Ordenanzas y proclamaciones
¿Cuál es la iglesia verdadera?


¿Cuál es la iglesia verdadera?

José Smith nació en Sharon, Estado de Vermont, E.U.A. Al comienzo de esta narración, él tenía 14 años de edad, vivía con su familia en el Estado de Nueva York y de todo corazón deseaba saber a qué iglesia unirse. A continuación, se encuentra la experiencia que vivió José, escrita con sus propias palabras.

Durante estos días de tanta agitación, invadieron mi mente una seria reflexión y gran inquietud… a menudo me decía a mí mismo: ¿Qué se puede hacer? ¿Cuál de todos estos grupos tiene razón; o están todos en error? Si uno de ellos es verdadero, ¿cuál es, y cómo podré saberlo?

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Joseph Smith Seeks Wisdom From the Bible

Mientras decidía a qué iglesia unirse, José se dirigió a la Biblia en busca de guía y allí leyó: “Pídala a Dios”.

Agobiado bajo el peso de las graves dificultades que provocaban las contiendas de estos grupos religiosos, un día estaba leyendo la Epístola de Santiago, primer capítulo y quinto versículo, que dice: “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada”.

Ningún pasaje de las Escrituras jamás penetró el corazón de un hombre con más fuerza que éste en esta ocasión, el mío. Pareció introducirse con inmenso poder en cada fibra de mi corazón. Lo medité repetidas veces, sabiendo que si alguien necesitaba sabiduría de Dios, esa persona era yo; porque no sabía qué hacer, y a menos que obtuviera mayor conocimiento del que hasta entonces tenía, jamás llegaría a saber; porque los maestros religiosos de las diferentes sectas entendían los mismos pasajes de las Escrituras de un modo tan distinto, que destruían toda esperanza de resolver el problema recurriendo a la Biblia.

Finalmente llegué a la conclusión de que tendría que permanecer en tinieblas y confusión, o de lo contrario, hacer lo que Santiago aconsejaba, esto es, recurrir a Dios. Al fin tomé la determinación de “pedir a Dios”, habiendo decidido que si él daba sabiduría a quienes carecían de ella, y la impartía abundantemente y sin reprochar, yo podría intentarlo.