Liahona
Cuatro principios que podemos aprender sobre el funcionamiento del Obispado Presidente
Febrero de 2024


“Cuatro principios que podemos aprender sobre el funcionamiento del Obispado Presidente”, Liahona, febrero de 2024.

Cuatro principios que podemos aprender sobre el funcionamiento del Obispado Presidente

El Obispado Presidente sigue principios espirituales al supervisar los asuntos temporales de la Iglesia.

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Miembros del Obispado Presidente sentados en una mesa

En 1831, un año después de la organización de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, Edward Partridge fue llamado a ser el primer obispo. Él recibió dos responsabilidades principales: administrar los asuntos temporales de la Iglesia y cuidar de los necesitados (véase Doctrina y Convenios 42).

Estas responsabilidades siguen siendo pertinentes hoy en día, afirmó el Obispo Presidente, Gérald Caussé. “La Iglesia ha crecido, pero todavía hacemos lo mismo: administrar los asuntos temporales y cuidar de los necesitados”.

El Obispado Presidente realiza estos deberes para la Iglesia bajo la dirección de la Primera Presidencia. Los obispos realizan esos deberes en sus barrios, explicó el obispo Caussé.

El obispo coordina la obra de salvación y exaltación en el barrio, incluido el cuidado de los necesitados. También supervisa los registros, las finanzas y el uso del centro de reuniones1.

El obispo delega gran parte de la labor de buscar y cuidar de las personas que tengan necesidades a las presidencias de la Sociedad de Socorro y del cuórum de élderes2. Esa responsabilidad también corresponde a todos los miembros de la Iglesia a medida que se ministran unos a otros3.

La responsabilidad del Obispado Presidente en cuanto a los asuntos temporales —o aspectos físicos— de la Iglesia incluye la administración del diezmo y las ofrendas de ayuno, la ayuda humanitaria, los programas de bienestar y autosuficiencia, la edificación y el mantenimiento de centros de reuniones y templos, y la producción y distribución de recursos del Evangelio, tales como las Escrituras y los himnarios.

“Todo pertenece al Señor, no nos pertenece a nosotros. Así que administramos estos recursos a Su manera”, señaló el obispo Caussé.

Los miembros del Obispado Presidente mencionaron algunos de los numerosos principios que guían su labor y la forma en que estos principios podrían ser pertinentes para los miembros de los barrios y de las estacas.

Todo es espiritual para Dios

El Señor declaró: “Para mí todas las cosas son espirituales; y en ninguna ocasión os he dado una ley que fuese temporal, ni a ningún hombre, ni a los hijos de los hombres, ni a Adán, vuestro padre, a quien yo creé” (Doctrina y Convenios. 29:34).

Este principio es una de las muchas cosas que el obispo W. Christopher Waddell, Primer Consejero, ha aprendido durante su servicio en el Obispado Presidente. “Aunque somos responsables de los asuntos temporales de la Iglesia y de preparar el camino, en las Escrituras se hace hincapié en que todo es espiritual para el Señor. Él nunca ha dado un mandamiento temporal. Todo es espiritual, y yo lo he visto. Para hacer lo que el Señor quiere que hagamos, tenemos que confiar en Él”, dijo.

Esto es válido para todos los miembros de la Iglesia al esforzarnos de manera intencional por magnificar nuestros llamamientos, ya sea como hermano o hermana ministrante, maestro de la Escuela Dominical, líder de guardería o representante del edificio de barrio.

El obispo L. Todd Budge, Segundo Consejero del Obispado Presidente, explicó: “Lo que he aprendido en mi propia vida es que también puedo orar por mis asuntos temporales. Puedo orar por mis finanzas. Puedo orar para saber si compro esta casa o esta otra, o si hago esta inversión u otra. Debemos hacer partícipe al Señor no solo en la parte espiritual de nuestra vida, sino también en las cosas temporales de ella, porque todos esos asuntos contribuyen a nuestra capacidad de amar y servir a otras personas”.

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Los miembros del Obispado Presidente caminan juntos

El Obispado Presidente visita el almacén del obispo en la Manzana de Bienestar, Salt Lake City: el obispo Gerald Caussé, Obispo Presidente (centro); el obispo W. Chistopher Waddell, Primer Consejero (derecha); y el obispo L. Todd Budge, Segundo Consejero (izquierda). Este es uno de los 124 almacenes del obispo que operan en todo el mundo y donde se dona alimentos a los necesitados.

Fotografía por Laura Seitz, cortesía de Church News

Trabajo en equipo

Cuando el obispo Budge fue llamado al Obispado Presidente en octubre de 2020, supuso que tendría sus propias asignaciones y no se imaginó que el obispado trabajaría unido de manera tan estrecha. Señaló que ha sentido la guía del Señor al trabajar en equipo, al orar juntos con frecuencia, al asistir juntos al templo y al deliberar en consejo.

“Cuando llegué al Obispado Presidente, pensé que dividiríamos el mundo en tres o algo así y que asumiríamos responsabilidades y las dividiríamos entre nosotros”, indicó el obispo Budge. “Sin embargo, no trabajamos de esa manera. Hacemos todo juntos en unidad como obispado. He aprendido que hay un gran poder en los consejos. Hay un gran poder en la unidad que surge al trabajar juntos con un objetivo y un propósito en común”.

Al participar en diferentes consejos ejecutivos y comités en las Oficinas Generales de la Iglesia y al deliberar en consejo como obispado, cada uno de ellos trae talentos, antecedentes y experiencias de vida únicos, tal como cualquier presidencia de barrio o estaca.

“No se trata de sumar uno más uno y obtener como resultado las habilidades combinadas de tres personas, sino que trabajamos juntos en unidad. Y al trabajar juntos en unidad, logramos más que la suma de las tres partes”, dijo el obispo Budge.

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Miembros de la Iglesia ayudan a limpiar después de un tifón

Después de que un tifón azotara las Filipinas en 2013, los miembros de la Iglesia no solo ayudaron a limpiar, sino que también a reconstruir, lo cual les enseñó habilidades útiles.

Desarrollar la autosuficiencia

Un año después de que el tifón Haiyan —que fue uno de los ciclones tropicales más potentes que se haya registrado— devastara las Filipinas en 2013, el obispo Caussé visitó la ciudad de Tacloban. Después de la tormenta, la Iglesia había proporcionado materiales para ayudar a los filipinos a reconstruir sus hogares. Durante la reconstrucción, muchos aprendieron habilidades tales como carpintería, plomería y administración de la construcción.

El obispo Caussé, que hacía poco había sido llamado como consejero del Obispado Presidente, visitó una escuela vocacional en Tacloban y vio de primera mano el impacto que tuvo la ayuda de la Iglesia. “Había cientos, literalmente cientos, de nuestros miembros que recibían capacitación vocacional para desarrollar habilidades laborales con el fin de encontrar empleo o desarrollar sus propios negocios”, recordó él.

En la Conferencia General de octubre de 2021, el presidente Russell M. Nelson anunció que se construiría un templo en Tacloban4. “Piensen en todo lo que sucedió en los últimos años y en cómo el sistema de bienestar de la Iglesia y los principios de bienestar han ayudado a las personas a prepararse para la construcción de un templo”, dijo el obispo Caussé.

Cada proyecto humanitario en el que participa la Iglesia tiene una meta de autosuficiencia, añadió él. “Para nosotros, la autosuficiencia es un principio de salvación. Es un principio espiritual. Siempre nos hacemos la pregunta: ‘¿Cómo estamos ayudando a las personas a ayudarse a sí mismas?’”.

Del mismo modo, cuando los líderes de barrio y estaca buscan y cuidan de las personas con necesidades temporales y emocionales, se esfuerzan por ayudar a los miembros a fortalecer su autosuficiencia. Una manera en que los líderes pueden hacerlo es invitándolos a participar en uno de los grupos de autosuficiencia de la Iglesia. Estos grupos enseñan a las personas principios espirituales, así como habilidades prácticas. Los grupos se centran en una de estas cinco áreas: empleo, educación, finanzas personales, resiliencia emocional y cómo iniciar y hacer crecer un negocio5.

Con la ayuda de esos grupos, los miembros de todo el mundo han puesto en práctica los principios doctrinales y la fe en el Señor para ayudarse a sí mismos y a los demás a ser más autosuficientes espiritual y temporalmente. Han encontrado mayor esperanza, paz y progreso6.

Fijar la atención en las personas

La Iglesia se centra en las personas, recalcó el obispo Caussé. “Siempre me siento humilde al ver a los miembros fieles que conocemos en cada país y en todos los continentes. En la Iglesia, lo importante son las personas”.

La obra y la gloria de Dios es “llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre” (Moisés 1:39) y Él desea que todos Sus hijos elijan regresar a Él. Jesucristo estableció Su Iglesia a fin de habilitar a las personas y a las familias para que lo logren7.

“El Evangelio realmente está en la vida de otras personas”, indicó el obispo Caussé. “Se trata de que alguien sea bautizado. Se trata de que algún jovencito reciba el sacerdocio o de que alguna jovencita vaya al templo por primera vez y sea bautizada por uno de sus antepasados. Se trata de que las familias se reúnan, de que las congregaciones se reúnan y participen de la Santa Cena todos los domingos.

“Al fin y al cabo, se trata de las cosas sencillas de la vida: la razón por la que estamos aquí y hacia dónde vamos, y cómo podemos regresar a nuestro Padre Celestial y recibir todas las bendiciones de la Expiación de Jesucristo. Estoy agradecido por la sencillez del Evangelio. Testifico que es verdad”.