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3 – 9 febrero. 2 Nefi 1–5: “Vivimos de una manera feliz”


“3 – 9 febrero. 2 Nefi 1–5: ‘Vivimos de una manera feliz’”, Ven, sígueme — Para la Escuela Dominical Libro de Mormón 2020 (2020)

“3 – 9 febrero. 2 Nefi 1–5”, Ven, sígueme — Para la Escuela Dominical 2020

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Adán y Eva salen del Jardín de Edén

Adán y Eva, por Douglas Fryer.

3– 9 febrero

2 Nefi 1–5

“Vivimos de una manera feliz”

Para comenzar su preparación espiritual, lea 2 Nefi 1–5 y anote sus impresiones. Este capítulo contiene más principios de los que podrá cubrir en una clase, así que siga el Espíritu en su preparación y ponga atención a las perspectivas compartidas por los miembros de la clase para que pueda determinar los principios en los que se enfocará y la manera en que guiará la conversación.

Anote sus impresiones

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Invitar a compartir

Es probable que los miembros de la clase hayan marcado o tomado nota, de al menos un versículo de 2 Nefi 1–5. Para comenzar la clase, podría invitarlos a compartir versículos que sean significativos para ellos. Invítelos a resumir un principio doctrinal que aprendan de los versículos compartidos.

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Enseñar la doctrina

2 Nefi 2:11–30

Somos libres de actuar por nosotros mismos.

  • Con demasiada frecuencia, las personas hacen uso de su albedrío para causar mucho sufrimiento a otras personas. ¿Por qué es tan importante el albedrío para el Padre Celestial? Quizá podría escribir esta pregunta en la pizarra para que los miembros de la clase busquen respuestas en 2 Nefi 2:11–30 y escriban sus respuestas en la pizarra. ¿De qué manera trata el adversario de socavar nuestro albedrío? ¿De qué manera nos ayuda el Salvador a “escoger la libertad y la vida eterna”? (2 Nefi 2:27). Considere cantar juntos un himno sobre el albedrío, tal como “Haz el bien” (Himnos, nro. 155), e invite a los miembros de la clase a agregar a su lista otras enseñanzas que encuentren en el himno.

  • La reseña de esta semana de Ven, sígueme — Para uso individual y familiar incluye varias condiciones esenciales para que el albedrío sea posible. La siguiente es una manera en la que podría emplear como base lo que los miembros de la clase hayan aprendido en casa: Escriba las cuatro condiciones en la pizarra. Después invítelos a que compartan conceptos de 2 Nefi 2 que enseñen por qué son esenciales esas condiciones para alcanzar nuestro potencial divino.

2 Nefi 2:15–29

La Caída y la expiación de Jesucristo son partes esenciales del plan del Padre Celestial.

  • Muchos cristianos creen que la Caída fue una tragedia y que Eva cometió un grave error. Esos versículos de 2 Nefi 2 aclaran verdades sobre la caída de Adán y Eva, y testifican que Jesucristo nos redime de la Caída. Una manera de analizar esas ideas consiste en invitar a los miembros de la clase a que escudriñen 2 Nefi 2:15–25 y hagan una lista de las verdades que se enseñan en cuanto a lo que sucedió en el Jardín de Edén. ¿Qué otras ideas encuentran en la cita del presidente Dallin H. Oaks que se encuentra en “Recursos adicionales”? ¿Cómo nos redimió Jesucristo de la Caída? (véase 2 Nefi 2:6–8, 26–29).

  • Después de realizar una actividad como la anterior, podría mostrar varias preguntas como las siguientes e invitar a los miembros de la clase a compartir sus ideas:

    • ¿De qué forma las enseñanzas de Lehi que se encuentran en esos versículos corrigen algunos de los malentendidos en cuanto a la Caída?

    • ¿En qué manera es la Caída una bendición?

    • ¿De qué forma la comprensión correcta de la Caída nos ayuda a entender mejor la necesidad que tenemos de Jesucristo y Su expiación?

    • ¿Cuál sería una razón por la cual sienten agradecimiento por la decisión que Eva tomó en el Jardín de Edén?

    • ¿En qué forma se asemeja la decisión que ustedes tomaron de venir a la tierra a la decisión de Adán y Eva de comer del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal?

    • ¿Qué propósito tiene la vida? ¿Por qué fue necesaria la Caída para cumplir ese propósito?

2 Nefi 4:15–35

Podemos volvernos a Dios en nuestra debilidad.

  • Lo que Nefi escribió en 2 Nefi 4:15–35 nos puede dar esperanza cuando nos sentimos agobiados por nuestras tribulaciones y debilidades. Quizá los miembros de la clase puedan repasar esos versículos en grupos de dos y buscar pasajes que pudieran emplear para consolar a alguien que se sienta agobiado por sus aflicciones. Después, cada grupo podría compartir esos pasajes con la clase. Tal vez algún miembro de la clase podría compartir una experiencia en la cual haya encontrado consuelo al volverse a Dios, como lo hizo Nefi.

  • Otra manera de repasar 2 Nefi 4 podría ser invitar a los miembros de la clase con anticipación a que vayan preparados para compartir versículos y frases de ese capítulo que sean significativos para ellos. Pídales que compartan lo que hacen cuando se sienten agobiados por sus debilidades. Un himno que hable del consuelo y la esperanza, tal como “¿Dónde hallo el solaz?” (Himnos, nro. 69), podría ayudar con el análisis. Por ejemplo, ellos podrían compartir la forma en que el himno refuerza el ejemplo de Nefi de confiar en el Señor en épocas de desánimo.

2 Nefi 5

La felicidad se halla al vivir el Evangelio.

  • A pesar de los desafíos que Nefi y su pueblo enfrentaban, ellos pudieron establecer una sociedad basada en principios que conducen a la felicidad. ¿Qué principios encontraron los miembros de la clase durante su estudio de 2 Nefi 5 que hayan contribuido a la felicidad que los nefitas experimentaron? Podría darles una hoja de papel y pedirles que escudriñen 2 Nefi 5 en busca de principios que conducen a la felicidad y que los escriban. ¿Cuáles son la maneras en las que el mundo busca la felicidad que difieren de lo que encontramos en 2 Nefi 5? ¿Qué metas podrían establecer los miembros de la clase a fin de aplicar uno de esos principios?

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Alentar el aprendizaje en el hogar

Dígale a los miembros de la clase que 2 Nefi 6–10 contiene uno de los mejores sermones sobre la expiación de Jesucristo de todas las Escrituras. También podría compartir un versículo que encuentre en esos capítulos que le entusiasme leerlo.

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Recursos adicionales

La Caída fue parte del plan de Dios.

El presidente Dallin H. Oaks enseñó:

“Cuando Adán y Eva recibieron el primer mandamiento, estaban en un estado de transición; ya no se hallaban en el mundo de los espíritus, pero sus cuerpos físicos no estaban todavía sujetos a la muerte ni tenían el poder para procrear. No les era posible en ese estado cumplir el primer mandamiento del Padre sin traspasar la barrera entre la beatífica felicidad del jardín de Edén y las terribles pruebas y las maravillosas oportunidades de la vida terrenal… 

“El profeta Lehi explicó que ‘si Adán no hubiese transgredido, no habría caído’ (2 Nefi 2:22), sino que habría permanecido en el mismo estado en el que había sido creado.

“La Caída se había planeado así, según dice Lehi, porque ‘todas las cosas han sido hechas según la sabiduría de aquel que todo lo sabe’ (2 Nefi 2:24).

“Eva fue quien traspasó los límites establecidos en el Edén a fin de iniciar las condiciones de la vida terrenal. Su acción, fuera cual fuese su naturaleza, fue oficialmente una transgresión, pero en la perspectiva eterna fue un glorioso requisito para abrirnos los portales hacia la vida eterna. Adán demostró sabiduría haciendo lo mismo; y así fue que Eva con ‘Adán cayó para que los hombres existiesen’ (2 Nefi 2:25).

“Hay cristianos que la condenan por su acción, dando por sentado que ella y todas sus hijas han quedado un tanto manchadas por lo que hizo. Los Santos de los Últimos Días no pensamos así. Con el conocimiento que nos da la revelación, celebramos el acto de Eva y honramos la sabiduría y el valor que demostró en ese gran episodio que llamamos la Caída… 

“La revelación de nuestros días indica que nuestros primeros padres entendían la necesidad de la Caída. Adán dijo: ‘Bendito sea el nombre de Dios, pues a causa de mi transgresión se han abierto mis ojos, y tendré gozo en esta vida, y en la carne de nuevo veré a Dios’ (véase Moisés 5:10)” (“El gran plan de salvación”, Liahona, enero de 1994, págs. 85–86).

Cómo mejorar nuestra enseñanza

Acercarse a los que no asisten. La enseñanza implica mucho más que dirigir un análisis el domingo; implica ministrar con amor y ayudar a que otras personas reciban las bendiciones del Evangelio. Quizá podría pensar en alguien que no esté asistiendo a la clase y darle una invitación específica para que participe en una próxima clase (véase Enseñar a la manera del Salvador, págs. 8–9).