Capítulo 9
La reina de Sabá visita a Salomón — Salomón sobresale en sabiduría, riqueza y grandeza — Después de reinar durante cuarenta años, Salomón muere y Roboam llega a ser rey.
1 Y cuando la reina de Sabá oyó de la fama de Salomón, vino a Jerusalén con un séquito muy grande, con camellos cargados de especias, y oro en abundancia y piedras preciosas, para probar a Salomón con preguntas difíciles. Y cuando llegó ante Salomón, habló con él de todo lo que tenía en su corazón.
2 Y Salomón le contestó a todas sus preguntas; ninguna cosa quedó que Salomón no le declarase.
3 Y cuando la reina de Sabá vio la sabiduría de Salomón y la casa que había edificado,
4 y la comida de su mesa, y los asientos que ocupaban sus siervos, y la apariencia de los que le servían y los vestidos de ellos, y sus coperos y sus vestidos, y su escalinata por donde subía para ofrecer holocaustos a la casa de Jehová, se quedó sin aliento.
5 Y dijo al rey: Es verdad lo que había oído en mi tierra de tus cosas y de tu sabiduría;
6 pero yo no creía las palabras de ellos, hasta que he venido, y mis ojos han visto; y he aquí que ni aun la mitad de la grandeza de tu sabiduría me había sido dicha, porque tú superas la fama que yo había oído.
7 Dichosos tus hombres, y dichosos estos tus siervos que están siempre delante de ti y oyen tu sabiduría.
8 Bendito sea Jehová tu Dios, quien se ha complacido en ti, poniéndote sobre su trono como rey para Jehová tu Dios; porque tu Dios amó a Israel, afirmándolo perpetuamente; por eso te ha puesto como rey sobre ellos, para que hagas juicio y justicia.
9 Y dio al rey ciento veinte talentos de oro, y una gran cantidad de especias y piedras preciosas; nunca hubo tales especias como las que dio la reina de Sabá al rey Salomón.
10 También los siervos de Hiram y los siervos de Salomón, que habían traído el oro de Ofir, trajeron madera de sándalo y piedras preciosas.
11 E hizo el rey de la madera de sándalo gradas en la casa de Jehová y en la casa del rey, y arpas y salterios para los cantores; nunca en la tierra de Judá se había visto madera semejante.
12 Y el rey Salomón dio a la reina de Sabá todo lo que ella quiso y todo lo que ella le pidió, más de lo que ella había traído al rey. Después se volvió y se fue a su tierra con sus siervos.
13 Y el peso del oro que Salomón recibía cada año era seiscientos sesenta y seis talentos de oro,
14 sin contar lo que traían los mercaderes y comerciantes. También todos los reyes de Arabia y los gobernadores de la tierra traían oro y plata a Salomón.
15 E hizo el rey Salomón doscientos escudos grandes de oro batido, cada uno de los cuales tenía seiscientos siclos de oro labrado;
16 asimismo trescientos escudos de oro batido, teniendo cada escudo trescientos siclos de oro; y los puso el rey en la Casa del Bosque del Líbano.
17 Además, el rey hizo un gran trono de marfil y lo recubrió de oro puro.
18 Y el trono tenía seis gradas con un estrado de oro fijado al trono, y brazos a uno y otro lado del asiento, y dos leones que estaban junto a los brazos.
19 Había también allí doce leones sobre las seis gradas a uno y otro lado. Jamás fue hecho trono semejante en reino alguno.
20 Toda la vajilla del rey Salomón era de oro, y toda la vajilla de la Casa del Bosque del Líbano, de oro puro. No había nada de plata, pues en los días de Salomón la plata no era apreciada.
21 Porque la flota del rey iba a Tarsis con los siervos de Hiram, y cada tres años solían venir las naves de Tarsis trayendo oro, plata, marfil, monos y pavos reales.
22 Y superaba el rey Salomón a todos los reyes de la tierra en riqueza y en sabiduría.
23 Y todos los reyes de la tierra procuraban ver el rostro de Salomón, para oír la sabiduría que Dios había puesto en su corazón.
24 Y cada uno de ellos traía su presente: artículos de plata, y artículos de oro, y vestidos, armas, y especias, caballos y mulos todos los años.
25 Tuvo también Salomón cuatro mil caballerizas para los caballos y carros, y doce mil jinetes, los cuales puso en las ciudades de los carros, y con el rey en Jerusalén.
26 Y tuvo dominio sobre todos los reyes desde el río hasta la tierra de los filisteos y hasta el límite con Egipto.
27 Y el rey hizo que hubiera en Jerusalén tanta plata como piedras, y tantos cedros como los sicómoros que nacen en los campos en abundancia.
28 Traían también caballos para Salomón, de Egipto y de todas las tierras.
29 Los demás hechos de Salomón, los primeros y los postreros, ¿no están escritos en los libros del profeta Natán, y en la profecía de Ahías, el silonita, y en las profecías del vidente Iddo contra Jeroboam hijo de Nabat?
30 Y reinó Salomón en Jerusalén sobre todo Israel cuarenta años.
31 Y durmió Salomón con sus padres, y lo sepultaron en la ciudad de David, su padre; y reinó en su lugar Roboam, su hijo.