Discapacidades
No siento que pueda integrarme en la Iglesia. ¿Qué puedo hacer?


“No siento que pueda integrarme en la Iglesia. ¿Qué puedo hacer?”, Servicios para personas con discapacidad: Personas, 2020

“No siento que pueda integrarme en la Iglesia. ¿Qué puedo hacer?”, Servicios para personas con discapacidad: Personas

No siento que pueda integrarme en la Iglesia. ¿Qué puedo hacer?

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Boy with walker and woman walk down hallway

La hermana Jean B. Bingham ha dicho: “Al igual que las estrellas, cada cual colocada en una órbita y ubicación particulares, nosotros también ejercemos influencia en quienes nos rodean. Debido a que eres único, hay cosas que solo tú puedes hacer, a tu manera particular, para bendecir [a los demás]”1.

En ocasiones, todos podemos llegar a sentir que no encajamos en la Iglesia. Podemos sentir que, a causa de que nos vemos diferente, hablamos diferente, pensamos diferente o actuamos diferente, no formamos parte del grupo. Incluso podríamos sentir que no tenemos nada que aportar. Esto no es así. Cada persona es necesaria en la Iglesia de Jesucristo. “Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo” (1 Corintios 12:12).

El élder Dieter F. Uchtdorf, que en ese momento era miembro de la Primera Presidencia, explicó por qué todos son necesarios: “Hermanos y hermanas, queridos amigos, necesitamos sus habilidades y perspectivas únicas. La diversidad de personas y pueblos alrededor del mundo es la fortaleza de esta Iglesia”2.

Aquí se enumeran algunas cosas que puede hacer para conocer a las demás personas a su alrededor y ayudarlas a que lo conozcan mejor y a que lleguen a apreciar sus talentos y habilidades únicos.

  • Preséntese. Tómese el tiempo para presentarse a los demás y para encontrar cosas que tenga en común con ellos. Esto le ayudará a entablar relaciones y a que todos se sientan más bienvenidos. Es posible que descubra que tiene más cosas en común con ellos de lo que se imagina.

  • Pida ayuda cuando sea necesario. No tema pedir arreglos especiales que le ayuden a aprender el Evangelio y a participar en actividades patrocinadas por la Iglesia y en servicios de adoración. En muchos casos, las pequeñas adaptaciones para una persona a menudo benefician a todos. Por ejemplo, si tiene problemas para leer el programa impreso de una reunión, es posible que muchos miembros de la congregación acojan con agrado su pedido de que se imprima en letra grande. Si tiene problemas para oír en las reuniones, pida usar los dispositivos de ayuda auditiva que están disponibles en la mayoría de las capillas, pida a los maestros que activen los subtítulos cuando reproduzcan un video durante la clase, o solicite que el maestro le pida con anticipación que esté preparado para orar o leer en voz alta durante una lección.

  • Busque con espíritu de oración oportunidades para servir a los demás. Servir a los demás es una de las mejores formas de conocerlos y forjar amistades genuinas. Nuestro Padre Celestial puede ayudarlo a saber a quiénes puede servir e inspirarlo con ideas sobre cómo satisfacer mejor las necesidades de ellos.

Notas

  1. Jean B. Bingham, “Keys to Progress: An Eternal Perspective”, devocional de BYU–Idaho, 27 de noviembre de 2018.

  2. Dieter F. Uchtdorf, “Vengan, únanse a nosotros”, Liahona, noviembre de 2013, pág. 23.