De la Publicación semanal para jóvenes adultos
¿Cómo puedo hallar gozo cuando la depresión me ha dejado adormecido?
Fuimos enviados a esta vida terrenal para tener gozo.
Durante los episodios de depresión, me resulta difícil verle el sentido a mi vida. Cuando incluso mis actividades favoritas se vuelven aburridas, siento ganas de darme por vencido y volver a la cama. Paso días, a veces semanas, sin poder sentir casi nada.
Durante esos momentos es difícil recordar que las cosas mejorarán, y me pregunto:
¿Cómo puedo hallar gozo cuando parece que no puedo sentir nada en absoluto?
Acepta tus emociones
Por lo general, lo último que quiero hacer cuando estoy deprimido es hablar o pensar en cómo me siento. Sin embargo, me he dado cuenta de que aceptar mis emociones a menudo me ayuda a encontrar alivio. Esto incluye aceptar que a veces me sentiré mal y al mismo tiempo aceptar que se me permite sentir gozo.
Hace poco me enteré de una técnica que se utiliza para hornear panes de masa madre donde se hacen cortes en el pan antes de hornearlo. Los panaderos crean hermosos patrones en la capa exterior de la masa preparada antes de hornearla. Estos patrones proporcionan un lugar natural para que escape el vapor y que el pan se expanda durante el proceso de horneado. Sin estos cortes, el pan se partiría y reventaría en diferentes lugares.
Al igual que una hogaza de masa madre que no ha sido cortada, retener las emociones dolorosas causadas por la depresión (o el vapor), hace que mis emociones se adormezcan y eventualmente exploten. Sin un lugar saludable para liberarse, estas emociones me causan dolor y daño a mí mismo y a los demás, fomentando el ciclo negativo y adormecedor de la depresión.
Al igual que con los cortes del pan, he tenido que encontrar maneras saludables de liberar emociones, ya sea hablando de ellas, orando, haciendo ejercicio, creando arte, asistiendo al templo u otros medios. Puede ser doloroso, como abrir heridas que preferiría dejar cerradas, pero hacerlo me permite procesar las emociones que estoy sintiendo y liberarme de ellas. Solo entonces esa apatía o adormecimiento parece aligerarse. Empiezo a sentir el gozo de la vida otra vez.
Hablar abiertamente de tus sentimientos puede parecer imposible cuando la depresión te tiene atrapado. Sin embargo, con la ayuda del Salvador es posible dejar salir la tristeza y la depresión y hacer lugar para el gozo. Como dijo el presidente Jeffrey R. Holland, Presidente en Funciones del Cuórum de los Doce Apóstoles: “De modo que recuerden, mañana y todos los días después, que el Señor bendice a aquellos que desean mejorar”. El simple deseo de encontrar gozo es un gran punto de partida.
Dios nos creó para tener gozo
Cuando siento que la nube de depresión se cierne sobre mí, a menudo recurro a 2 Nefi 2:25: “Existen los hombres para que tengan gozo”.
Bueno, estamos aquí para tener gozo. Pero eso no parece muy reconfortante cuando la depresión hace que sea tan difícil sentir. Sin embargo, al principio del capítulo aprendemos que sin oposición “permanecer[íamos] como muerto[s], no teniendo ni vida ni muerte, ni corrupción ni incorrupción, ni felicidad ni miseria” (2 Nefi 2:11).
Por lo tanto, no sabríamos que existe lo bueno sin experimentar lo malo. De hecho, sin oposición, no sentiríamos nada. Estaríamos adormecidos o apáticos para siempre. Esos momentos difíciles son necesarios para que tengamos gozo y lo reconozcamos.
Es difícil creer que experiencias tan dolorosas pudieran ser beneficiosas, pero no me gustaría pasar la eternidad en un estado de monotonía interminable sin progreso. Mis momentos de tristeza, dolor y apatía son exactamente lo que me permite regocijarme cuando siento gozo con mi familia, con el ciclismo de montaña, al leer o mediante el arrepentimiento diario.
Cristo te conoce
La presidenta Bonnie H. Cordon, quien fue Presidenta General de las Mujeres Jóvenes, enseñó: “[Jesucristo] conoce nuestro sufrimiento y dice: Traigan al angustiado y al deprimido, al fatigado, al orgulloso y al incomprendido, al solitario y a aquellos que ‘estén afligidos de manera alguna’”.
Amo a mi Salvador. Sé que Él sufrió y murió por mí personalmente. Acudir a Él te permitirá superar cualquier cosa que enfrentes, incluso los temores abrumadores que puede traer la depresión. Puede que a veces pienses que estás solo, pero Cristo no te olvidará, porque “en las palmas de [Sus] manos te t[iene] grabad[o]” (Isaías 49:16). Él sacrificó Su vida por ti y fue perfecto. Si Él cree en ti lo suficiente como para hacer eso, entonces ciertamente hay esperanza de que el gozo llegará.
Si sientes que la oscuridad nunca terminará, por favor recuerda las palabras del presidente Holland: “En un mundo que necesita tan desesperadamente toda la luz que pueda conseguir, por favor, no minimices la luz eterna que Dios puso en tu alma antes de que este mundo fuese. Habla con alguien, pide ayuda […]. Hay ayuda disponible, de otras personas y, sobre todo, de Dios. Eres un ser amado, valorado y necesario”.
Para mí, pedir ayuda a Dios es a menudo el primer paso para salir del ciclo de la depresión y, al igual que escalar una montaña, a veces solo tengo que concentrarme en el siguiente paso. Sé que por medio de Cristo volveré a sentir gozo, siempre y cuando siga dando pasos en la senda del discipulado.