Historia de la Iglesia
Abrir las puertas en Portugal


“Abrir las puertas en Portugal”, Historias mundiales: Portugal, 2019

“Abrir las puertas en Portugal”, Historias mundiales: Portugal

Abrir las puertas en Portugal

En abril de 1974, solo tres semanas después de que el Presidente de la Iglesia, Spencer W. Kimball, expresara su “gran fe” en que el Señor “abriría las puertas y haría posible el proselitismo” en naciones que estaban cerradas al Evangelio, tuvo lugar la Revolución de los Claveles en Lisboa. El interés del nuevo Gobierno por establecer la libertad de culto abrió la puerta para que la Iglesia recibiera el reconocimiento oficial en agosto y permiso para enviar misioneros al país. Los miembros de la Iglesia de Brasil que tenían amigos y parientes en Portugal se regocijaron al escuchar la noticia. En noviembre llegaron a Portugal cuatro misioneros, reasignados de Brasil, que comenzaron a ponerse en contacto con las referencias recibidas de miembros brasileños. Sin saber cómo serían recibidos en el nuevo clima político de Portugal, los líderes de la Iglesia dieron permiso a los misioneros para que hicieran nuevos contactos de manera individual, en lugar de viajar de dos en dos, como de costumbre.

Ese diciembre, Inês y Fernando dos Reis Amaral conocieron al élder Paulo Périssé. Aunque eran activos en su iglesia, enseñaban catecismo y eran voluntarios en un hospital, invitaron a Périssé a volver para tener una charla sobre religión. Unos días después, cuando Périssé regresó con su compañero, John Joseph, Inês tenía dolor de cabeza, síntoma de un tumor que los médicos le habían dicho que requeriría cirugía para extirparlo. “¿Le ha pedido a su sacerdote una bendición de salud?”, preguntó Périssé. Los Amaral se rieron y explicaron que su sacerdote no ofrecía atención médica. “¿Cree en el poder del sacerdocio?”, preguntó Périssé. “Sí”, respondió Inês, “pero ya no existe”. Los misioneros explicaron que eran portadores del Sacerdocio de Melquisedec y enseñaron a la pareja acerca de la Iglesia restaurada.

“Si tiene fe”, Périssé le dijo a Inês, “el Señor la puede sanar”. Con fe, Inês aceptó una bendición. Esa noche durmió tranquilamente, se despertó sin dolor y creyó que el dolor desaparecería para siempre. Fernando seguía siendo incrédulo. Sin embargo, al día siguiente, cuando el médico examinó a Inês, le dijo que el tumor ya no era visible. “Ese fue nuestro primer testimonio”, reflexionó más tarde Fernando. “Eso fue suficiente para creer que la Iglesia es verdadera”.

Cuando Inês y Fernando asistieron a la Iglesia por primera vez, la reunión se llevó a cabo en una habitación alquilada en un hotel y la pequeña rama se componía principalmente de extranjeros. Ray Caldwell, un diplomático canadiense, era el presidente de rama y dirigió las reuniones en inglés mientras los misioneros traducían al portugués. Inês y Fernando fueron bautizados en mayo de 1975. Tuvieron dificultades porque muchos de sus amigos se volvieron en su contra debido a su conversión. “Pero en la Iglesia pronto hicimos muchos amigos”, reflexionaron más tarde, “y hoy la obra en la Iglesia llena nuestra vida de gran significado”. Inês y Fernando se encontraron entre los primeros conversos que fueron esenciales en la transición de la rama para que funcionara bajo el liderazgo local y en portugués. Inês fue llamada a dirigir la Sociedad de Socorro de la misión y Fernando llegó a ser uno de los primeros hombres de Portugal en recibir el Sacerdocio de Melquisedec. Ambos trabajaron en estrecha colaboración con miembros de la rama de otros países para ayudar a encontrar a nuevos conversos y darles la bienvenida. En julio de 1975, había más de cien miembros en Lisboa.