“Habilidad: Ayudar a los alumnos a decidir qué método de estudio de las Escrituras utilizar al proporcionarles una variedad de métodos de estudio de las Escrituras para que consideren”, Recursos de apoyo y capacitación para maestros, 2024
Metas de estudio de las Escrituras
Habilidad: Ayudar a los alumnos a decidir qué método de estudio de las Escrituras utilizar al proporcionarles una variedad de métodos de estudio de las Escrituras para que consideren.
¿Cuál es mi comprensión o capacidad inicial? (Evaluación):
¿Ha pensado en cuántos métodos diferentes existen para estudiar las Escrituras? ¿Con cuántos cree que están familiarizados sus alumnos?
¿Qué es eso y por qué es importante? (Definir):
El presidente Nelson dijo: “Les sugiero que desarrollen un estilo de estudio que se acomode a ustedes” (Russell M. Nelson, “El vivir mediante la guía de las Escrituras”, Liahona, enero de 2001). Cuando los alumnos eligen un método de estudio de las Escrituras que se ajusta a sus necesidades individuales, es más probable que se sientan motivados y entusiasmados por lograr su meta de estudio de las Escrituras y sientan en su vida el poder de estudiar la palabra de Dios. Los maestros no deben tratar de dirigir a los alumnos hacia un método específico, sino más bien, al tiempo que los animan a fijarse una meta personal de estudio, deben ayudarlos a evaluar qué método es mejor para ellos. Una manera de hacerlo es proporcionando a los alumnos una variedad de métodos de estudio de las Escrituras para elegir. También puede resultar muy eficaz invitar a los alumnos que ya han descubierto métodos eficaces de estudio de las Escrituras a que los comenten con sus compañeros.
¿Quién o qué sería un buen ejemplo de esto? (Ejemplificar):
Cuando el hermano Billings invita a sus alumnos a comenzar a reflexionar sobre cuáles serán sus metas de estudio de las Escrituras, les entrega el documento “Declaraciones sobre métodos y técnicas para el estudio de las Escrituras” (que se encuentra a continuación). Les da a sus alumnos cinco minutos para examinar el documento y leer las secciones que les llamen la atención en busca de cosas que les gustaría probar. Transcurridos los cinco minutos, hace las siguientes preguntas:
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Después de revisar esta lista, ¿qué métodos creen que les sería útil emplear ahora mismo?
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¿Hay algún método que no esté en la lista que les gustaría probar o seguir utilizando?
A medida que los alumnos sugieren cosas que no están enumeradas en el volante, el hermano Billings las escribe en la pizarra. Después del análisis, anima a sus alumnos a decidir qué método será el mejor para su meta de estudio de las Escrituras y los apoya en la meta que hayan establecido.
¿Cómo puedo practicar el uso de esta habilidad o la puesta en práctica de este principio? (Practicar)
Repase la página de recursos “Declaraciones sobre métodos y técnicas para el estudio de las Escrituras” (que se encuentra a continuación) y elabore al menos una pregunta que pueda hacer a sus alumnos y que los anime a encontrar un método de estudio de las Escrituras que funcione para ellos.
Reflexionar o analizar:
¿Cómo cree que influyen los métodos de estudio de las Escrituras de los alumnos en la forma en que aprenden de las Escrituras?
¿Cómo y cuándo incorporaré esto?
Determine cómo proporcionará a sus alumnos opciones de métodos y técnicas de estudio que puedan utilizar. Decida la pregunta o preguntas que utilizará para ayudarlos a determinar el método que mejor se ajuste sus necesidades. (Si lo desea, podría considerar utilizar esto en combinación con otras técnicas para establecer metas de estudio de las Escrituras, tales como reconocer las bendiciones del estudio de las Escrituras; alentarlos a que, con espíritu de oración, establezcan una meta de estudio de las Escrituras; o decidir cuándo y dónde estudiar, por ejemplo).
Tenga en cuenta que algunos alumnos estarán listos para decidir durante la clase el método de estudio de las Escrituras que les gustaría seguir. Otros podrían tener que meditar y orar un poco antes de decidirse. Sería beneficioso hacer un seguimiento periódico de los alumnos y ofrecerles ayuda en este sentido.
Declaraciones sobre métodos y técnicas para el estudio de las Escrituras
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Busca al Salvador y Sus enseñanzas. |
“Segundo, l[o]s invito a leer el Libro de Mormón entre ahora y el fin de año […]. Y, a medida que estudien con espíritu de oración, les prometo que los cielos se les abrirán. El Señor las bendecirá con mayor inspiración y revelación. Conforme lean, l[o]s aliento a marcar cada versículo que mencione o haga alusión al Salvador. Después, de manera consciente hablen de Cristo, regocíjense en Cristo y prediquen de Cristo con sus familias y amigos. Ustedes y ellos se acercarán más al Señor mediante este proceso, y comenzarán a suceder cambios, incluso milagros” (Russell M. Nelson, “La participación de las hermanas en el recogimiento de Israel”, Liahona, noviembre de 2018, págs. 69–70). “Cuando respondemos a la dulce invitación del Señor, ‘aprended de mí’, llegamos a ser partícipes de Su poder divino” (Thomas S. Monson, “Aprended de Mí”, Liahona, marzo de 2016, pág. 6). “Aprende de mí y escucha mis palabras; camina en la mansedumbre de mi Espíritu, y en mí tendrás paz” (Doctrina y Convenios 19:23). |
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Reconoce las bendiciones prometidas que provienen del estudio de las Escrituras. |
“Mis queridos hermanos y hermanas, les prometo que si cada día estudian el Libro de Mormón con espíritu de oración, cada día tomarán mejores decisiones. Les prometo que cuando mediten en lo que estudien, se abrirán las ventanas de los cielos y recibirán respuestas a sus preguntas y dirección para su vida. Les prometo que si cada día se sumergen en el Libro de Mormón, estarán vacunados contra los males de esta época, incluso la plaga esclavizante de la pornografía y otras adicciones que entumecen la mente” (Russell M. Nelson, “El Libro de Mormón: ¿Cómo sería su vida sin él?”, Liahona, noviembre de 2017, pág. 62). “El meditar en un pasaje de las Escrituras puede ser la llave que abra la revelación, la guía y la inspiración del Espíritu Santo. Las Escrituras pueden calmar un alma atribulada, brindándole paz, esperanza y restaurándole confianza en su propia capacidad para vencer los desafíos de la vida. Ellas tienen gran poder para sanar los desafíos emocionales, si se tiene fe en el Salvador, y pueden acelerar la sanación física” (véase Richard G. Scott,“El poder de las Escrituras”, Liahona, noviembre de 2011, pág. 6). “Les dije que era la palabra de Dios; y que quienes escucharan la palabra de Dios y se aferraran a ella, no perecerían jamás; ni los vencerían las tentaciones ni los ardientes dardos del adversario para cegarlos y llevarlos hasta la destrucción” (1 Nefi 15:24). |
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Ayude a los alumnos a decidir qué método de estudio de las Escrituras utilizar. |
“[Ahora] les sugiero que desarrollen un estilo de estudio que se acomode a ustedes. Una manera es leer un libro de Escritura desde la primera página hasta la última. Este método sirve para dar una buena perspectiva general, pero otros métodos también tienen mérito. El prestar atención a un tema en particular, complementándolo con el uso de notas correlacionadas al pie de página y las guías de estudio, sirve para encender la luz del entendimiento doctrinal” (véase Russell M. Nelson, “El vivir mediante la guía de las Escrituras”, Liahona, enero de 2001). “Debes prestar más atención al tiempo que pases en las Escrituras que a la cantidad de texto que leas en ese tiempo. A veces te imagino leyendo algunos versículos, deteniéndote a meditar en ellos, volviéndolos a leer con detenimiento y, al pensar en lo que significan, orando para recibir entendimiento, haciéndote preguntas en tu mente, esperando recibir impresiones espirituales y anotando las impresiones e ideas que recibas para recordarlas y aprender más. Al estudiar de este modo, tal vez no leas muchos capítulos o versículos en media hora, pero harás lugar en tu corazón a la palabra de Dios, y Él se dirigirá a ti” (D. Todd Christofferson, “Cuando te hayas convertido”, Liahona, mayo de 2004, págs. 11–12). “Y mirad que se hagan todas estas cosas con prudencia y orden; porque no se exige que un hombre corra más aprisa de lo que sus fuerzas le permiten. Y además, conviene que sea diligente, para que así gane el galardón; por tanto, todas las cosas deben hacerse en orden” (Mosíah 4:27). |
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Compara las Escrituras a tu vida personal. |
“Empezamos con la determinación de ‘compar[ar] todas las Escrituras a nosotros mismos para nuestro provecho e instrucción’ [1 Nefi 19:23]. Si ‘march[amos] adelante, deleitándo[nos] en la palabra de Cristo, y persever[amos] hasta el fin […], tendr[emos] la vida eterna’ [2 Nefi 31:20] […]. Al meditar y orar en cuanto a principios de doctrina, el Espíritu Santo hablará a sus mentes y a sus corazones [Doctrina y Convenios 8:2]. De los acontecimientos de las Escrituras, destilarán a sus corazones nuevas perspectivas y principios pertinentes a su situación. Ustedes cultivan estas experiencias de revelación al vivir de acuerdo con la luz que ya se les ha dado y al escudriñar las Escrituras con propósitos puros, con la verdadera intención de ‘venir a Cristo’ [Jacob 1:7]. Al hacerlo, su confianza ‘se fortalecerá en la presencia de Dios’ y el Espíritu Santo será su compañero constante [Doctrina y Convenios 121:45–46]” (véase Russell M. Nelson, “El vivir mediante la guía de las Escrituras”, Liahona, enero de 2001). “Familiarícense con las lecciones que se enseñan en las Escrituras. Aprendan las circunstancias y el entorno de las parábolas del Maestro y las admoniciones de los profetas. Estúdienlas como si les hablaran a ustedes, porque así es” (Thomas S. Monson, “Sé lo mejor que puedas ser”, Liahona, abril de 2009). |
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Establece un tiempo regular para estudiar las Escrituras cada día. |
“Para el estudio de las Escrituras se necesita un horario al cual apegarse; de otro modo, las bendiciones más importantes quedarán a merced de las cosas menos importantes” (Russell M. Nelson, “El vivir mediante la guía de las Escrituras”, Liahona, enero de 2001). “El estudio intensivo no es tan eficaz como la lectura y aplicación diaria de las Escrituras en nuestra vida” (Thomas S. Monson, “Sé lo mejor que puedas ser”, Liahona, mayo de 2009, pág. 68). “La única forma en la que se puede garantizar que un horario muy ocupado no nos aleje del estudio de las Escrituras es establecer una hora fija para estudiarlas […]. Cuando me encuentro en situaciones en las que me desvío de ese modelo, me es difícil. Una vez que uno se acostumbra al estudio regular de las Escrituras, se echa de menos si no se hace. Es como la comida; se ha de tener. Sé que necesito las Escrituras tanto como necesito comer y así como no omito ninguna comida, tampoco omito el estudio regular de las Escrituras” (Henry B. Eyring, “Un análisis sobre el estudio de las Escrituras”, Liahona, julio de 2005, pág. 10). “De cierto digo que [debéis] estar anhelosamente consagrados a una causa buena, y hacer muchas cosas de [vuestra] propia voluntad y efectuar mucha justicia” (Doctrina y Convenios 58:27). “Cesad de ser ociosos; cesad de ser impuros; cesad de criticaros el uno al otro; cesad de dormir más de lo necesario; acostaos temprano para que no os fatiguéis; levantaos temprano para que vuestros cuerpos y vuestras mentes sean vigorizados” (Doctrina y Convenios 88:124). Escrituras: Diez minutos al día (Liahona, septiembre de 2017, págs. 58–61) Pan de cada día: Modelos (video, 2:51) |
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Ora antes, durante o después del estudio de las Escrituras y pide al Padre Celestial que te enseñe por medio del Espíritu Santo. |
“Debido a que la verdad que se da por revelación solo se puede entender mediante la revelación, nuestros estudios tienen que ir acompañados de la oración” (véase Russell M. Nelson, “El vivir mediante la guía de las Escrituras”, Liahona, enero de 2001). “A fin de recibir revelación es necesario prepararse. He descubierto en mi estudio personal de las Escrituras que siempre debo orar antes de leerlas; y luego soy paciente. El Señor nos da revelación en Su propio tiempo, a Su manera, según Su propia voluntad. A veces, solo tenemos que esperar. Hay otra cosa sobre la revelación personal que debemos tener presente, y es que el Señor no grita jamás: Él susurra (véase Helamán 5:30). Algunas personas creen que nunca han recibido revelación porque nunca han escuchado una voz fuerte ni han visto un ángel, pero es que el Señor susurra. Cuando procuren recibir revelación, esperen escuchar un susurro” (Dallin H. Oaks, “You Can Do This”, New Era, abril de 2020, pág. 13). “No conozco una manera mejor de recordarle siempre que el estudio diario de las Escrituras” (David A. Bednar, “Understanding the Importance of Scripture Study,” devocional en la Universidad Brigham Young–Idaho, 6 de enero de 1998, byui.edu). “Si deseamos hablar con Dios, oramos; y si deseamos que Él nos hable, escudriñamos las Escrituras, porque por medio de Sus profetas recibimos Sus palabras. De modo que Él nos enseñará a medida que prestemos atención a la inspiración del Espíritu Santo” (Robert D. Hales, “Las Santas Escrituras: El poder de Dios para nuestra salvación”, Liahona, noviembre de 2006, pág. 27). |
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Haz preguntas y escudriña las Escrituras en busca de respuestas a tus preguntas sobre el Evangelio. |
¿Por qué es el domingo un día para reposar? ¿En qué se parece mi vida a este relato? ¿Qué diferencia supondría el honrar a mis padres? “A fin de lograr la guía de las Escrituras, convendría hacer […] preguntas específicas [1 Nefi 10:19]. Se podrían preguntar: ‘¿Qué principio se puede aprender de estas enseñanzas del Señor?’” (Russell M. Nelson, “El vivir mediante la guía de las Escrituras”, Liahona, enero de 2001). “Porque el que con diligencia busca, hallará; y los misterios de Dios le serán descubiertos por el poder del Espíritu Santo, lo mismo en estos días como en tiempos pasados, y lo mismo en tiempos pasados como en los venideros; por tanto, la vía del Señor es un giro eterno” (1 Nefi 10:19). |
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Crea una lista de pasajes de las Escrituras que tengan un significado especial para ti. |
Podrías empezar con los versículos de dominio de las Escrituras o algunos de tus pasajes favoritos que te hayan inspirado en el pasado. Tal vez desees trabajar en la memorización de algunos versículos. A medida que leas esos pasajes especiales, intenta consultar las referencias que figuran al pie de página y comprueba a dónde te llevan en tu estudio. |
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Comienza un diario de las Escrituras. |
Cuando leas las Escrituras y medites en ellas, ten a mano tu diario y un bolígrafo o lápiz. Puedes copiar algún versículo de las Escrituras que te inspire, tomar notas sobre lo que aprendas o anotar cualquier impresión espiritual. También puedes escribir ideas para tu estudio futuro. |
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Aprende sobre el contexto. |
“Aprendan las circunstancias y el entorno de las parábolas del Maestro y las admoniciones de los profetas” (Thomas S. Monson, “Sé lo mejor que puedas ser”, Liahona, mayo de 2009, pág. 68). |
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¡Empieza hoy! |
Cualquiera que sea la manera que escojas para estudiar las Escrituras, tu estudio te ayudará a fortalecer tu testimonio y a aumentar tu entendimiento del Evangelio. En otras palabras, no hay una única manera correcta de estudiar las Escrituras; por tanto, no temas diversificar y probar nuevos enfoques en tu manera de leer. |
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Recursos adicionales |
Russell M. Nelson, “El vivir mediante la guía de las Escrituras”, Liahona, enero de 2001 Henry B. Eyring, “Un análisis sobre el estudio de las Escrituras”, Liahona, julio de 2005, págs. 8–12 D. Todd Christofferson, “La bendición de las Escrituras”, Liahona, mayo de 2010, págs. 32–35 La bendición de las Escrituras (video, 3:03) “Ten Scripture Study Tools”, Ensign, septiembre de 2010, pág. 31 Enseñanzas de los profetas de nuestros días en cuanto a las bendiciones de estudiar las Escrituras Richard G. Scott, “El poder de las Escrituras”, Liahona, noviembre de 2011, págs. 6–8 |