantes para ellos. Divida el cuórum en cuatro grupos y asigne a cada uno que lea acerca de uno de los títulos del discurso del presidente Dieter F. Uchtdorf “Cuatro títulos”. También podrían leer partes del discurso del élder Donald L. Hallstrom “ Soy un hijo de Dios”. Después pida a cada grupo que comparta con el cuórum lo que aprendieron y cómo se aplica esto en la vida de ellos. Como parte de esta actividad, los jóvenes podrían cantar “Soy un hijo de Dios” (Himnos, nro. 196).

  • Invite a los miembros del cuórum a ver el video “Nuestra verdadera identidad” (o a que lean algunos de los siguientes pasajes de las Escrituras: 1 Juan 3:1–3; D. y C. 84:37–38; 88:107; 132:20) y que escriban un enunciado de lo que les parezca significativo. Pídales que compartan lo que escriban y que expliquen por qué lo escribieron. ¿Qué cosas aprenden en el video o en los pasajes de las Escrituras sobre quiénes son y qué pueden llegar a ser? ¿Cómo puede influir ese conocimiento en las decisiones que tomen? Como parte de esta conversación, considere la posibilidad de compartir la siguiente declaración del presidente Gordon B. Hinckley: “El propósito cabal del evangelio es conducirnos hacia adelante y hacia arriba, hacia logros más elevados, incluso hasta que lleguemos a ser dioses” (“No dejemos caer la pelota”, Liahona, enero de 1995, pág. 48).

Pida a los jóvenes que compartan lo que hayan encontrado. ¿Qué sentimientos o impresiones tienen? ¿Comprenden quiénes son y lo que pueden llegar a ser? ¿Desean hacer otras preguntas? ¿Resultaría útil dedicarle más tiempo a este tema?

Sugerencia para la enseñanza

“La cantidad de material que usted presente es menos importante que la influencia que ejerza en la vida de sus alumnos. Siendo que demasiados conceptos a la vez podrían confundirlos o extenuarlos, por lo general es mejor concentrarse en uno o dos principios primordiales” (La enseñanza: El llamamiento más importante, 2000, págs. 111–112).

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Videos: “Utilizar objetos cotidianos para enseñar verdades del Evangelio”

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Invítelos a actuar

El joven que dirige concluye la reunión. Él podría:

  • Expresar su testimonio de que somos hijos de Dios y describir la manera en que su testimonio es la base de sus actos.

  • Invitar a los jóvenes a que piensen en una forma en que utilizarán sus dones y talentos para bendecir a los hijos de nuestro Padre Celestial.