Hoy es el día para perdonar

Sabiendo lo imperfectos que somos, de seguro podemos extender el perdón sanador a aquellos que amamos. Jesús dijo: “Yo, el Señor, perdonaré a quien sea mi voluntad perdonar, mas a vosotros os es requerido perdonar a todos los hombres” (D. y C. 64:10). El consuelo y la paz morarán en nuestro hogar cuando nos perdonemos los unos a los otros liberalmente.

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¿Conocen a alguien que necesite ser perdonado? ¿Hay alguien de su casa, de su familia... que haya hecho algo injusto, algo cruel o algo que una persona cristiana no debería hacer? Todos somos culpables de tales transgresiones; por eso, seguramente hay alguien que necesita su perdón”.

El espíritu debe quedar libre de las fuertes cadenas y de los viejos rencores a fin de que el entusiasmo por la vida conceda optimismo al alma. En muchas familias hay sentimientos heridos y renuencia a perdonar. Independientemente de cuál haya sido el problema, no puede ni debe permitirse que siga causando daño. El seguir culpando a los demás mantiene abierta la herida; sólo el perdonar la cicatriza”.

No atesoren los agravios del pasado, procesándolos una y otra vez. En una relación matrimonial, el resentimiento es destructivo; perdonar es divino (véase D. y C. 64:9–10). Supliquen la guía del Espíritu del Señor, a fin de perdonar las ofensas... superar las faltas y fortalecer su relación”.

Para lograr la unión, hay mandamientos que debemos guardar en cuanto a lo que sentimos. Debemos perdonar y no tener malicia alguna contra los que nos ofendan. El Salvador nos dio el ejemplo desde la cruz: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:34). No sabemos lo que llevan en el corazón los que nos ofenden”.

Es posible que lleves una pesada carga de sentimientos heridos ocasionados por otra persona que te haya ofendido seriamente. Tu reacción a esa ofensa puede haber distorsionado tu comprensión, por lo que te sientes justificado a esperar que esa persona te pida perdón para aliviar el dolor que sientes. El Salvador aclaró esa forma de pensar cuando mandó: ‘Yo, el Señor, perdonaré a quien sea mi voluntad perdonar, mas a vosotros os es requerido perdonar a todos los hombres’ [D. y C. 64:10]”.

¿Cómo podemos ser más respetuosos con los demás?

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