El fútbol y el día de reposo
Esta historia tuvo lugar en Honduras.
“Todo el sábado procuramos quedar listos para el domingo” (Canciones para los niños, pág. 105).
Para Samuel, el sábado se había interpuesto en su camino hacia un buen domingo.
A Samuel le encantaba ver la televisión con su papá, en especial, los sábados. El papá trabajaba mucho durante la semana. Pero los sábados, la mamá preparaba pastelitos de piña y se sentaban todos juntos a ver televisión.
Un sábado por la noche, decidieron ver un partido de fútbol. Pero el juego comenzó tarde, e iba a durar bastante tiempo. Cuando terminó el primer tiempo, el marcador estaba 0–0. Samuel quería seguir viendo el juego, pero no podía dejar de bostezar.
“Es hora de irse a la cama, Samuelito”, dijo la mamá tiernamente. “Necesitas dormir para que puedas estar despierto mañana en la capilla”.
“Pero, mamá, protestó Samuel. “¡Son dos de los mejores equipos de Honduras!”.
El papá vio el reloj, y dijo: “Está bien. Puedes seguir viendo, pero mañana tienes que levantarte a tiempo”.
El juego se puso más intenso en el segundo tiempo. ¡Ahora Samuel estaba completamente despierto! Él y su padre estaban muy animados. Primero, hubo un tiro de esquina y el arquero [portero o guardameta] hizo una gran atajada. Luego, uno de los equipos marcó un gol, y después marcó el otro equipo. Antes de que Samuel se diera cuenta, el juego había terminado. Quedó empatado 1–1.
A la mañana siguiente, Samuel estaba tan cansado que no quería levantarse. Él sabía, sin embargo, que era importante ir a la capilla.
Durante la reunión sacramental, Samuel comenzó a dormirse; no podía parar de cabecear. La Mamá lo ayudaba a mantenerse despierto, pero estaba tan cansado, que no prestó atención a los discursantes. “Pienso que tu sábado se está interponiendo en tu camino hacia un buen domingo”, le dijo su papá.
En la Primaria, la maestra de Samuel habló acerca de cómo guardar el día de reposo. Preguntó qué podían hacer los niños para hacer que el domingo fuese especial. Samuel pensó un minuto y luego dijo: “Irse a dormir temprano el sábado”.
Al regresar a casa después de las reuniones, Samuel conversó con la mamá y el papá. “Anoche me divertí viendo el juego”, dijo. “Pero debí haberme ido a la cama más temprano. Creo que debemos usar parte del día sábado para prepararnos para el domingo”.
“Estoy de acuerdo”, dijo el papá.
La Mamá asintió: “Yo también”.
El sábado siguiente, había otro juego en la televisión.
“¿Qué vamos a hacer esta noche?”, preguntó el papá. “El partido será tarde de nuevo”.
“En vez de eso, podríamos ver una película“, dijo la mamá.
“O podríamos salir a dar un paseo”, dijo Samuel.
“¿Estás de acuerdo en pasear?”, le preguntó el papá a la mamá.
“Por supuesto”, respondió la mamá. “Lo lindo es estar juntos en familia”.
“Y al llegar a casa, todos vamos a dormir lo suficiente”, dijo Samuel. ¡Y estaremos listos para el domingo!”.