Atracción hacia personas del mismo sexo
Mi ser querido es gay. ¿Qué debo hacer?


“Mi ser querido es gay. ¿Qué debo hacer?”, Atracción hacia personas del mismo sexo: La familia y los amigos, 2020

“Mi ser querido es gay. ¿Qué debo hacer?”, Atracción hacia personas del mismo sexo: La familia y los amigos

Mi ser querido es gay. ¿Qué debo hacer?

Comenzar con amor

Hablar sobre la atracción que se siente hacia personas del mismo sexo puede provocar temor y confusión. Puede que su hijo o hija, su cónyuge o su familiar no haya sabido cómo hablar del tema con usted. Puede que a veces usted se sienta inadecuado. Aunque puede que usted no siempre sepa cómo reaccionar ante las dificultades que afronta un familiar, nunca lamentará el haberle tendido la mano con amor y comprensión.

Nunca lamentará el haberle dicho “te amo”.

Nunca lamentará el haber estrechado a su ser querido en un abrazo. Nunca lamentará el haberlo escuchado. Nunca lamentará el haber intentado entender.

No se desanime si reacciona de manera exagerada, se enoja o dice cosas que podría lamentar. Se trata tan solo de un momento en un diálogo que durará toda la vida. Nunca es demasiado tarde para disculparse.

Si usted se entera por terceras personas de la atracción hacia personas del mismo sexo que experimenta su ser querido, no lo tome como algo personal. El hablar sobre la atracción hacia personas del mismo sexo puede provocar temor y confusión. Puede que su ser querido no haya sabido cómo hablar del tema con usted.

Es natural sentirse triste. ¿Siente que su sueño de la familia “perfecta” se está desvaneciendo? ¿Teme perder una relación cercana? ¿Siente temor de que no traten a su ser querido con bondad? Esos sentimientos son naturales; no debe avergonzarse de sentir tristeza.

No se culpe por la atracción hacia personas del mismo sexo que siente su ser querido. Eso no es culpa de nadie; la culpa no es necesaria ni útil.

Procurar guía espiritual

Como miembro de la familia, la pregunta menos útil al orar es “¿Por qué?”. La siguiente oración menos útil es “Por favor, aparta esto de mí ahora mismo”. La pregunta más útil que puede hacer está relacionada con el “cómo”. ¿Cómo puedo ayudar? ¿Cómo puedo ser el apoyo que necesita mi ser querido? ¿Cómo podemos aprender de esto?

Procure obtener conocimiento y aprenda todo lo que pueda. Hable con su obispo o presidente de rama y reciba consejo de un siervo autorizado del Señor. Si se siente inspirado a hacerlo, pida una bendición del sacerdocio a fin de obtener ayuda para satisfacer las necesidades de su ser querido. Algunas personas hallan perspectiva en grupos de apoyo o mediante la asistencia al templo. De hecho, no hay lugar mejor para hallar paz y perspectiva que en el templo.

Fomentar el entendimiento

Rodéese de personas que lo eleven. Algunas personas se preocupan por usted. Algunas personas son curiosas. El responder preguntas puede ayudar a fomentar el entendimiento, pero puede resultar agotador. Asegúrese de recargar las baterías espirituales pasando tiempo de calidad en lugares sagrados. A nadie le importa más que a su Padre Celestial.

Aprender a ser padre o madre durante este trayecto le exigirá dar más de sí. En tanto que procure la compañía del Espíritu, usted se acercará más a Dios, a su hijo o hija, y a su cónyuge, si fuera el caso. Recuerde respetar el albedrío. Si su cónyuge no está de acuerdo con la forma en que usted desea manejar la situación, resuélvanlo respetuosamente. Si su hijo o hija toma decisiones con las que usted no está de acuerdo, hágale saber, con bondad, cómo se siente. Nunca intente controlarlo o manipularlo. Dele de su tiempo y asegúrele que lo ama.

El equilibrio entre el amor y la ley

“Como Santos de los Últimos Días, no todos, pero muchos de nosotros, insistimos en la ley y lo hacemos sin amor.

“Recibo muchas cartas de personas que están devastadas por las decisiones que ha tomado alguien de su familia, y dicen: ‘¿Qué debemos hacer?’. Lo primero que sugiero es que sigan amándolos. Al final, eso es algo que siempre pueden hacer. Debemos tener en cuenta los mandamientos del Señor, a los que me referiré como la ley, y también el gran mandamiento de amarnos los unos a los otros. Estos entran en conflicto cuando alguien con quien nos relacionamos no está guardando los mandamientos u observando la ley, lo que hace difícil que interactuemos con ellos y los amemos. Incluso, si amamos a la persona y al mismo tiempo nos aferramos a lo que sabemos que es nuestra responsabilidad con la ley, es posible hacerlo […]

“No debemos comenzar a interactuar con personas que toman decisiones diferentes a las que deseamos discutiendo sobre sus elecciones. Para nosotros es mejor empezar a hablar sobre: ‘¿De dónde vienes? ¿Cuáles son tus valores básicos? ¿Qué quieres lograr?’. En ese contexto, podemos explicar que nos preocupan los mandamientos del Señor, porque para nosotros lo importante es permanecer en el camino hacia la vida eterna.

“Se nos han dado mandamientos. Cuando obedecemos esos mandamientos, somos obedientes. La consecuencia de ser obedientes a los mandamientos es estar en armonía con la ley eterna que nos permite mejorar y progresar hacia la vida eterna. El Salvador mandó a Sus discípulos a ‘am[arse] unos a otros; como yo [l]os he amado’ (Juan 13:34). Observemos cómo nos amó Él. Se sacrificó a Sí mismo por nosotros. Siempre se preocupó por la persona. Tenía un alcance maravilloso con la gente. Todos esos son indicadores de cómo amarnos unos a otros como Él nos amó. Si lo tomamos a Él como nuestro modelo, siempre debemos tratar de tender una mano para incluir a todos” (Dallin H. Oaks, “El amor y la ley”, LaIglesiadeJesucristo.org).

El amor divino no excusa al pecado: “…porque yo, el Señor, no puedo considerar el pecado con el más mínimo grado de tolerancia. No obstante, el que se arrepienta y cumpla los mandamientos del Señor será perdonado” (Doctrina y Convenios 1:31–32). De igual manera, no debemos ceder en cuanto a la forma en que vivimos y defendemos los mandamientos de Dios; pero, para reflejar de manera plena el amor de Dios, también debemos amarnos los unos a los otros tan abierta y completamente que nadie se sienta abandonado, solo o sin esperanza.

Hablar acerca de la depresión y el suicidio

Los sentimientos de depresión son reales y pueden ser abrumadores y debilitantes. Por lo general, la terapia profesional y la atención médica ayudan a las personas a combatir la depresión. Cuando los sentimientos de depresión se tornan en ideas suicidas, es esencial tener a alguien con quién conversar. Las personas que contemplan el suicidio experimentan dolores físicos, mentales o emocionales significativos; a menudo se aíslan y pueden sentir que no tienen esperanza en el futuro. Pueden pensar que no hay manera de acabar con el dolor que los paraliza, salvo quitarse la vida. A menudo, se contempla la idea del suicidio, se la considera y reconsidera, antes de hacer algún intento. Durante este período de contemplación, la intervención puede salvar una vida.

Para prevenir el suicido hay que comenzar por reconocer las señales de advertencia.

Si da la impresión de que alguien pudiera estar en riesgo, lo mejor es conversar al respecto con esa persona. Puede parecer incómodo o presuntuoso, pero las personas que están deprimidas suelen necesitar de forma apremiante a alguien con quién conversar, alguien que les ayude a procesar los pensamientos y los sentimientos. Estas conversaciones pueden ser difíciles, pero son indispensables para reducir la sensación de aislamiento y desesperanza que puede conducir al suicidio. Si pareciera que una persona está en riesgo inminente de cometer suicidio, llame a la Red nacional de prevención del suicido: 1-800-273-TALK (8255).

Líneas telefónicas de ayuda ante crisis, LaIglesiadeJesucristo.org