2023
Una solución inesperada
Septiembre de 2023


“Una solución inesperada”, El Amigo, septiembre de 2023, págs. 40–41.

Una solución inesperada

¿Funcionaría la idea de papá?

Esta historia ocurrió en EE. UU.

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La campana sonó mientras el señor Nickels escribía la tarea semanal de matemáticas en la pizarra. Había que resolver muchos problemas. Tomaría mucho tiempo.

“Entreguen la tarea el viernes”, dijo el señor Nickels. “¡Sin excusas!”.

Todos se quejaron. Derek metió el libro de Matemáticas en la mochila, que ya estaba llena.

La escuela nueva de Derek era muy diferente a la anterior. Ahora que estaba en sexto grado, iba a una escuela mucho más grande, con muchos más alumnos. Las asignaturas eran más difíciles y también tenía más tarea.

Sin embargo, lo que más le preocupaba a Derek eran los otros niños. Algunos de ellos parecían muy malos y no quería que nadie se enojara con él.

Derek se colgó la mochila al hombro y caminó por el pasillo. Había niños por todas partes. Mantuvo la mirada hacia abajo y trató de pasar esquivándolos, sin chocar con nadie. A veces, parecía que tan solo mirar a alguien podría hacer que se molestara.

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“¿Cómo te fue en la escuela?”, preguntó papá esa noche, “¿mejoró un poco?”.

“En realidad, no”, dijo Derek.

Papá bajó el libro que estaba leyendo. “¿Recuerdas que me has dicho que a veces te preocupa que alguien en la escuela se enoje contigo sin ningún motivo?”.

Derek asintió, mientras miraba fijamente su tarea.

“Bueno, tengo una idea”, dijo papá, “trata de sonreírles”.

¿Qué? Eso no era lo que Derek esperaba. “No lo sé”, dijo él, “eso parece algo extraño”.

“No hay nada de extraño en sonreír”, dijo mamá.

Papá asintió. “No pierdes nada con intentarlo. Mantén la cabeza en alto e intenta sonreír a quienes veas. Es muy difícil enojarse por una sonrisa”.

Derek pensó en la idea de papá. Oró al respecto antes de irse a dormir y sintió paz. Estaba de acuerdo, lo intentaría.

A la mañana siguiente, Derek bajó del autobús y había una multitud de niños que se amontonaba para entrar por la puerta de la escuela. Derek entró con la cabeza hacia abajo, como de costumbre.

Pero luego recordó la idea de papá. Solo sonríe, pensó él.

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Derek respiró profundo y levantó la cabeza. Un muchacho mayor caminaba hacia él; era al menos de un grado más que Derek, o tal vez dos. Llevaba puesta una camiseta deportiva y daba pasos grandes y rápidos.

Derek casi mira hacia otro lado. Aquel era exactamente el tipo de muchacho que pensaba que podría empujarlo fuera de su camino sin mayor aviso, pero él había prometido intentarlo.

Así que sonrió.

El rostro del otro muchacho se iluminó un poco. Después de que pasó, Derek se detuvo por un momento. ¡Ya no se sentía tan nervioso!

De camino a la clase, Derek les sonrió a más personas. ¡Casi todas le devolvieron la sonrisa! Papá tenía razón, nadie se enojó por una sonrisa.

Al entrar en el salón de clases, Derek pensó que, después de todo, no debía temer tanto a la escuela secundaria. Todavía había mucho que aprender y todavía tenía algunas preocupaciones, pero sonreír ayudó. Tal vez su sonrisa también podría ayudar a otra persona a sentirse mejor.

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Ilustraciones por Daniel Duncan