Conferencia General
Y hablamos de Cristo
Conferencia General de abril de 2025


14:27

Y hablamos de Cristo

Somos seguidores de Jesucristo y procuramos tanto recibir como compartir Su luz.

Introducción

Al final de una larga asignación en el extranjero, mi esposa, Lesa, y yo llegamos a la terminal de un aeropuerto a fin de prepararnos para tomar un último vuelo —uno nocturno— de regreso a casa. Mientras avanzábamos lentamente junto a muchos otros en largas filas, podíamos sentir la creciente ansiedad de otros viajeros preocupados por llegar a tiempo a sus vuelos, pasar la revisión de pasaportes y visados y superar los controles de seguridad sin problemas.

Finalmente llegamos a un mostrador ocupado por una oficial de aduanas que no parecía afectada por los altos niveles de estrés y ansiedad en la sala. De manera casi mecánica y sin mirarnos, tomó mis documentos, comprobó mi fotografía, hojeó una página tras otra y finalmente selló mi pasaporte con un golpe seco.

Luego tomó los papeles de Lesa. Desprovista de emoción, con la cabeza hacia abajo y concentrada en su trabajo, hojeó metódicamente las páginas con ojo experto, centrándose en los detalles de los documentos que tenía delante de ella. Nos quedamos un tanto sorprendidos cuando, de repente, se detuvo, levantó la cabeza y miró a los ojos a Lesa de una manera deliberada y cálida. Con una tierna sonrisa, selló cuidadosamente el pasaporte de Lesa y le devolvió los documentos. Mi esposa le devolvió la sonrisa, tomó los documentos e intercambió unas amables palabras de despedida.

“¿Qué acaba de pasar?”, pregunté con incredulidad.

Entonces Lesa me mostró lo que la agente había visto: una pequeña tarjeta con la imagen del Salvador que se había deslizado accidentalmente del bolso de Lesa a los pliegues de su pasaporte. Eso era lo que había descubierto la funcionaria de aduanas y lo que había cambiado todo su proceder.

Imagen del Salvador dentro de un pasaporte

Grace and Truth [Gracia y verdad], por Simon Dewey, cortesía de altusfineart.com, © 2025, utilizada con permiso

Esa pequeña imagen del Salvador conectó los corazones de dos desconocidas que de otro modo no habrían tenido conexión alguna, y convirtió lo impersonal en algo personal, captando la belleza, el milagro y la realidad de la Luz de Jesucristo. Durante el resto de aquel día, y muchas veces desde entonces, he pensado en ese momento dulce y sencillo con asombro y me he regocijado en el glorioso efecto que la Luz de Cristo tiene sobre los hijos de Dios.

Hablamos de Cristo

Somos seguidores de Jesucristo y procuramos tanto recibir como compartir Su luz. En el nombre de la Iglesia se encuentra implícita nuestra teología de que “la principal piedra del ángulo [es] Jesucristo mismo”. Por medio de profetas antiguos y vivientes, nuestro Padre Celestial nos ha mandado: “¡Escúchalo!” y “v[enid] a Cristo”. “Hablamos de Cristo, nos regocijamos en Cristo, predicamos de Cristo [y] profetizamos de Cristo”.

Enseñamos que Jesucristo es el Hijo de Dios y, durante Su ministerio terrenal, Jesús enseñó Su Evangelio y estableció Su Iglesia.

Testificamos que, al final de Su vida, Jesús expió nuestros pecados cuando sufrió en el Jardín de Getsemaní, fue crucificado en la cruz y luego resucitó.

Nos regocijamos porque, gracias al sacrificio expiatorio del Salvador, podemos ser perdonados y quedar limpios de nuestros pecados a medida que nos arrepentimos. Eso nos trae paz y esperanza, al tiempo que hace posible que volvamos a la presencia de Dios y recibamos una plenitud de gozo.

Cristo y María en el sepulcro.

Profetizamos que, gracias a la Resurrección de Jesús, la muerte no es el final, sino un importante paso hacia adelante. “Todos resucitaremos después de morir. Eso significa que el espíritu y el cuerpo de cada persona volverán a unirse y vivirán para siempre”.

Venir a Cristo

Los profetas vivientes de nuestros días, quienes reciben revelación de Dios para enseñarnos y guiarnos, nos invitan cada vez más a venir a Cristo. Nos están ayudando a centrar el corazón, los oídos y los ojos más plenamente en Él. Podríamos citar numerosos ejemplos de ajustes y mejoras que la Primera Presidencia ha anunciado y que están diseñados para enfocarnos en Jesucristo. Algunos de ellos incluyen:

  • La decisión de dejar de usar el nombre “Iglesia mormona” y reemplazarlo con el nombre correcto: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

  • La exhibición en los centros de reuniones de nuevas e inspiradas obras de arte con temas centrados en Cristo.

  • Los lemas de las Mujeres Jóvenes y de los cuórums del Sacerdocio Aarónico, y la música centrada en Jesucristo como “Discípulo de Cristo” o “Mira hacia Cristo”.

  • Un mayor énfasis en la Expiación y la Resurrección literal de Jesucristo como los acontecimientos más gloriosos de la historia.

  • La celebración de la Pascua de Resurrección como una época y no solo como un día festivo, haciendo hincapié en Jesucristo.

  • La presentación del identificador visual de la Iglesia de Jesucristo y su naturaleza simbólica.

Veamos más de cerca el impacto de algunos de estos. Primero, el símbolo de la Iglesia.

El símbolo de la Iglesia

El símbolo de la Iglesia

En 2020, el presidente Russell M. Nelson presentó un nuevo identificador visual para la Iglesia. Este símbolo refleja la verdad de que Cristo está en el centro de Su Iglesia y debe estar en el centro de nuestras vidas. Ahora vemos este conocido símbolo en las recomendaciones para el templo, en los sitios web y las revistas de la Iglesia, como ícono de la aplicación Biblioteca del Evangelio e incluso en las placas de identificación militar de los miembros de la Iglesia que prestan servicio en las fuerzas armadas. El símbolo incluye el nombre de la Iglesia dentro de una piedra angular, un recordatorio de que Jesucristo es la principal piedra del ángulo, como se muestra aquí en camboyano y en uso en 145 idiomas.

Símbolo de la Iglesia en camboyano

El centro del símbolo es una representación de la querida estatua de mármol del Christus, de Bertel Thorvaldsen, que se ha asociado ampliamente con la Iglesia y que se encuentra en los centros de visitantes y en los jardines de los templos de todo el mundo. Su prominencia en el símbolo de la Iglesia sugiere que Cristo debe ser el centro de todo lo que hacemos. Del mismo modo, los brazos extendidos del Salvador indican Su promesa de aceptar a todos los que vengan a Él. Este símbolo es una representación visual del amor del Salvador Jesucristo y un recordatorio constante del Cristo viviente.

Jesús sale del sepulcro.

Por curiosidad, he preguntado a muchos familiares y amigos acerca de un elemento importante del símbolo de la Iglesia. Sorprendentemente, muchos no han reparado en una característica sagrada que este símbolo encarna: Jesucristo se encuentra de pie bajo el arco, lo cual representa al Salvador resucitado saliendo del sepulcro. En verdad celebramos al Cristo resucitado y viviente, incluso en el uso del símbolo de la Iglesia.

Una Pascua de Resurrección más elevada y santa

Consideremos ahora el significado de la Pascua de Resurrección. En recientes mensajes de la Primera Presidencia sobre la Pascua de Resurrección se nos ha instado a “celebrar la Resurrección de nuestro Salvador viviente estudiando Sus enseñanzas y ayudando a establecer tradiciones de Pascua de Resurrección en nuestra sociedad en general, especialmente en nuestras propias familias”. En resumen, se nos ha animado a pasar a una celebración más elevada y santa de la Pascua de Resurrección.

Me encanta la revelación continua en cuanto a la Pascua de Resurrección y me complacen los muchos esfuerzos de ustedes por hacer de la Pascua de Resurrección una ocasión sagrada y santa. Además de llevar a cabo una reunión sacramental de una hora el Domingo de Pascua de Resurrección, otros ejemplos de actividades dignas incluyen devocionales de barrio y estaca o actividades el Domingo de Ramos, así como durante la Semana Santa. Estas conmemoraciones incluyen actividades con niños y jóvenes, y a menudo incluyen coros interconfesionales. Otras personas han llevado a cabo programas de puertas abiertas del “Cristo Viviente” para miembros y amigos, y han participado en eventos comunitarios multiconfesionales de Pascua de Resurrección.

Tales actividades reflejan las multitudes en la ciudad de Jerusalén cuyas voces se unieron para alabar al Salvador durante Su entrada triunfal. Igualmente impresionantes son los informes de sus respuestas a la invitación de la Primera Presidencia de adorar en familia en el hogar para conmemorar esta festividad tan importante.

Creo que la adoración en familia en torno a la Pascua de Resurrección ha aumentado notablemente. Hace dos años, hablé sobre la determinación de nuestra familia de mejorar la forma en que honramos la Pascua de Resurrección. Reconozco que todavía queda mucho por hacer. Siempre hemos disfrutado de una comida especial el Domingo de Pascua de Resurrección, de canastas de Pascua y de una búsqueda de huevos de Pascua, y todavía lo hacemos. Sin embargo, el agregar a nuestra celebración una dimensión espiritual intencional que se centra en Jesucristo y en Su Expiación ha traído un dulce equilibrio a nuestra conmemoración de estos acontecimientos, los más sagrados de todos.

Obra de teatro del día de Pascua de Resurrección de la familia Stevenson

Este año será nuestro tercer intento de hacer que la Pascua de Resurrección esté más centrada en Cristo. Tal como el nacimiento viviente en Navidad, nuestra obra de teatro familiar de la Pascua de Resurrección incluye disfraces rudimentarios, lectura de pasajes del Nuevo Testamento y del Libro de Mormón, música, láminas de Pascua de Resurrección, hojas de palma y un poco de caos, para ser completamente sincero. Hijos y nietos leen y recitan las alabanzas del Domingo de Ramos: “¡Hosanna […]! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!” y “este es Jesús […] de Galilea” parecen tan relevantes como lo son “¡en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!” en Navidad.

Ahora disfrutamos de una mezcla de decoraciones. Lo que antes eran casi exclusivamente conejitos y huevos de Pascua ahora se equilibra con el Christus y las imágenes del sepulcro vacío, el Salvador resucitado apareciéndose en el huerto del sepulcro y la aparición del Salvador a los nefitas. También nos esforzamos por hacer de la Pascua de Resurrección una época, en lugar de solamente un día. Estamos tratando de familiarizarnos más con ella, de ser más reflexivos y de celebrar el Domingo de Ramos, el Viernes Santo y los acontecimientos sagrados que tuvieron lugar durante toda la Semana Santa.

La Pascua de Resurrección nos permite honrar tanto el sacrificio expiatorio de Jesucristo como Su Resurrección literal y gozosa. Sentimos pesar al imaginar el sufrimiento del Salvador en el jardín y en el Calvario, pero nuestro corazón se regocija al imaginar el sepulcro vacío y la proclamación celestial: “¡Ha resucitado!”.

Una Resurrección literal

Recientemente, la Primera Presidencia nos animó a “esper[ar] con anhelo la Pascua de Resurrección de Jesucristo, el más glorioso de todos los mensajes a la humanidad” resalta la magnitud de esta época del año. Aunque parece haber una tendencia creciente entre varios teólogos cristianos de ver la Resurrección en términos figurados y simbólicos, nosotros afirmamos nuestra doctrina de que “la Resurrección significa que todos los que han vivido resucitarán, y la Resurrección es literal”. “Porque así como en Adán todos mueren, así también en Cristo todos serán vivificados”. Jesucristo rompió las ligaduras de la muerte por toda alma viviente.

En verdad, asombro nos da la gracia que nos da Jesús. Aceptamos Sus palabras de que “nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos”.

C. S. Lewis declaró que, para los apóstoles, “predicar el cristianismo significaba principalmente predicar la Resurrección. […] La Resurrección es el tema central de cada sermón cristiano que se encuentra en el libro de Hechos. La Resurrección y sus consecuencias fueron el ‘evangelio’ o las buenas nuevas que trajeron los cristianos”.

Proclamo que “hay una resurrección; por tanto, no hay victoria para el sepulcro, y el aguijón de la muerte es consumido en Cristo”.

Conclusión y testimonio

Para concluir, testifico que todos los que acepten las invitaciones de nuestro profeta viviente y sus consejeros de conmemorar con mayor intención los acontecimientos sagrados que representa la Pascua de Resurrección descubrirán que su vínculo con Jesucristo se fortalece aún más.

Hace unos días, supe de una abuela que ensayó el relato de la Pascua de Resurrección con su nieto de cuatro años utilizando réplicas sencillas del sepulcro, la piedra que lo cubría, Jesús, María, los discípulos y el ángel. El pequeño observó y escuchó atentamente mientras su abuela relataba sobre la sepultura, el cierre y la apertura del sepulcro, y la escena de la Resurrección que tuvo lugar en el huerto. Luego él repitió cuidadosamente el relato con sorprendente detalle mientras él mismo movía las figuras. Después de ese dulce momento le preguntaron si sabía por qué celebramos la Pascua de Resurrección y levantando la vista respondió con el razonamiento propio de un niño: “Porque Él vive”.

Niño contando el relato de Pascua de Resurrección.

Agrego mi testimonio al de él —y al de ustedes y al de los ángeles y profetas—, de que Él ha resucitado y vive, de lo cual testifico, en el nombre de Jesucristo. Amén.