2022
Aprender cómo te habla el Espíritu
Abril de 2022


Solo en formato digital: Jóvenes adultos

Aprender cómo te habla el Espíritu

No es tan complicado como podríamos pensar.

Imagen
mujer leyendo las Escrituras

Ilustración por J. Kirk Richards

“Estoy muy confundida. ¿Por qué tuve la impresión de prestarle servicio cuando ella ni siquiera lo valoró?”.

Mi amiga Sarah (se ha cambiado el nombre) me explicaba entre lágrimas cómo se había enterado de que una vieja amistad acababa de tener un bebé, y Sarah, que había estado orando por oportunidades de servicio, se había sentido impulsada a ofrecerse a llevarle la cena. Su amiga aceptó la propuesta.

Pero las cosas no salieron como las había planeado.

Las cosas siguieron saliendo mal mientras preparaba la comida, y cuando Sarah llegó a casa de su amiga una hora más tarde de lo previsto, ella le dijo fríamente que su familia ya había comido y cerró la puerta de golpe.

Sarah estaba devastada por cómo se habían dado las cosas, pero sobre todo se sentía confundida: no sabía si realmente había recibido la impresión del Espíritu de servir a su amiga o si había sido su propia idea.

Muchos de nosotros hemos experimentado situaciones como esta —yo lo he vivido— en las que nos hemos sentido inspirados a tomar ciertas decisiones que no salieron como queríamos. En esos momentos tal vez nos preguntemos si el Espíritu Santo realmente se comunica con nosotros.

El Espíritu Santo nos habla, pero aprender a reconocer Sus impresiones requiere práctica. He aquí algunas ideas para ayudarte a reconocer Su voz y confiar en ella.

1. Recuerda que recibir el Espíritu Santo es una elección

Cuando somos confirmados miembros de la Iglesia, en la bendición se nos dice: “recibe el Espíritu Santo”.

La palabra clave es recibe.

Recibir significa que, aunque se nos haya dado el don del Espíritu Santo, depende de nosotros aceptar ese don incomparable al escoger vivir dignos de Su compañía y luego elegir escuchar Sus suaves impresiones.

El élder David A. Bednar, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó: “El Espíritu Santo no entra en vigor en nuestra vida simplemente porque se colocan las manos sobre nuestra cabeza y se pronuncien esas cuatro palabras importantes. Al recibir esta ordenanza, cada uno de nosotros acepta una sagrada y constante responsabilidad de desear, procurar, trabajar y vivir de tal manera que de verdad ‘recib[amos] el Espíritu Santo’” 1 .

Recibir el Espíritu Santo y reconocer Su influencia implica actos de fe como orar, estudiar las Escrituras o asistir al templo. Por último, si te esfuerzas por seguir a Jesucristo cada día, el “Espíritu Santo será tu compañero constante” (Doctrina y Convenios 121:46; véase también el versículo 45).

2. Reconoce que el Espíritu puede hablarte todos los días

Sí, todos los días. El presidente Lorenzo Snow (1814–1901) dijo en cierta ocasión: “Ese es el gran privilegio de todo Santo de los Últimos Días […], que tenemos el derecho de tener manifestaciones del Espíritu cada día de nuestra vida” 2 .

Pero con tantas distracciones del mundo a nuestro alrededor y la infinidad de responsabilidades que tenemos, no nos extrañe que a veces pasemos por alto la voz dulce y apacible del Espíritu Santo en nuestra vida.

Algo que puede ayudarnos a reconocer Su voz cada día es hacer una lista de las cosas buenas que sucedieron o de las que nos hemos sentido inspirados a hacer o decir. A menudo no reconocemos la revelación hasta después de haber actuado de acuerdo con una impresión y rememorar la experiencia.

También es importante recordar que, para permitirnos aprender y crecer, es probable que Dios no nos indique cada paso que debemos dar en la vida. El élder Dale G. Renlund, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó: “La meta de nuestro Padre Celestial en la crianza de los hijos no es hacer que Sus hijos hagan lo correcto, sino que elijan hacer lo correcto y finalmente lleguen a ser como Él” 3 .

3. Lee entre líneas

A veces podemos pensar demasiado si un mensaje proviene del Espíritu. Es importante actuar con fe, pero también podemos saber si una impresión proviene del Espíritu Santo al considerar algunas preguntas:

  • ¿Has estado buscando revelación?

  • ¿Vives de tal manera que el Espíritu se mantiene a tu lado?

  • ¿La impresión te inspira a hacer el bien?

  • ¿Estás dispuesto a escuchar al Espíritu en lugar de a tus propios deseos?

Si estás haciendo todo lo posible por buscar revelación y recibes una impresión que no tiene sentido, recuerda estas palabras del élder Dieter F. Uchtdorf, del Cuórum de los Doce Apóstoles: “Puede que aún no podamos ver toda la imagen [de nuestra vida], pero con paciencia podemos ver lo suficiente como para confiar en que hay un diseño hermoso y grandioso. Y al esforzarnos por confiar en Dios y seguir a Su Hijo Jesucristo, un día veremos el producto terminado y sabremos que la mano misma de Dios estaba guiando y dirigiendo nuestros pasos” 4 .

Lo que nos remite a la conversación que tuvimos Sarah y yo.

4. Busca la manera de saber cómo sientes el Espíritu

Sarah me contó que cuando regresó a casa después de su desastroso intento de servir a su amiga, le preguntó al Padre Celestial por qué había sentido la impresión cuando las cosas salieron tan mal. Y mientras escuchaba en silencio, tuvo un claro pensamiento: “La respuesta es más grande de lo que crees”.

Al meditar sobre lo que me estaba contando, de pronto pensé en un discurso de una conferencia general que había estudiado recientemente: “Las injusticias exasperantes”, por el élder Renlund.

Me sentí inspirada a compartir algo de lo que él enseñó: “Jesucristo comprende la injusticia y tiene el poder de proporcionar la solución. Nada se compara con la injusticia que Él sufrió […]. Él entiende a la perfección aquello por lo que estamos pasando” 5 .

Le planteé la idea de que tal vez esa impresión tenía como objetivo permitir que Sarah aumentara su aprecio y amor por el Salvador. Mientras compartía este pensamiento, se me puso la piel de gallina en los brazos y recibí la confirmación de que estaba sintiendo el Espíritu.

En ese momento me di cuenta de cuántas maneras nos había hablado el Espíritu Santo:

  • Sarah tuvo un buen pensamiento de servir a alguien.

  • Una voz suave en su mente respondió a su pregunta después de orar.

  • De pronto pensé en el discurso del élder Renlund, que resultó ser lo que Sarah necesitaba escuchar.

  • Después de compartirlo, tuve un sentimiento reconfortante que confirmó que mi pensamiento provenía de Él.

Terminamos nuestra conversación sintiendo el Espíritu y teniendo más confianza en que Él nos habla. También renovó nuestra fe de que aun cuando las impresiones no resulten como esperamos, todavía provienen del Espíritu Santo.

Distinguir el Espíritu de tus propios pensamientos se vuelve más fácil cuando le pides al Padre Celestial que te ayude a reconocer cómo te habla el Espíritu. También requiere un corazón dispuesto, una mente espiritualmente sana y un oído que pueda filtrar las influencias del mundo.

Todavía estoy aprendiendo este idioma espiritual, pero me siento agradecida por esos momentos en los que, por medio del don del Espíritu Santo, el Padre Celestial me recuerda que Él está al tanto de mí y está listo para guiarme a mí y a cada uno de nosotros que sigue acudiendo a Él.