2023
Alguien que entiende
Noviembre de 2023


“Alguien que entiende”, El Amigo, noviembre de 2023, págs. 26–27.

Alguien que entiende

Los amigos de Blair no entendían cómo era tener la enfermedad de Crohn.

Esta historia ocurrió en EE. UU.

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“No puedo ir hoy”, dijo Blair. Su rostro estaba rojo de vergüenza.

Sus amigos la miraban fijamente. “¡Pero dijiste que vendrías!”, dijo Sammy.

“Lo sé”. Blair miraba fijamente al piso. “No me encuentro muy bien. Lo siento”.

“Es lo que dijiste la vez anterior”, dijo Jessica.

Blair no sabía qué decir. Deseaba poder ir a la casa de Sammy, pero hoy le dolía mucho el estómago. Tenía que ir a casa y descansar.

Blair tenía la enfermedad de Crohn. Eso hacía que le doliera el estómago y le dolía mucho. La mayoría de los días, el estómago le dolía al menos un poco, pero algunos días eran peores que otros. Hoy era uno de esos días. Deseaba poder escoger qué días le dolía más. Parecía que el estómago le dolía más cada vez que quería hacer algo divertido.

“Vámonos”, le dijo Sammy a Jessica.

Cuando Blair llegó a casa, tomó su medicina y luego intentó dormir, pero le dolía mucho.

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Su mamá y su papá fueron a verla. Su papá se sentó en la cama. “¿Cómo te sientes?”.

“Bien, la medicina ayudó un poco”, dijo Blair.

“Lamento que no pudieras ir a la casa de Sammy”, dijo la mamá.

Blair sintió que se le llenaban los ojos de lágrimas. “¡No es justo! Mis amigos no entienden cómo me siento”. Blair arrojó una almohada a la pared. “Yo solo quiero mejorarme”.

Su papá le dio un abrazo. “Lo sé. ¿Te gustaría recibir una bendición del sacerdocio?”.

Blair asintió. Por lo general, las bendiciones la ayudaban a sentir más paz.

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El papá puso las manos sobre la cabeza de Blair y la bendijo para que descansara y sintiera consuelo. Fue una linda bendición. La ayudó a recordar que el Padre Celestial la amaba. Sin embargo, todavía se sentía triste por sus amigos.

Después de la bendición, la mamá y el papá le dieron a Blair un beso de buenas noches y se fueron para que pudiera dormir.

Blair se recostó y cerró los ojos. La bendición había ayudado, pero aún le dolía.

Se arrodilló junto a la cama. Al principio fue como la mayoría de sus oraciones. Le dijo al Padre Celestial por qué estaba agradecida y le pidió sentirse mejor, pero esta vez siguió orando.

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“Padre Celestial, me siento muy triste. Extraño estar con mis amigos”, dijo ella. “Me siento sola. Nadie entiende cuánto dolor siento todos los días. Extraño cómo me sentía antes de enfermar”.

Cuanto más oraba, más sentía que el Padre Celestial estaba escuchando su oración. No podía oírlo ni verlo, pero sentía Su amor. Sabía que a Él le importaba lo que tenía que decir. Blair no quería que el sentimiento terminara.

Blair oró hasta que le dijo al Padre Celestial todo lo que sentía. Entonces vino un pensamiento a su mente. Los amigos de Blair tal vez nunca supieran cómo se siente tener la enfermedad de Crohn, pero el Padre Celestial y Jesucristo sí lo sabían. Sabían cuánto le dolía y lo sola que se sentía. Siempre podía contar con Ellos.

Blair sintió como si estuviera recibiendo un abrazo muy grande. Después de terminar la oración, fue a buscar a sus padres para contarles lo que había sucedido.

“¿Tuviste una pesadilla?”, preguntó su mamá.

Blair sonrió. “No, he estado orando”.

La mamá parecía sorprendida. “Hace un buen rato que nos dimos las buenas noches. ¿Has estado orando todo ese tiempo?”.

¿Realmente había pasado tanto tiempo? Blair asintió. “Era como estar recibiendo un gran abrazo. El Padre Celestial y Jesucristo saben cómo me siento. ¡Gracias a Ellos, no tengo que sentirme sola!”.

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Ilustraciones por Tammie Lyon