2016
Ocho mitos sobre el arrepentimiento
Marzo de 2016


Ocho mitos sobre el arrepentimiento

Si no estás seguro de lo que necesitas arrepentirte ni de cuándo tienes que hacerlo, aquí tienes algunas respuestas.

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Arrepentirse no es fácil y a veces es doloroso, pero tú eres más que capaz. Requiere cambio y humildad, ¡y puedes hacerlo! Los siguientes son algunos mitos habituales sobre el arrepentimiento y algunas respuestas realmente buenas.

Mito 1: Todavía recuerdo mi pecado, así que no debo de haber sido perdonado.

“Satanás tratará de hacernos creer que no se nos han perdonado nuestros pecados porque nosotros aún los recordamos. Satanás es un mentiroso; él trata de nublar nuestra vista y alejarnos del sendero del arrepentimiento y del perdón. Dios no prometió que nosotros no recordaríamos nuestro pecados; el hacerlo nos ayudará a evitar que volvamos a cometer los mismos errores; pero si nos mantenemos leales y fieles, el recuerdo de nuestros pecados se mitigará con el correr del tiempo”1.

—Presidente Dieter F. Uchtdorf

Mito 2: Todavía me siento culpable, así que no debo de haber sido perdonado.

“Aquellos de ustedes que verdaderamente se han arrepentido, pero no parecen encontrar alivio, sigan guardando los mandamientos; les prometo que el alivio vendrá en el tiempo del Señor. El sanar también requiere tiempo”2.

—Élder Neil L. Andersen

Mito 3: Acuden a mi mente malos pensamientos y no hay nada que pueda hacer al respecto.

“Algunos malos pensamientos aparecen por sí solos; otros surgen porque los provocamos con lo que miramos o lo que escuchamos. El hablar de… fotografías… indecentes o mirarlas puede estimular emociones muy fuertes; eso te tentará a mirar [videos] o películas inapropiadas. Esas cosas están a tu alrededor, pero no debes participar en ellas. Esfuérzate por mantener tus pensamientos limpios y piensa en algo bueno. La mente solo puede pensar en una cosa a la vez; puedes valerte de ese principio para eliminar los malos pensamientos. Sobre todo, no fomentes esos pensamientos leyendo o mirando cosas que sean malas. Si no controlas tus pensamientos, Satanás seguirá tentándote hasta que los lleves a la práctica”3.

—Élder Richard G. Scott (1928–2015)

Mito 4: Dios no puede seguir amándome a causa de mis errores.

“Dios ama a todos Sus hijos y Él nunca dejará de amarnos ni perderá la esperanza en nosotros. El plan de nuestro Padre Celestial es claro y Sus promesas son grandiosas: ‘Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo’ (Juan 3:17)”4.

—Presidente Dieter F. Uchtdorf

Mito 5: Mis pecados son tan malos que no puedo ser perdonado.

“Por más oportunidades que piensen que hayan perdido, por más errores que piensen que hayan cometido, o talentos que piensen que no tienen, o por más alejados que piensen que están del hogar, de la familia y de Dios, testifico que no están tan distantes como para quedar fuera del alcance del amor divino. No es posible que se hundan tan profundamente que no los alcance el brillo de la infinita luz de la expiación de Cristo”5.

—Élder Jeffrey R. Holland

Mito 6: He dejado de cometer un pecado grave, así que no necesito ver al obispo. Puedo orar y estar bien, o puedo decírselo a mis padres.

“El Señor ha declarado que el obispo es un juez común en Israel (véase D. y C. 107:72, 74). Él tiene la responsabilidad de determinar la dignidad de los miembros de su barrio. Mediante su ordenación y una vida recta, el obispo tiene el derecho de recibir revelación del Espíritu Santo en cuanto a los miembros de su barrio, incluso tú.

“El obispo puede ayudarte a lo largo del proceso de arrepentimiento de formas en que tus padres y otros líderes no pueden hacerlo. Si el pecado es lo bastante serio, tal vez determine que se restrinjan tus privilegios en la Iglesia. Por ejemplo, como parte del proceso de arrepentimiento, quizás te pida que dejes de participar de la Santa Cena o de ejercer el sacerdocio por un tiempo. Él trabajará contigo para determinar cuándo seas digno otra vez de reanudar esas actividades sagradas”6.

—Élder C. Scott Grow

Mito 7: No puedo hablar con el obispo porque me menospreciará.

“Te prometo que él no te condenará. Como siervo del Señor, será bondadoso y comprensivo al escucharte y después te ayudará a lo largo del proceso de arrepentimiento. Él es el mensajero de misericordia del Señor para ayudarte a llegar a ser limpio mediante la expiación de Jesucristo”7.

—Élder C. Scott Grow

Mito 8: Volví a hacerlo; no merezco que se me perdone. Tal vez no puedo cambiar.

“Algunas veces al arrepentirnos, al esforzarnos a diario para llegar a ser más como Cristo, nos encontramos reiteradamente luchando con las mismas dificultades. Es como subir una montaña cubierta de árboles; a veces no vemos que hemos avanzado hasta que llegamos cerca de la cima y miramos hacia abajo desde la cumbre. No se desanimen; si están esforzándose y tratando de arrepentirse, están en el proceso del arrepentimiento.

“En este preciso momento alguien estará diciendo: ‘Hermano Andersen, usted no entiende; usted no siente lo que yo he sentido; cambiar es demasiado difícil’.

“Tienen razón, yo no comprendo totalmente; pero hay Alguien que sí comprende. Él sabe, Él ha sentido el dolor de ustedes; Él ha declarado: ‘He aquí que en las palmas de mis manos te tengo grabada’ [Isaías 49:16]. El Salvador está allí, extendiéndonos Su mano y pidiéndonos: ‘Ven[id] a mí’ [3 Nefi 9:14]. Podemos arrepentirnos; ¡realmente podemos!”8.

—Élder Neil L. Andersen

El arrepentimiento te transforma

El tener la oportunidad de sentirme perdonado es algo muy preciado para mí. Uno se siente, literalmente, libre de una carga pesada en el corazón y vuelve a sentirse amado y consolado. Si cambiar es difícil, merece la pena intentarlo. Te transforma por completo en otra persona: la persona que Dios quiere que seas, la persona por la que viniste a la tierra a luchar, ¡y aun mejor! ¡Ten valor!

Rodrigo Octavio A.

Después de confesar, te sentirás mejor

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Tal vez te preocupe lo que te vaya a decir tu obispo, lo que piense de ti. Sin embargo, tus preocupaciones están infundadas; él solo quiere ayudarte. No te va a juzgar ni a condenar, sino que él va a entender. Después de confesar, te sentirás un millón de veces mejor, y es asombroso cuando uno está limpio. Si tienes un problema, resuélvelo ahora mismo. Cuanto antes lo hagas, más pronto estarás limpio y tendrás gozo.

Molly Jeanette T.

¿No necesitas ver al obispo?

Hace tiempo cometí un pecado, así que hice una oración y pensé que me había arrepentido de verdad. Un día tuve un gran sentimiento en el corazón de que debía tener una conversación muy sincera con el obispo. Hablé con él y él me guió en los aspectos en los que tenía que mejorar. Ayuné y ofrecí oraciones fervientes; esta vez sentí que me había arrepentido de verdad. Sé que el Padre Celestial cuida de nosotros y que la expiación de Cristo nos brinda perdón verdadero cuando nos arrepentimos y confesamos nuestros pecados.

Awrellyano Gomes da S.

No importa cuán grande sea el pecado, siempre puedes arrepentirte

Jesucristo soportó la Expiación por nosotros para que pudiéramos arrepentirnos de nuestros pecados. Los profetas han dicho en innumerables ocasiones que no importa cuán grande o pequeño sea el pecado, siempre puedes arrepentirte. El Salvador desea que te arrepientas y quiere ayudarte, pero no puede obligarte a que lo aceptes en tu vida; tienes que darle cabida y hacerle saber, por medio de la oración, que lo quieres o necesitas en tu vida. A causa de todas mis pruebas, sé que Dios me ama.

Madison B.

Puedes hacerlo

A los que han caído, levántese. Ustedes tienen líderes y personas que los aman y quieren que ustedes sean lo mejor que puedan ser. Pueden hacerlo juntos. Recuerden siempre que Jesucristo los ama y está con ustedes en cada paso.

Michael Lee T.

Dios quiere que te arrepientas

El arrepentimiento, ¡qué don tan maravilloso de nuestro Padre Celestial! Él nos ha dado la oportunidad de llegar a ser como Él por medio de la expiación de Cristo. Él quiere que nos arrepintamos, que acudamos a Él. Al igual que Coriantón, todos cometeremos errores, algunos más graves que otros, pero TODOS los cometemos. También, al igual que Coriantón, podemos arrepentirnos y cambiar nuestra vida (véase Alma 39–42). Nuestro Padre Celestial nos ama tanto que desea que volvamos a Él. No importa lo que hayas hecho, existe un camino de regreso a la paz y felicidad.

McKayla J.

Notas

  1. Dieter F. Uchtdorf, “El punto de retorno seguro”, Liahona, mayo de 2007, pág. 101.

  2. Véase de Neil L. Andersen, “Arrepentíos… para que yo os sane”, Liahona, noviembre de 2009, pág. 42.

  3. Véase de Richard G. Scott, “Las decisiones correctas”, Liahona, enero de 1995, págs. 42-43.

  4. Dieter F. Uchtdorf, “El punto de retorno seguro”, pág. 99.

  5. Véase de Jeffrey R. Holland, “Los obreros de la viña”, Liahona, mayo de 2012, pág. 33.

  6. Véase de C. Scott Grow, “¿Qué debo confesarle a mi obispo y por qué?”, Liahona, octubre de 2013, pág. 58.

  7. Véase de C. Scott Grow, “¿Qué debo confesarle a mi obispo y por qué?”, pág. 59.

  8. Véase de Neil L. Andersen, “Arrepentíos… para que yo os sane”, pág. 41.