Adicción
Principio 10


“Levantar las manos caídas”, Guía de apoyo: Ayuda para el cónyuge y los familiares de las personas en proceso de recuperación, 2014.

“Levantar las manos caídas”, Guía de apoyo: Ayuda para el cónyuge y los familiares de las personas en proceso de recuperación.

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dos mujeres conversando

Principio 10

Levantar las manos caídas

“De manera que, sé fiel; ocupa el oficio al que te he nombrado; socorre a los débiles, levanta las manos caídas y fortalece las rodillas debilitadas” (D. y C. 81:5).

Apoyar en rectitud

La manera en que apoyamos a nuestros seres queridos en rectitud es al reforzar sus esfuerzos por venir a Cristo y recuperarse de sus malas decisiones. Cuando nuestros seres queridos toman malas decisiones que tienen como resultado consecuencias graves, es natural querer protegerlos de dichas consecuencias. Quizás intentemos reparar nosotros mismos el daño y hacer la restitución en su favor. En algunos casos, nuestra ayuda puede ser muy beneficiosa e incluso salvar la vida; sin embargo, debemos tener cuidado de no apoyarlos en sus malas decisiones ni de habilitarlos para que cometan pecados. Si caemos en la trampa de rescatarlos continuamente, podemos entorpecer su recuperación y hacer que demoren en acudir al Señor en busca de ayuda.

Es importante recordar que “el Señor… no pued[e] considerar el pecado con el más mínimo grado de tolerancia” (D. y C. 1:31). El que nuestros seres queridos experimenten las consecuencias negativas de sus actos puede ayudarles a decidir cambiar (véase Lucas 15:17). El profeta Alma aconsejó a su hijo: “… No persistiría en hablar de tus delitos, para atormentar tu alma, si no fuera para tu bien” (Alma 39:7). Todos somos responsables de nuestras palabras, actos y pensamientos (véase Mosíah 4:30), y no nos es posible quitarles a nuestros seres queridos la responsabilidad de sus actos. Es solo por medio del arrepentimiento y la obediencia a los mandamientos que nuestros seres queridos pueden ser sanados, recibir el perdón de sus errores y comparecer ante el Señor en rectitud.

  • ¿Por qué es importante que su ser querido sea responsable de sus actos?

  • ¿Cómo puede saber si realmente está apoyando a su ser querido en su recuperación, en lugar de habilitar su comportamiento incorrecto?

Dar apoyo y ánimo

Nuestros seres queridos se enfrentan a muchas dificultades cuando se esfuerzan por recuperarse. Podrían sentirse quebrantados, defectuosos e indignos de nuestro amor y del de Dios. Pueden perder la esperanza de ser limpios nuevamente. A fin de cambiar, necesitan esperanza para el futuro y la repetida confirmación de que ellos merecen la pena del esfuerzo requerido. Nuestra función no es la de lograr una recuperación a favor de nuestros seres queridos, sino alentarlos y amarlos mientras trabajan en su recuperación. El expresar nuestra fe en el Salvador y el apoyar a nuestros seres queridos en sus esfuerzos sinceros por cambiar puede ayudarlos a progresar hacia la recuperación.

El Salvador es el ejemplo perfecto de apoyo y ánimo; Él se llenó de compasión hacia los que le rodeaban (véanse 3 Nefi 17:6; Mateo 9:36; 14:14). La hermana Barbara Thompson, que formó parte de la Presidencia General de la Sociedad de Socorro, explicó: “Compasión significa sentir amor y misericordia hacia otra persona. Significa compadecerse y tener el deseo de aliviar el sufrimiento de los demás. Significa mostrar bondad y ternura hacia alguien más” (véase “Y tened compasión de los que dudan”, Liahona, noviembre de 2010, pág. 119). Cuando sentimos compasión, nos esforzamos por entender la vergüenza o la desesperación que pudieran sentir nuestros seres queridos y tenemos en consideración todo el esfuerzo que están haciendo. “[Llevamos] las cargas los unos de los otros… llora[mos] con los que lloran… y [consolamos] a los que necesitan de consuelo” (Mosíah 18:8–9). La compasión no significa que apoyamos sus malas decisiones ni que justificamos su comportamiento; sin embargo, ofrecemos una mano amorosa y damos aliento.

  • ¿Por qué es importante que muestre compasión al mismo tiempo que apoya a su ser querido?

  • ¿De qué manera puede expresar su compasión?

Seguir ministrando

Nuestros seres queridos son responsables de su recuperación y es posible que todavía no estén listos para recibir nuestro apoyo. En algunos casos, incluso es posible que rechacen nuestros esfuerzos por ayudarles o sientan resentimiento por ello. Nosotros podríamos sentirnos desalentados e impotentes al ver que sus malas decisiones continúan, pero aun así podemos amarlos y orar por ellos. Refiriéndose a los que tienen problemas espiritualmente, el Señor nos aconseja no “echar[los]”, sino “continuar ministrando por estos; pues no sabéis si tal vez vuelvan, y se arrepientan, y vengan a mí con íntegro propósito de corazón, y yo los sane; y vosotros seréis el medio de traerles la salvación” (3 Nefi 18:32). El esperar con paciencia podría ser la mejor solución en algunas circunstancias.

Mientras tanto, podemos orar por nuestros seres queridos y apoyarlos de maneras apropiadas. El Señor se vale de nuestras oraciones y nuestra fe para bendecir a nuestros seres queridos. El élder Robert D. Hales dijo que la “fe… oraciones y esfuerzos [de un miembro de la familia] serán consagrados para el bien de [su ser querido]” (“Con todo el sentimiento de un tierno padre: Un mensaje de esperanza para las familias”, Liahona, mayo de 2004, pág. 88). Es posible que nuestros seres queridos no siempre decidan cambiar su conducta destructiva, pero sabemos que un amoroso Padre Celestial escucha nuestras oraciones a su favor.

  • ¿De qué manera puede responder ante un ser querido que no parece estar listo o dispuesto a aceptar el apoyo que usted le ofrece?

Prestar servicio a los demás

Cuando nuestros desafíos parezcan ser abrumadores o nuestra situación parezca ser imposible, podemos hallar renovación espiritual mediante el servicio a los demás. El servicio brinda una oportunidad de ver más allá de nuestras dificultades o desafíos personales. Obviamente, no podemos prestar servicio a todos y debemos tener cuidado de no correr más aprisa de lo que nuestras fuerzas nos permitan (véase Mosíah 4:27); sin embargo, incluso los actos más sencillos pueden ser una bendición y un aliento para los demás, al mismo tiempo que elevan nuestro propio espíritu. Asimismo, el ayudar a los demás es una forma en que demostramos el amor y el aprecio que sentimos por nuestro Padre Celestial y el Salvador. Sabemos que “cuando os halláis al servicio de vuestros semejantes, solo estáis al servicio de vuestro Dios” (Mosíah 2:17). El élder M. Russell Ballard enseñó que el Espíritu puede ser nuestra guía en nuestros esfuerzos de ese tipo: “En todo nuestro servicio debemos ser sensibles a los susurros del Espíritu Santo. La voz suave y apacible nos hará saber quién necesita nuestra ayuda y qué podemos hacer para ayudarlos” (“Encontrar gozo al servir con amor”, Liahona, mayo de 2011, pág. 48).

  • ¿De qué forma el prestar servicio a los demás le ha ayudado a sobrellevar sus propios desafíos y dificultades?

  • ¿Cuáles son las oportunidades que tiene de prestar servicio?

  • ¿De qué manera lo guía el Espíritu en sus esfuerzos por prestar servicio?

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una pareja caminando

A fin de cambiar, necesitan esperanza para el futuro y la repetida confirmación de que ellos merecen la pena del esfuerzo requerido. Nuestra función no es la de lograr una recuperación a favor de nuestros seres queridos, sino alentarlos y amarlos mientras trabajan en su recuperación.