Compartir el Evangelio
obra misional


Amar, compartir e invitar

2:46

Maneras sencillas de amar, compartir e invitar

El Señor resucitado mandó a Sus apóstoles: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Marcos 16:15). Hoy tenemos la misma comisión divina. En Doctrina y Convenios, el Salvador nos invita a “abr[ir] [nuestra] boca para declarar [Su] Evangelio” (Doctrina y Convenios 30:5).

El élder Gary E. Stevenson nos recuerda que “se puede cumplir con la gran comisión del Salvador mediante unos principios sencillos y fáciles de entender que se nos han inculcado desde la infancia: amar, compartir e invitar” (“Amar, compartir, invitar”, Liahona, mayo de 2022, pág. 85). Esos principios son formas cohesivas y poderosas de compartir el Evangelio con las personas de maneras normales y naturales. No se precisa una placa de identificación ni una carta; tampoco se necesita un llamamiento formal.

Amar: “Amar a los demás es la manifestación elocuente del segundo gran mandamiento de amar a nuestro prójimo, pues deja entrever el proceso refinador del Santo Espíritu obrando en el interior de nuestra alma. Al tratar a los demás con amor cristiano, tal vez hagamos que quienes vean nuestras buenas obras ‘glorifiquen a [nuestro] Padre que está en los cielos’ [Mateo 5:16]” (Gary E. Stevenson, “Amar, compartir, invitar”, pág. 85).

Compartir: “Todos compartimos cosas con otras personas y lo hacemos a menudo. Compartimos las películas y las comidas que nos gustan, las cosas divertidas que vemos, los lugares que visitamos, el arte que apreciamos y las citas que nos inspiran. ¿Cómo podríamos agregar sencillamente a esa lista de lo que ya compartimos aquello que nos encanta del Evangelio de Jesucristo?” (Gary E. Stevenson, “Amar, compartir, invitar”, pág. 86).

Invitar: “Hay centenares de invitaciones que podemos extender a los demás. Podemos invitarlos a ‘venir y ver’ un servicio sacramental, una actividad de barrio o un video en línea que explique el Evangelio de Jesucristo. ‘Venir y ver’ puede ser una invitación a leer el Libro de Mormón o a visitar un templo nuevo durante el programa de puertas abiertas previo a su dedicación” (Gary E. Stevenson, “Amar, compartir, invitar”, pág. 86).

En la medida que vivas tu fe y sigas las impresiones espirituales de compartir el Evangelio, puedes experimentar el gozo que viene de ayudar a las personas a venir a Cristo cada día.

Maneras en las que todos pueden compartir el Evangelio

Ora al Padre Celestial pidiéndole ayuda. Véase “Amar, compartir e invitar: La historia del élder Mark A. Bragg”.

1:56

Sé un buen ejemplo para los demás. Véase “Amar, compartir e invitar: La historia del élder Rubén V. Alliaud”.

2:28

Invita a un amigo a asistir a la Iglesia contigo. Véase “Amar, compartir e invitar: La historia del élder Takashi Wada”.

2:27

Ayuda a los demás a sentirse bienvenidos. Véase “Amar, compartir e invitar: La historia de la hermana Tracy Y. Browning”.

2:1

Invita a un vecino a una actividad de la Iglesia. Véase “Amar, compartir e invitar: La historia de la hermana Andrea Muñoz Spannaus”.

1:45

Conoce a alguien nuevo. Véase “Amar, compartir e invitar: La historia del élder Joaquín E. Costa”.

2:33

Sigue las impresiones del Espíritu. Véase “Amar, compartir e invitar: La historia de Madeline”.

1:48

Testifica del poder de la oración en tu vida. Véase “Amar, compartir e invitar: La historia de Cameron”.

1:50

Regala un ejemplar del Libro de Mormón o comparte la aplicación del Libro de Mormón. Véase “Amar, compartir e invitar: La historia del élder Edward Dube”.

1:55

Ideas y recursos adicionales:

De qué maneras pueden los niños compartir el Evangelio

De qué maneras pueden los jóvenes compartir el Evangelio

De qué maneras pueden los jóvenes adultos compartir el Evangelio

De qué maneras pueden los adultos compartir el Evangelio

De qué maneras pueden las familias compartir el Evangelio

Fundamento doctrinal y principios clave de amar, compartir e invitar

  • Emulamos a Cristo y Su carácter cuando amamos, compartimos e invitamos.

  • Compartir nuestro amor por el Salvador y el Evangelio puede brindarnos gozo a nosotros, al Señor y a los demás. Además, invita al Espíritu y al poder de Dios más abundantemente a nuestra vida (véase Juan 15:4–5; Mosíah 18:10), nos protege de la tentación (véase 3 Nefi 18:24–25), y brinda sanación y perdón de los pecados (véase Doctrina y Convenios 4:4; 62:3).

  • Amar, compartir e invitar no es un programa de la Iglesia. El élder Gary E. Stevenson nos recuerda que “estas tres cosas no son más que una mera extensión de lo que ya somos como discípulos de Jesucristo”.

  • “Cualquier esfuerzo por vivir los principios de amar, compartir e invitar es positivo, ya sea que una persona se reúna o no con los misioneros o se una o no a la Iglesia” (Predicad Mi Evangelio: Una guía para compartir el Evangelio de Jesucristo, 2023, pág. 171).

  • ¿Cómo debemos amar, compartir e invitar?

    • Muchos de los que se unen a la Iglesia se ven influenciados de manera positiva al observar la vida de los miembros comunes y corrientes. Al mostrarnos abiertamente como seguidores de Jesucristo y como parte de Su Evangelio restaurado, estamos compartiendo el Evangelio.

    • Podemos compartir el Evangelio como una extensión de nuestra vida diaria e invitar a las personas a venir y ver, venir y servir, y venir y pertenecer de maneras genuinas.

    • Algunas personas quizás sientan que no tienen oportunidades de compartir el Evangelio. Interactuar con más personas como parte de nuestra rutina diaria es una manera sencilla de contribuir a aumentar las oportunidades de compartir el Evangelio y entablar conexiones duraderas.

    • El Salvador nos invitó a “veni[r] y ve[r]” (véase Juan 1:37–39) y a hacer lo mismo con los demás, especialmente cuando nos reunimos como miembros de la Iglesia (véase 3 Nefi 18:22, 25).