2010–2019
Más y más resplandeciente hasta el día perfecto
Abril de 2017


Más y más resplandeciente hasta el día perfecto

Incluso en los tiempos de mayor dificultad y oscuridad, hay luz y bondad a nuestro alrededor.

Pablo compartió este maravilloso mensaje de esperanza con los corintios:

“Estamos atribulados en todo, pero no angustiados; en apuros, pero no desesperados;

“perseguidos, pero no desamparados; abatidos, pero no destruidos”1.

¿Cuál era la fuente de la esperanza de Pablo? Escuchen su explicación: “Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo”2.

Incluso en los tiempos de mayor dificultad y oscuridad, hay luz y bondad a nuestro alrededor. El pasado mes de octubre, el presidente Dieter F. Uchtdorf nos recordó: “Estamos rodeados de una riqueza de luz y verdad tan extraordinaria que me pregunto si realmente apreciamos lo que tenemos”3.

Sin embargo, el adversario quiere que nos centremos más bien en “los vapores de tinieblas… que ciegan los ojos… endurecen el corazón… y… conducen [a la perdición]”4.

No obstante, con un entendimiento perfecto de los desafíos de nuestros días, el Salvador hace la promesa: “Lo que es de Dios es luz; y el que recibe luz y persevera en Dios, recibe más luz, y esa luz se hace más y más resplandeciente hasta el día perfecto”5.

Somos hijos de Dios. Hemos sido creados para recibir la luz, perseverar en Dios y recibir más luz. Desde el principio, hemos seguido la luz; seguimos a nuestro Padre Celestial y Su plan. En nuestro ADN espiritual está el buscar la luz.

Escuché esta verdad eterna expresada bellamente en un lugar inesperado. Mientras trabajaba para un banco grande, me invitaron a asistir a un programa de formación para ejecutivos en la Universidad de Michigan. En el transcurso del programa, el profesor Kim Cameron enseñó el concepto del liderazgo positivo y su efecto heliotrópico. Él explicó: “Se refiere a la tendencia en todos los sistemas vivos de dirigirse hacia la energía positiva [la luz] y alejarse de la energía negativa [la oscuridad]. Desde los organismos unicelulares hasta los complejos sistemas humanos, todo lo que tiene vida posee la inclinación inherente hacia lo positivo, alejándose de lo negativo”6.

Apoyándose en una gran cantidad de estudios, él se centró también en tres componentes esenciales de una exitosa cultura laboral: la compasión, el perdón y la gratitud7. Tiene mucho sentido el hecho de que al dirigirse las personas hacia lo positivo [la luz], se manifiesten los atributos que ejemplificó de manera perfecta la Luz del Mundo: ¡Jesucristo!

Hermanos y hermanas, por favor, consuélense en el hecho de que tenemos luz a nuestro alcance. Permítanme sugerir tres áreas en las que siempre hallaremos luz:

1. La luz de la Iglesia

La Iglesia es un faro de luz para un mundo que se va oscureciendo. ¡Este es un tiempo maravilloso para ser miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días! La Iglesia es más fuerte que nunca8 y se fortalece literalmente cada día que se unen a nosotros nuevos miembros, se organizan nuevas congregaciones, se llama a nuevos misioneros y se abren nuevos territorios para el Evangelio. Vemos el regreso de aquellos que se habían apartado temporalmente de la actividad en la Iglesia, a medida que el rescate, que el presidente Thomas S. Monson ha concebido, va dando lugar a milagros diariamente.

Recientemente estuve con jóvenes en Paraguay, Uruguay, Chile y Argentina en sus conferencias Para la Fortaleza de la Juventud [FSY]. Durante una semana, miles y miles de jóvenes y jovencitas fortalecieron su amor por el Salvador y volvieron a casa, a sus familias y amigos, irradiando la luz y el amor de Cristo.

Como saben, siempre habrá quien critique a la Iglesia; ha sido así desde el principio, y así seguirá hasta el fin; pero no podemos permitir que esas críticas adormezcan nuestra sensibilidad a la luz que está a nuestro alcance. El reconocer y el buscar la luz nos hará merecedores de recibir aún más luz.

En un mundo que se va oscureciendo, la luz de la Iglesia se hará más y más resplandeciente hasta el día perfecto.

2. La luz del Evangelio

La luz del Evangelio es la senda “resplandeciente que va en aumento hasta que el día es perfecto”9, y donde más resplandece es en nuestras familias y en los templos por todo el mundo.

En Predicad Mi Evangelio se declara que “por medio de la luz del Evangelio, las familias pueden resolver los malos entendidos, las contenciones y los desafíos. Las familias destrozadas por la discordia pueden sanar mediante el arrepentimiento, el perdón y la fe en el poder de la expiación de Jesucristo”10. Ahora más que nunca, nuestras familias han de ser fuentes de gran luz para todos los que nos rodean. Las familias aumentan en luz conforme aumentan en amor y bondad. A medida que establecemos nuestras familias en estos principios, “fe… arrepentimiento… perdón… respeto… amor… [y] compasión”11, experimentaremos un aumento de amor por el Salvador y del uno por el otro. La familia se fortalecerá y la luz en cada uno de nosotros se hará más resplandeciente.

En el Diccionario bíblico de la Biblia SUD en inglés, leemos que “solo el hogar se puede comparar en santidad con el templo”12. Actualmente tenemos 155 templos en funcionamiento, y pronto serán más. Cada vez hay más familias que se sellan por el tiempo y por toda la eternidad. Los miembros están enviando más y más nombres de antepasados al templo para efectuar las ordenanzas salvadoras. ¡En verdad estamos experimentando gran gozo y celebración en ambos lados del velo!

En un mundo que se va oscureciendo, la luz del Evangelio se hará más y más resplandeciente hasta el día perfecto.

3. La Luz de Cristo

No se puede hablar de la luz en el mundo sin hablar de la Luz del mundo: Jesucristo. Una manifestación del amor del Padre Celestial consiste en que cada persona que viene a esta vida es bendecida con la Luz de Cristo para ayudarle a volver a casa. El presidente Boyd K. Packer enseñó: “El Espíritu de Cristo siempre estará presente… La Luz de Cristo es tan universal como la luz del sol. Donde sea que haya vida humana, ahí está el Espíritu de Cristo”13. La Luz de Cristo “invita e induce a hacer lo bueno continuamente”14 y prepara a todos los que buscan la bondad y la verdad para recibir el Espíritu Santo.

El Salvador enseña que Él es la luz que “ilumina vuestros ojos”, “vivifica vuestro entendimiento” y “da vida a todas las cosas”15. La Luz de Cristo nos ayudará a ver a los demás a través de los ojos del Salvador. Seremos más amorosos y comprensivos con respecto a las luchas de los demás. Nos permitirá ser más pacientes con aquellos que no crean o no presten servicio como nosotros. Nos ayudará a entender el gran plan de felicidad más plenamente y a ver el lugar que ocupamos todos nosotros en ese gran plan de amor. Da vida, significado y propósito a todo lo que hacemos. Ahora bien, por más felicidad que sintamos al ir entendiendo más plenamente la Luz de Cristo, no se compara con el gozo que sentimos cuando vemos la Luz de Cristo obrando en otras personas: familiares, amigos e, incluso, personas completamente desconocidas.

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Luchando contra un incendio en un centro de reuniones

Experimenté ese gozo cuando me enteré de los esfuerzos de un valiente grupo de bomberos que luchó por salvar de las llamas un centro de estaca en el sur de California, en 2015. Al extenderse el incendio, el comandante de los bomberos llamó a un amigo SUD para preguntarle dónde se guardaban las reliquias sagradas y las copas de la Santa Cena para que se pudieran salvar. Su amigo le aseguró de que no había reliquias sagradas y que las copas de la Santa Cena eran, en realidad, reemplazables fácilmente; pero el comandante sintió que debía hacer algo más, así que envió a sus bomberos de vuelta al edificio en llamas para que retiraran de las paredes todas las pinturas de Jesucristo a fin de preservarlas. Incluso colocaron una de las pinturas en el camión de bomberos con la esperanza de que los bomberos fueran protegidos. Me conmovió mucho la gentileza del comandante, su bondad y sensibilidad hacia la Luz, en momentos de peligro y dificultades.

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Rescatando cuadros del Salvador del incendio
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Bombero con cuadro del Salvador

En un mundo que se va oscureciendo, ¡la Luz de Cristo se hará más y más resplandeciente hasta el día perfecto!

Nuevamente, me hago eco de las palabras de Pablo: “… vistámonos con las armas de la luz”16. Testifico de Cristo. Él es la Luz del Mundo. Que seamos fortalecidos por la luz que está a nuestro alcance mediante una mayor participación en la Iglesia y al aplicar mejor los principios del Evangelio en nuestras familias. Que veamos la Luz de Cristo en los demás continuamente, y que los ayudemos a verla en sí mismos. Conforme recibamos esa luz, seremos bendecidos con más luz, aún hasta el día perfecto cuando de nuevo veremos al “Padre de las luces”17, nuestro Padre Celestial. De ello testifico en el sagrado nombre de la Luz del Mundo, sí, Jesucristo. Amén.