2004
Cómo vivir bien en medio de la creciente maldad
Mayo de 2004


Cómo vivir bien en medio de la creciente maldad

Mientras [el Señor] sea el centro de tu mente y de tu corazón, Él te ayudará a tener una vida rica y plena sin importar lo que suceda en el mundo que te rodee.

Todos nosotros nos hemos dado cuenta del medio ambiente en decadencia en el que se vive. Aún así, tenía que ser un profeta de Dios, el presidente Gordon B. Hinckley, quien pusiera las condiciones del mundo y nuestras oportunidades en una perspectiva clara y transparente. En dos de sus recientes comentarios a los líderes del sacerdocio y de las organizaciones auxiliares, se ilustra esa visión profética. Primero en relación con el desafío que afrontamos:

“La familia tradicional está bajo un intenso ataque. No sé si las cosas eran peores en los tiempos de Sodoma y Gomorra… Vemos condiciones similares hoy en día, que reinan por todo el mundo. Pienso que nuestro Padre debe llorar al contemplar a Sus hijos e hijas descarriados”1.

Ahora concerniente a nuestras oportunidades extraordinarias:

“¿Quién, en los albores de la Iglesia, hubiera siquiera soñado con todas las oportunidades que tenemos en esta época?… La Iglesia se encuentra en una condición maravillosa… [ella] crecerá y se fortalecerá… ahora tenemos nosotros la oportunidad y el desafío de continuar en esta gran obra, cuyo futuro apenas si podemos imaginar”2.

Tú decides: retorcerte las manos y dejarte consumir por la preocupación hacia el futuro o elegir poner en práctica el consejo que el Señor ha dado de vivir con paz y felicidad en un mundo impregnado de maldad. Si decides concentrarte en lo tenebroso, eso es lo que vas a ver. A la mayor parte del mundo lo envuelve un río que se desborda con degenerada indecencia, con el abandono de la virtud, la rectitud, la integridad personal, el matrimonio tradicional y la vida familiar. Sodoma y Gomorra fueron la representación misma de la vida pecaminosa del Antiguo Testamento. En ese entonces eran dos ciudades aisladas, pero ahora esa condición se extiende por todo el mundo. Satanás manipula con destreza el poder de todos los medios de comunicación; su éxito ha aumentado mucho el alcance y la disponibilidad de esas influencias degradantes y destructivas por todo el mundo. En el pasado, se requería cierto esfuerzo para encontrar esa maldad, pero ahora satura partes considerables de virtualmente casi todo rincón del mundo. No podemos secar el creciente río de influencias malignas, puesto que éste es el resultado del ejercicio del albedrío moral que nuestro Padre concedió divinamente al hombre; pero sí podemos, y debemos, advertir, con claridad, sobre las consecuencias de acercarse a su corriente tentadora y destructiva.

Ahora mira el lado positivo. A pesar de esos focos de maldad, el mundo en general es majestuosamente hermoso, lleno de mucha gente buena y sincera. Dios ha proporcionado el modo de vivir en este mundo y de no ser contaminados por las presiones degradantes que los agentes malignos siembran por él. Tú puedes vivir una vida virtuosa, productiva y recta al seguir el plan de protección que nuestro Padre Celestial creó; es Su plan de felicidad, que se encuentra en las Escrituras y en las declaraciones inspiradas de Sus profetas. Él invistió tu inteligencia con espíritu e hizo posible que disfrutaras la maravilla de un cuerpo físico. Si utilizas ese cuerpo de la forma en que Él ha decretado, crecerás en fortaleza y capacidad; evitarás transgredir y serás bendecido abundantemente.

Cuando Dios, nuestro Padre Eterno y Su Amado Hijo aparecieron a José Smith en esa sublime visión de la Arboleda Sagrada, Ellos establecieron nuevamente sobre la tierra ese plan de felicidad y todo lo necesario para respaldarlo. Parte de esa restauración incluye Escrituras sagradas adicionales para complementar el preciado registro de la Biblia. Esas valiosas Escrituras se encuentran en el Libro de Mormón, en Doctrina y Convenios y en la Perla de Gran Precio. Nuestro Padre conocía nuestra época, y preparó las Escrituras y proporcionó guía divina y constante para apoyarnos. Esa ayuda asegurará que tú vivas con paz y felicidad en medio de la creciente maldad.

Reflexiona en estos versículos:

“Mas todas las cosas tienen que acontecer en su hora. [Dios sabía los desafíos que enfrentarías cuando dio este consejo.]

“Por tanto, no os canséis de hacer lo bueno, porque estáis poniendo los cimientos de una gran obra. Y de las cosas pequeñas proceden las grandes.

“He aquí, el Señor requiere el corazón y una mente bien dispuesta; y los de buena voluntad y los obedientes comerán de la abundancia de la tierra de Sión en estos postreros días”3.

Ésa es una promesa invalorable. Mientras Él sea el centro de tu mente y de tu corazón, Él te ayudará a tener una vida rica y plena sin importar lo que suceda en el mundo que te rodee.

Pablo sabiamente enseñó: “No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal”4.

Debemos emular a Josué: “…escogeos hoy a quién sirváis… pero yo y mi casa serviremos a Jehová”5.

Jesús enseñó: “Sé paciente en las aflicciones, porque tendrás muchas; pero sopórtalas, pues he aquí, estoy contigo hasta el fin de tus días”6. “Y el que sea fiel vencerá todas las cosas y será enaltecido en el postrer día”7.

Finalmente ese modelo de éxito: “…venid a Cristo, y perfeccionaos en él… absteneos de toda impiedad… am[ad] a Dios con toda vuestra alma, mente y fuerza… para que por su gracia seáis perfectos en Cristo”8.

Sé que el plan de felicidad enaltece y bendice a quienes lo viven, sea donde sea.

Una Nochebuena, hace 37 años, bajo la luz de una luna llena, subí una pequeña colina de la apartada aldea de Quiriza, Bolivia. Cuatro élderes jóvenes y yo pasamos el día atravesando un paso de montaña por un peligroso camino. Después subimos penosamente por el lecho de un río para ver si las enseñanzas del Salvador ayuda a esa gente indigente. Lo que vimos ese día fue desalentador: niños desnutridos, adultos subsistiendo con exiguas cosechas, algunos de ellos con los ojos turbios como consecuencia de haber buscado refugio en el alcohol y las drogas. Miré hacia abajo, a la pequeña y desolada aldea; un conjunto de casas de adobe con techo de paja abatidas por el inhospitalario ambiente. La única evidencia de vida eran un perro ladrando en busca de comida. Allí no había electricidad, ni teléfono, ni agua corriente, ni caminos, ni sanitario apropiado, ni médico. Todo parecía sin esperanzas; sin embargo, una oración solemne confirmó que debíamos estar allí. Encontramos una gente humilde que aceptó el Evangelio restaurado con la determinación de vivirlo. Lo hicieron bajo condiciones difíciles, donde abundaban la extrema pobreza, el alcohol, las drogas, la brujería y la inmoralidad.

Bajo la guía de misioneros excepcionales, la gente aprendió a trabajar fuerte para cultivar los campos; cosecharon verduras nutritivas y criaron conejos para obtener una proteína mejor; pero las lecciones mejores las recibieron de los amorosos misioneros que les enseñaron de un Dios que los amaba, de un Salvador que dio Su vida para que ellos tuvieran éxito. La apariencia física de ellos comenzó a cambiar y la luz de la verdad irradió de sus rostros felices. Como emisarios devotos y amorosos del Señor, los misioneros enseñaron con paciencia a una gente dispuesta. Esposas y maridos aprendieron a vivir en armonía, a enseñar la verdad a sus hijos, a orar y a sentir la guía del Espíritu. Vi a un pequeño de seis años, que había observado con atención nuestro primer bautismo, representar con su pequeña hermana lo que había visto. Con sumo cuidado le acomodó las manos, levantó su bracito en escuadra, murmuró algunas palabras y con gran cuidado la inclinó hacia una depresión que había en la tierra endurecida por el sol; luego, la llevó hasta una piedra donde la confirmó y finalmente le dio la mano. La juventud aprendió con más rapidez. Fueron obedientes ante la luz de la verdad que les enseñaron los misioneros y, con el tiempo, sus propios padres. He visto cómo, mediante la fe y la obediencia, en una sola generación, algunos jóvenes que se bautizaron en esa aldea superaron un futuro que parecía sin esperanzas. Algunos fueron misioneros, se graduaron de universidades y se sellaron en el templo, y por medio de la diligencia y la obediencia, encontraron propósito y éxito en la vida a pesar de un ambiente que había sido físicamente duro y lleno de maldad. Si se pudo hacer en Quiriza, Bolivia, se puede hacer en cualquier lado.

¿Te has dado cuenta de cómo actúa Satanás para capturar la mente y las emociones con imágenes destellantes, música estridente y la estimulación de todos los sentidos físicos al extremo? Con diligencia, él se esfuerza por llenar la vida con acción, diversiones y estímulos para que nadie se pueda detener a reflexionar en las consecuencias de sus tentadoras invitaciones. ¡Piénsalo! Algunos se sienten tentados a violar los mandamientos más básicos de Dios debido a que las acciones seductoras se representan como aceptables; se las hace parecer atractivas e incluso deseables; no parecen tener serias consecuencias, sino una dicha y felicidad perdurables; pero debes tener en cuenta que esas actuaciones están controladas por libretos y actores, y que las consecuencias de las decisiones que se toman son a la vez manipuladas para que sean lo que el productor quiere.

La vida no es así. Sí, el albedrío moral permite que tú elijas lo que desees, pero no puedes controlar las consecuencias de esas elecciones. A diferencia de las creaciones falsas del hombre, nuestro Padre Celestial determina las consecuencias de tus elecciones. La obediencia proporcionará felicidad, mientras que la violación de Sus mandamientos no lo hará.

Reflexiona en la vida de quienes producen lo que para algunos son imágenes cautivantes de la vida. Por lo general, disfrutan de las influencias destructivas más depravadas que ellos representan tan atrayentes en los medios. Podrán ser ricos, pero son míseros y sin conciencia; en verdad, la declaración de Alma, profeta inspirado y padre compasivo, se ve confirmada en sus vidas: “…la maldad nunca fue felicidad”9.

Si alguna vez te sientes tentado a experimentar con los ofrecimientos seductores de Lucifer, primero analiza con calma las consecuencias inevitables de esas elecciones y tu vida no será destruida. Tú no puedes probar esas cosas que Dios ha prohibido por cuanto son destructivas para la felicidad y corrosivas de la guía espiritual sin sufrir trágicos resultados.

Si estás envuelto en una maraña de pecados debido a las malas elecciones, por favor, decide volver ahora. Tú sabes cómo comenzar. Hazlo ahora; nosotros te amamos; te necesitamos. Dios te ayudará.

Joven o jovencita, a pesar de que la vida parezca difícil ahora, mantente asido a la barra de hierro de la verdad. Tú haces progresos mejores de los que piensas y tu esfuerzo define tu carácter, tu disciplina y la confianza en las promesas de tu Padre Celestial y del Salvador al obedecer de manera constante Sus mandamientos. Tú eres tan importante; se te necesita tanto. Son pocos los que están dispuestos a hacer el sacrificio que tú haces para vivir rectamente. Tú puedes desarrollar la sensibilidad, el amor y la bondad para obtener felicidad suprema dentro del convenio del matrimonio eterno. Tú bendecirás a tus hijos con una perspectiva que el mundo nunca podrá darles; tu ejemplo marcará el curso para que tengan una vida de éxito al volverse el mundo aún cada vez más difícil. Se te necesita para que fortalezcas el reino creciente del Señor y para que seas un modelo de conducta para muchos que no poseen la luz de la verdad que tú tienes.

Evita la iniquidad del mundo; debes saber que Dios tiene el control. En su tiempo, Satanás fracasará por completo y será castigado por su perversa maldad. Dios tiene un plan específico para tu vida. Él te revelará partes de ese plan a medida que lo busques con fe y obediencia constantes. Su Hijo te ha hecho libre, no de las consecuencias de tus actos sino libre de hacer elecciones. El propósito eterno de Dios es que tengas éxito en esta vida terrenal y, a pesar de lo inicuo que se vuelva el mundo, tú puedes obtener esa bendición. Busca y presta atención a la guía que se te brinda por medio del Espíritu Santo, y sigue digno de recibirla. Ayuda a quienes tropiecen y se encuentren desorientados, sin saber qué sendero seguir.

Tu seguridad está en Dios, tu Padre, y en Su Amado Hijo Jesucristo. Como uno de Sus Apóstoles autorizados para dar testimonio de Él, testifico solemnemente que sé que el Salvador vive, que Él es un personaje resucitado, glorificado y de amor perfecto. Él es tu esperanza, tu Mediador, tu Redentor. Por medio de la obediencia, permite que Él te guíe a la paz y a la felicidad en medio de la maldad creciente del mundo. En el nombre de Jesucristo. Amén.

Notas

  1. Gordon B. Hinckley, “El permanecer firmes e inquebrantables”, Reunión mundial de capacitación de líderes; 10 de enero de 2004, pág. 21.

  2. “El estado de la Iglesia”, Liahona, noviembre de 2003, págs 4, 7.

  3. D. y C. 64:32–34.

  4. Romanos 12:21.

  5. Josué 24:15.

  6. D. y C. 24:8.

  7. D. y C. 75:16.

  8. Moroni 10:32.

  9. Alma 41:10.