Jesucristo desempeña una función central en nuestras creencias y en nuestra vida. Nuestra misión es invitar a todos los hijos de Dios a seguir a Jesús y experimentar el gozo que es posible gracias a Él.
Quiénes somos
Establecida en 1830
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días se estableció formalmente en 1830 en Fayette, Nueva York, con José Smith como el primer Presidente de la Iglesia.
Una comunidad mundial
La Iglesia ha crecido desde sus humildes comienzos hasta convertirse en una comunidad mundial de diecisiete millones de creyentes unidos para seguir a Jesucristo.
Guiados por revelación
Somos parte de la Iglesia restaurada de Jesucristo, dirigida por el Salvador por medio de Su profeta divinamente inspirado.
¿Son cristianos los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días?
¡Sí! Creemos que Jesucristo es el Hijo de Dios y el Salvador del mundo, y nos esforzamos por seguirlo. Al igual que muchas denominaciones cristianas, los detalles de nuestras creencias difieren en cierta medida de los de otras iglesias cristianas. Pero somos devotos seguidores de Cristo y de Sus enseñanzas. Las partes únicas y bellas de nuestra teología ayudan a profundizar nuestra comprensión de Jesús y Su Evangelio.
¿Creen en la Biblia?
¡Sí! Creemos que la Biblia es la palabra de Dios. La estudiamos con regularidad en nuestros hogares y en la Iglesia, e intentamos vivir según sus enseñanzas. Creemos que el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento trabajan juntos con el Libro de Mormón, que es otro testamento de Jesucristo, para actuar como testigos de Jesús y darnos una comprensión más completa del plan de Dios.
¿Qué ocurre en los templos?
Los templos son diferentes de los otros edificios donde celebramos los servicios de adoración dominicales. Son nuestros lugares más sagrados, reservados para la obra más sagrada de Dios. Las cosas que hacemos en el templo giran en torno a la promesa de que podemos vivir con Dios y con nuestros seres queridos por toda la eternidad. En el templo, nos comprometemos más plenamente a seguir a Jesucristo. Hacemos promesas a Dios, como la de guardar Sus mandamientos y dedicarnos nosotros mismos y todo lo que tenemos a Él. Esposos y esposas, padres e hijos se unen, o se “sellan” unos a otros, por toda la eternidad. Hacemos la misma obra por nuestros antepasados, dándoles la oportunidad de aceptar esas bendiciones en la próxima vida si así lo desean.
¿Podría alguien como yo ser bienvenido en la iglesia?
¡Claro! Creemos que todos somos hijos de Dios y que Sus bendiciones prometidas están disponibles para todos nosotros si nos esforzamos por seguir Su palabra, sin importar nuestras características o nuestro pasado. La Iglesia es un lugar para que todos aprendamos y progresemos. Es posible que tengas en mente un estereotipo en el que no encajas, pero lo cierto es que nuestros miembros proceden de todos los ámbitos e intereses. Ven a visitarnos y quizás te sorprenda a quién encontrarás sentado en los bancos de al lado.
Los miembros de nuestra Iglesia que dedican tiempo como misioneros pueden visitarte en línea o en persona para compartir un mensaje inspirador y responder tus preguntas más personalmente.
Todos podemos llegar a ser mejores personas por medio de Jesús a medida que aprendemos y servimos juntos en Su Iglesia. Ven y ve quiénes somos al adorar con nosotros el próximo domingo.