Mosíah 3:1–17

La salvación por medio de Jesucristo

Jesucristo

A lo largo de la historia, los ángeles han visitado la tierra para testificar de Jesucristo y declarar “alegres nuevas de gran gozo” (Mosíah 3:3; Alma 13:22; Helamán 16:14). El rey Benjamín recibió una de esas visitas y compartió con su pueblo el testimonio del ángel sobre Jesucristo, las cosas que el Salvador experimentaría y esta verdad: la salvación viene solo por medio del nombre de Cristo. Esta lección puede ayudarte a comprender la importancia de lo que Jesucristo hizo para que puedas ser salvo.

Alegres nuevas de gran gozo

• ¿Recuerdas algunas ocasiones en las que vinieron ángeles a la tierra para testificar de Jesucristo?

Un ejemplo se encuentra en Lucas 2:10–12. Lee estos versículos o mira el video “Se anuncia a los pastores el nacimiento de Cristo”, desde 0:00 hasta 1:47, y busca lo que el ángel dijo para anunciar el nacimiento del Salvador. Este video se encuentra disponible en ChurchofJesusChrist.org.

Un ángel también se apareció al rey Benjamín. Lee Mosíah 3:3–4 y busca las similitudes entre lo que el ángel les dijo a los pastores y lo que le dijo al rey Benjamín.

• ¿Qué sabes acerca de Jesucristo que podría considerarse “alegres nuevas de gran gozo”?

En su discurso a su pueblo que se incluye en Mosíah 3:1–17, el rey Benjamín compartió parte del mensaje del ángel. Este mensaje abordaba la vida y la misión de Jesucristo, la manera en que el pueblo podía recibir gozo y lo que ofrece Jesús y que nadie más puede ofrecer.

El único nombre por el cual llega la salvación

Lee Mosíah 3:17 para saber lo que Jesucristo ofrece.

• ¿Qué verdad puedes reconocer en el versículo 17?

Lee la declaración siguiente del élder Neil L. Andersen, del Cuórum de los Doce Apóstoles, y busca de qué nos salva Jesucristo:

Élder Neil L. Andersen

Nuestro Señor y Salvador, Jesucristo, mediante el incalculable don de Su expiación, no solo nos salva de la muerte y nos ofrece, por medio del arrepentimiento, el perdón de nuestros pecados, sino que también está listo para salvarnos de las penas y los dolores de nuestras almas heridas (Neil L. Andersen, “Heridos”, Liahona, noviembre de 2018, pág. 85).

¿De qué necesitas ser salvo? ¿Hay pecados que te estás esforzando por vencer? ¿Estás experimentando pesares o dolores? Al estudiar Mosíah 3, busca inspiración por medio del Espíritu Santo para que te ayude a saber cómo puedes recibir la salvación que ofrece Jesucristo.

Lee Mosíah 3:5–10 y averigua qué hizo Jesucristo para que puedas ser salvo. Dedica tiempo a leer lentamente y a meditar. La meditación es una manera de invitar al Espíritu Santo a enseñarte. Si lo deseas, escribe ideas y pensamientos en tu ejemplar de las Escrituras o en tu diario de estudio.

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1. Responde dos de las preguntas siguientes:

• ¿Qué impresiones tuviste al estudiar estos versículos?

• ¿Qué frases de estos versículos te llaman la atención?

• ¿Qué encontraste que te causa regocijo?

Si lo deseas, mira el video “Jesucristo sufrió por nosotros”, que se encuentra disponible en ChurchofJesusChrist.org, para ver la manera en que varias personas fueron bendecidas por medio de la expiación del Salvador.

Lee Mosíah 3:11–13 y busca lo que debes hacer para recibir gozo y salvación por medio de Jesucristo. Lee lentamente y medita sobre estos versículos. Las preguntas siguientes pueden ayudarte a meditar.

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2. Responde las preguntas siguientes:

• ¿Qué has aprendido o sentido en cuanto a Jesucristo que te motive a arrepentirte?

• ¿Por qué crees que la remisión de los pecados trae gozo?

Recuerda de qué necesitas ser salvo. Piensa en lo que estudiaste en Mosíah 3 y en las impresiones que recibiste del Espíritu. Esfuérzate por ejercer la fe, arrepentirte y creer en Cristo para que puedas recibir la ayuda del Salvador y el gozo que se siente al ser perdonado.

Opcional: ¿Quieres aprender más?

Mosíah 3:7. ¿Cuánto sufrió Jesucristo para que yo pudiera ser salvo?

El élder James E. Talmage (1862–1933), del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó:

Élder James E. Talmage

Luchó y gimió bajo el peso de una carga que ningún otro ser que ha vivido sobre la tierra puede siquiera concebir que sea posible. No fue el dolor físico, ni la angustia mental solamente, lo que lo hizo padecer tan intenso tormento que produjo una emanación de sangre de cada poro, sino una agonía espiritual del alma que solo Dios era capaz de conocer […]. En esa hora de angustia, Cristo resistió y venció todos los horrores que Satanás, “el príncipe de este mundo” [Juan 14:30] pudo infligirle […].

En alguna forma efectiva y terriblemente real, aun cuando incomprensible para el hombre, el Salvador tomó sobre Sí la carga de los pecados de todo el género humano, desde Adán hasta el fin del mundo (véase James E. Talmage, Jesús el Cristo, 1975, pág. 644).

Mosíah 3:8. ¿Por qué nació Jesús de un padre inmortal y de una madre mortal?

El élder Robert D. Hales (1932–2017), del Cuórum de los Doce Apóstoles, compartió lo siguiente:

Élder Robert D. Hales

¿Por qué Jesucristo, y solo Él, podía expiar los pecados del mundo? […].

Solo Jesucristo podía llevar a cabo el sacrificio expiatorio por haber nacido de una madre mortal, María, y haber recibido el poder de vida de Su Padre (véase Juan 5:26). Debido a ese poder de vida, Él venció la muerte, se hizo nulo el poder del sepulcro, y Él se convirtió en nuestro Salvador y Mediador y el Maestro de la Resurrección, que constituyen los medios por los cuales se nos conceden a todos la salvación y la inmortalidad. Todos resucitaremos y llegaremos a ser inmortales gracias al sacrificio expiatorio de Jesucristo (Robert D. Hales, “La expiación del Salvador: El cimiento del verdadero cristianismo”, Liahona, abril de 2017, págs. 9, 11).

¿Cuál es la función del Salvador en el arrepentimiento, y cuál es la mía?

El élder Dieter F. Uchtdorf, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó:

Élder Dieter F. Uchtdorf

El arrepentimiento, por sí mismo, no salva al hombre. Es la sangre de Jesucristo la que nos salva. No es solo mediante un cambio sincero y honrado que nos salvamos, sino “por la gracia […] nos salvamos, después de hacer cuanto podamos” (2 Nefi 25:23). El verdadero arrepentimiento, sin embargo, es la condición que se requiere para recibir el perdón de Dios en nuestra vida (véase Dieter F. Uchtdorf, “El punto de retorno seguro”, Liahona, mayo de 2007, pág. 100).

¿Cómo puedo experimentar gozo mediante el arrepentimiento?

El élder Dale G. Renlund, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó:

Élder Dale G. Renlund

[L]os invito a sentir más gozo en su vida: gozo en el conocimiento de que la expiación de Jesucristo es verdadera; gozo en la capacidad, disposición y deseo de perdonar del Salvador; y gozo al elegir arrepentirse. Sigamos la instrucción del Salvador de “… [sacar] aguas con gozo de las fuentes de la salvación” [Isaías 12:3]. Es mi ruego que elijamos arrepentirnos, abandonar nuestros pecados, cambiar completamente el corazón y la voluntad para seguir a nuestro Salvador (Dale G. Renlund, “El arrepentimiento: Una gozosa elección”, Liahona, noviembre de 2016, pág. 124).