2023
Referencias en la cárcel
Septiembre de 2023


“Referencias en la cárcel”, Liahona, septiembre de 2023.

Retratos de fe

Referencias en la cárcel

Dentro de la cárcel, la hermana Llanos nunca perdió de vista su objetivo como representante de Jesucristo, enseñando a sus compañeras de celda en cuanto a su identidad divina y la manera de orar.

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Misionera con el presidente de misión y su esposa

Fotografías por Amelia Lyon

La hermana Aketzaly Llanos fue una misionera ejemplar con un testimonio inquebrantable. Inicialmente fue asignada a la Misión Costa Rica San José Este, pero sirvió con mi esposa, Janeen, y conmigo en la Misión México Aguascalientes durante un año antes de recibir el visado para Costa Rica.

En abril de 2022, nos despedimos mientras la hermana Llanos abordaba un avión con destino a la Ciudad de México, donde haría una escala y tomaría un vuelo a Costa Rica. Sin embargo, menos de 24 horas después de despedirnos, la policía de la Ciudad de México nos llamó.

“Hemos detenido a Aketzaly Llanos en el aeropuerto por posesión de una bala de uso militar”, nos dijeron. “Se trata de un delito federal y será procesada”.

De inmediato, me comuniqué con la oficina legal del Área de la Iglesia, que contrató a un abogado para solicitar la liberación de la hermana Llanos. El abogado no era miembro de la Iglesia; se comprometió a ayudarnos, pero se mostró pesimista. Nos explicó que la sola posesión de una bala militar por parte de personal no militar es un delito grave, independientemente de la intención de la persona.

Más tarde, la hermana Llanos nos contó que había recogido la bala en la calle en su última área. Pensó en guardarla como recuerdo. La bala, después de todo, se parecía a los llaveros de recuerdo que se vendían fuera de una antigua mina de plata en una de sus áreas anteriores. Sin embargo, los investigadores del gobierno la trataron como a un terrorista. A los pocos días, la hermana Llanos fue trasladada de la cárcel del aeropuerto a una prisión de máxima seguridad donde se alojaban las peores delincuentes.

Oraciones de fe

Las oraciones por la pronta liberación de la hermana Llanos comenzaron de inmediato. Janeen y yo invitamos a los 115 misioneros que servían en nuestra misión a ejercer fe para que pudiéramos ver un milagro, si era la voluntad del Señor. Me comuniqué con los presidentes de misión de la Ciudad de México, la Misión Costa Rica San José Este y el Centro de Capacitación Misional de México, y ellos invitaron a sus misioneros a que se unieran a nosotros en oración.

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Misionera

Dentro de los muros de la cárcel, la hermana Aketzaly Llanos nunca perdió de vista su objetivo como representante de Jesucristo

Dentro de los muros de la cárcel, la hermana Aketzaly Llanos nunca perdió de vista su objetivo como representante de Jesucristo. Enseñó a sus nueve compañeras de celda a orar al ofrecer oraciones por la mañana y por la noche cada día como grupo. También les enseñó en cuanto a su identidad divina.

Una de sus compañeras de celda declaró: “Soy una persona muy mala por lo que hice para estar aquí, y Dios me odia”. La hermana Llanos la miró a los ojos y dijo: “No. Usted no es una mala persona. Usted es alguien que hizo algo malo. Pero es una hija de Dios, ¡y Él la ama!”.

Otra compañera de celda relató un sueño que había tenido unas semanas antes de que la hermana Llanos fuera arrestada. La compañera de celda soñó que un pájaro quetzal había volado hasta la cárcel para ayudarla. Antes de que la hermana Llanos se uniera a la Iglesia, se había hecho un tatuaje de un pájaro quetzal en la espalda. Cuando la compañera de celda vio el tatuaje, supo que debía escuchar el mensaje misional de la hermana Llanos.

La hermana Llanos le enseñó acerca de la restauración del evangelio de Jesucristo y le dio el Libro de Mormón que había llevado consigo a la cárcel, el mismo ejemplar que las misioneras le habían dado a la hermana Llanos cinco años antes, cuando investigaba la Iglesia.

Rápidamente se programó un juicio preliminar en la Ciudad de México. Janeen y yo fuimos a testificar en persona. Cuando nos reunimos con el equipo legal afuera del juzgado, el abogado estaba visiblemente nervioso, y caminaba de un lado al otro de la acera.

Lo llevé aparte y le dije: “Hoy se sentirá más tranquilo y en paz de lo que jamás se ha sentido en un tribunal. Le diré por qué. Más de 500 misioneros y sus familias están orando hoy por usted y para que tenga éxito. También están orando para que el corazón del juez se ablande y libere a la hermana Llanos de la cárcel”.

Los ojos del abogado se llenaron de lágrimas y expresó su agradecimiento por la fe y las oraciones de tantas personas a su favor.

A las 10 de la mañana comenzó el juicio, pero tuve que esperar afuera hasta que llegara mi turno para testificar. Pasaron dos largas horas. Entonces el guardia del tribunal salió y dijo que el juez no necesitaba escuchar mi testimonio, que ya había tomado su decisión.

Ansiosamente, entré en la sala y el juez comenzó a hablar. Habló de la ley que la hermana Llanos había infringido y de las graves acusaciones a las que se enfrentaba.

“Sin perjuicio de todo eso”, continuó, “creo en la evidencia que se ha presentado sobre el buen carácter de la hermana Llanos”. Luego citó una parte no muy conocida de la ley que le permitía conceder clemencia, y de inmediato la liberó.

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Misionera y esposa del presidente de misión

La hermana Llanos con la hermana Janeen Redd, en cuyos brazos se desplomó la hermana Llanos tras ser liberada de la prisión

“Dios a mi lado”

¡Ese era el milagro que habíamos buscado! En lugar de ser condenada a cuatro años o más de prisión, la hermana Llanos fue puesta en libertad. Después de la audiencia, el abogado dijo que aquel día había sido uno de los más significativos de su carrera profesional.

“Verdaderamente sentí a Dios a mi lado”, dijo. “Quiero aprender más acerca sobre sus creencias”.

Lo invité al centro de visitantes del Templo de la Ciudad de México, México. “Allí verá a otros misioneros tan buenos como la hermana Llanos”, le dije. “Verá la luz en sus ojos y se preguntará por qué”.

Doce horas después, la hermana Llanos fue liberada, todavía vestida con ropa de la cárcel, y se desplomó en los brazos de Janeen. Una vez que todos dejamos de llorar lo suficiente como para hablar, la hermana Llanos exclamó: “¡Presidente, conseguí algunas referencias en la cárcel!”.

Toda esa experiencia confirmó que “Dios no ha cesado de ser un Dios de milagros” (Mormón 9:15). No me cabe duda de que la fe y las oraciones de muchas buenas personas ayudaron al abogado a presentar el caso y ablandaron el corazón del juez.

Gracias a que la hermana Llanos fue arrestada, varias mujeres encarceladas recibieron esperanza por medio del evangelio de Jesucristo, una semilla de fe germinó en un abogado y nosotros fuimos fortalecidos en nuestra convicción de que Dios puede usarnos para hacer avanzar Su obra sin importar dónde nos encontremos.

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Misionera de pie frente a un templo

La hermana Llanos en el Templo de Tijuana, México