Historia de la Iglesia
Pionero en muchos frentes


Pionero en muchos frentes

Carlos A. Cifuentes, un mecánico de maquinaria pesada, estaba más preocupado por su trabajo que por la religión. Cuando su esposa, Haydee, aceptó un Libro de Mormón de parte de dos misioneros, inicialmente se lo ocultó a Carlos porque le preocupaba cómo podría reaccionar. Sin embargo, cuando lo encontró, comenzó a leerlo y la familia comenzó a estudiar con los élderes. Mientras asistían a la Iglesia, a Cifuentes le impresionó “el fuerte sentimiento de hermandad y amistad hacia los que estaban investigando”. A través de la Iglesia, se sorprendió al saber que él, “un mecánico, que estaba más en contacto con la grasa, la gasolina y el hierro que con Dios”, en realidad pudiera ser un hijo de Dios.

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La familia Cifuentes

Carlos y Haydee Cifuentes con sus hijos.

Casi inmediatamente después de su bautismo en noviembre de 1958, a Cifuentes lo pusieron a trabajar. “Se pueden imaginar lo sorprendido que estaba al encontrarme enseñando una clase del sacerdocio”, comentó. “Nunca había imaginado que tendría una oportunidad como esa, ¡jamás en mi vida!”. La enseñanza fue solo el comienzo. En menos de dos años, fue llamado como el primer presidente de rama chileno, y después, en sucesión, el primer chileno en ser presidente de distrito, consejero de un presidente de misión, presidente de estaca, representante regional, patriarca y consejero en la presidencia de un templo.

Previamente, Cifuentes trabajaba hasta tarde los sábados por la noche y no podía limpiarse completamente las manos antes de las reuniones del domingo. Un converso relató cómo Cifuentes “se dirigió al púlpito y lo único que vi fueron sus uñas sucias y negras; pensé: ‘¿Cómo puede este hombre dirigir una reunión junto al presidente de misión si tiene las manos sucias?’. Eso fue hasta que comenzó a hablar y olvidé todo lo demás cuando sentí su espíritu”.