2023
Mi aventura en la preparación para servir en una misión
Septiembre de 2023


Mi aventura en la preparación para servir en una misión

“Solo por servirle un año y medio, seré bendecida el resto de mi vida”.

Recuerdo que desde pequeña decía que serviría en una misión. Al cumplir dieciocho años, sentí el deseo de servir y en ese momento comenzó esta aventura. Supe que el Padre Celestial me daría bendiciones por servirle este tiempo, por lo que fui con mi obispo para empezar a llenar mi carpeta misional. Me sentí feliz, pero no me atrevía a decirle a mi madre, pues ella se encuentra alejada del Evangelio.

Aunque no recibí el apoyo que esperaba, fue en ese momento cuando decidí con firmeza que quería ir a la misión. Le escribí al misionero que ayudó a mi madre a conocer el Evangelio. Me llenó de alegría poder conversar con él y me dijo que en su misión fui una luz para él. Esto me hizo pensar que yo podría ser eso para una persona en mi misión.

Comencé a tener muchas tentaciones y oposición. Pero medité y oré al Padre Celestial y luego de dos semanas de buscar una respuesta, abrí las Escrituras y leí en Santiago 1:57: “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, quien da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada, porque el que duda es semejante a la ola del mar, que es movida por el viento y echada de una parte a otra”. Allí encontré la respuesta que estaba esperando.

Las pruebas siguieron y fueron más fuertes. Aunque tomó tiempo llenar mi carpeta, en el proceso me apoyaron personas muy buenas. Fueron un año y dos meses llenos de desafíos, pero finalmente recibí mi llamamiento misional. Tengo la promesa de que mi Padre Celestial me ayudará a cumplir cada meta que me proponga y solo por servirle un año y medio, seré bendecida el resto de mi vida.

No cabe duda de que esta experiencia fue una de las mejores que he tenido. Aprendí mucho más del Padre Celestial, aprendí a perdonar a personas que me lastimaron en su momento, a tener más paciencia, a valorar lo que tengo. Si alguien me pregunta si volvería a pasar por todo lo que pasé, no tendría ninguna duda de decir que sí, lo haría mil veces más. Crecí espiritualmente, logré muchas metas. No tengo duda del amor que el Padre Celestial me tiene. Todo esto me preparó para ser una buena misionera y ser un instrumento en Su obra.

Con la ayuda de Sergio Homar Argüello