“Preparación para misioneros de servicio”, Adaptarse a la vida misional de servicio: Cuadernillo de recursos, 2020
“Preparación para misioneros de servicio”, Adaptarse a la vida misional de servicio
Preparación para misioneros de servicio
Adaptarse a la vida misional de servicio
Es habitual que los nuevos misioneros sientan un cierto grado de estrés o incomodidad. Tendrá que aprender nuevas tareas, conocer gente y trabajar con otras personas. Sea paciente a medida que aprenda a hacer esas cosas. Usted aprenderá a reconocer las bendiciones que se reciben al dedicar su vida al Salvador. Recuerde que el Espíritu Santo estará con usted. Él lo ayudará a hacer esa transición. Lo ayudará a adaptarse a sus nuevas responsabilidades como misionero de servicio.
Adaptarse a nuevas experiencias
Los misioneros de servicio son como cualquier otra persona que emprende una nueva situación. Al comenzar su servicio, muchos experimentan varias etapas de adaptación emocional.
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La expectativa
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Quizá sienta entusiasmo ante el desafío (véase 1 Nefi 3:7).
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Quizá entienda mejor su propósito y lealtad hacia Dios (véase 3 Nefi 5:13).
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Quizá se sienta feliz y esté ansioso por conocer a nuevas personas y nuevos lugares.
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Descubrimiento de lo inesperado
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Podría comenzar a poner en duda su decisión de servir (véase Alma 26:27).
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Podría notar síntomas físicos de estrés, como alteración del sueño, cambios en el apetito o irritabilidad.
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Podría comenzar a criticar las reglas y expectativas de la misión de servicio de manera inesperada. Tal vez no tenga el deseo de seguirlas fielmente.
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“Puedo hacerlo”
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Aprende a cumplir de buena gana las reglas y expectativas de la misión de servicio.
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Aprende a tener paciencia (véanse Isaías 28:10; Mosíah 4:27).
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Los síntomas físicos de estrés, en caso de que haya tenido alguno, comienzan a disminuir.
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La autosuficiencia emocional
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Se siente a gusto con la rutina diaria.
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Reconoce sus puntos fuertes y su progreso.
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Comprende lo que significa vivir un paso a la vez (véase Doctrina y Convenios 98:12).
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Tiene más confianza en sí mismo y un mayor deseo de prestar servicio.
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Cosas que puede hacer ahora
Busque maneras de prestar servicio a otras personas. Su misión es un llamado a prestar servicio. Trate de no centrarse en sus sensaciones de incomodidad. Ministre a aquellas personas que necesiten palabras amables, un acto de caridad o amistad.
Hable con otras personas en cuanto a su adaptación a la misión de servicio. Tómese el tiempo para hablar de los temas siguientes con sus padres, líderes del sacerdocio o amigos exmisioneros:
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Dios ha pedido a muchas personas que hagan cosas que están más allá de lo que su capacidad les permite. ¿Qué puede aprender de los ejemplos que se hallan en las Escrituras? Podría estudiar Éxodo 4:10–12; Jeremías 1:6–9; Alma 17:9–12; Alma 26:27; Éter 12:23–27; Moisés 6:31–32.
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¿Por qué es importante irse a dormir y despertarse a tiempo? ¿Por qué es importante alimentarse bien? ¿Por qué debe hacer ejercicio en forma regular? ¿Por qué debe hacer sus oraciones personales?
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¿Cómo puede ayudarlo el escribir en su diario tanto cuando tenga logros como retos?
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¿Cómo puede responder si tiene pensamientos o sentimientos inquietantes que no desaparecen?
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Enfóquese en fortalecer su relación con el Padre Celestial. Busque el Espíritu por medio de la oración y el estudio de las Escrituras. Escuche música edificante y lea su bendición patriarcal.
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Sea amable consigo mismo y con los demás. Diríjase a usted usando las mismas palabras amables y de consuelo que se imagine que usaría el Salvador. Recuerde que los pensamientos de impotencia, desesperanza o dura condena no provienen del Señor.
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Sepa que ocurrirán cosas que no esperaba. Las experiencias que tenga como misionero de servicio no serán iguales a las de otras personas. No todo le saldrá tal como lo haya planeado. Esfuércese por mantener una actitud abierta al cambio a fin de que pueda cumplir sus responsabilidades como misionero de servicio.
Resumen
Recuerde que su vida como misionero de servicio será distinta a la que llevaba antes. No obstante, el Señor lo recompensará y bendecirá. Desarrolle una actitud positiva. Ejerza fe en el Señor. Sea paciente con usted mismo y con los demás. Recuerde el consejo que recibió el profeta José Smith: “… entiende, hijo mío, que todas estas cosas te servirán de experiencia, y serán para tu bien” (Doctrina y Convenios 122:7).