Lifted Hands
Vivir el Evangelio

Los dientes no están limpios de por vida si se cepillan una sola vez

08/27/23 | 1 min de lectura
¡Estar convertido también requiere un esfuerzo repetido!

La conversión no es un premio que se te da una vez en el bautismo y que desempolvas todos los domingos en la iglesia. La conversión continua sucede en las cosas pequeñas que haces todos los días. Es decidir una y otra vez que seguirás creyendo. Así es como llegas a ser tu mejor versión y fortaleces tu fe en el Padre Celestial y en Jesucristo.

A continuación se presentan algunas ideas que pueden ayudarle con su conversión continua:

  1. Anota tus triunfos. Cuando reconoces las cosas pequeñas y buenas que haces todos los días (como guardar los convenios, ser bondadoso, orar, etc.), eso te puede ayudar a ver tu progreso.
  2. Esfuérzate por obtener más luz. Al recibir más luz y conocimiento sobre el Evangelio, llegas a ser más semejante a Dios y a Jesucristo: paciente, compasivo, amoroso, sabio, bondadoso y dispuesto a perdonar.
  3. Desarrolla buenos hábitos. Si intentas deliberadamente tener pensamientos de ser más bondadoso, amar de mejor manera, servir a los demás o ser más agradecido, tu cerebro tendrá esos pensamientos más a menudo. Entonces, si actúas de acuerdo con esos pensamientos, desarrollarás un buen hábito. Es mucho más fácil ser bueno cuando tienes el hábito de “hacer el bien continuamente” (véase Alma 63:2).
  4. Recuerda las buenas nuevas. Las buenas nuevas del Evangelio de Jesucristo te dan la increíble oportunidad de entender el propósito de la vida y de cumplirlo, pero depende de ti. Tú decides si aprovechas o no esa oportunidad. Tus decisiones importan porque edifican quien eres ahora hasta convertirte en quien llegarás a ser.

Comprométete, ¡no te olvides!

Escoge una de estas ideas en la que trabajar por ahora. En lugar de leer esta publicación y olvidarte de ella, establece una meta para continuar tu conversión diaria.
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