2015
Tributos del funeral del élder Richard G. Scott
En memoria delÉlder Richard G. Scott


Tributos del funeral del élder Richard G. Scott

28 de septiembre de 2015, Tabernáculo de Salt Lake

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grandsons carrying casket

Arriba: En reconocimiento del trabajo del élder Scott por las Fuerzas Navales estadounidenses, se ofreció una bandera de los Estados Unidos de América a Michael, el hijo del élder Scott. Los nietos del élder Scott sirvieron como portadores del féretro. Su hija mayor, Mary Lee, junto a su esposo, Bruce, recibe un abrazo durante el servicio al pie de la sepultura. A la izquierda: El presidente Thomas S. Monson habló del élder Scott como un “querido amigo y compañero en la obra del Señor”. Página opuesta: El Cuórum de los Doce Apóstoles y la Presidencia de los Setenta estaban en línea a la entrada del tabernáculo cuando entraron el féretro.

Michael W. Scott, hijo

“Papá nació en un hogar donde su padre no era miembro de la Iglesia y donde su madre, aunque era miembro, no había estado activa por muchos años… Su participación en la Iglesia se limitó a cuando alguien lo iba a buscar para llevarlo. Estoy seguro que esos líderes no tenían idea de que el joven al que estaban ayudando se convertiría en un líder importante de la Iglesia. No sé quiénes fueron ellos, pero se los agradezco. Tal vez una de las razones por las que papá era tan bueno en tender una mano a las personas individualmente —al menos activo, al solitario, al desanimado, al oprimido— era porque en esa temprana etapa de su vida, él era esa persona, la persona a la que se le tendió una mano y se lo rescató…

“Papá vivió una vida llena de felicidad y de gozo. Era músico y un gran artista… Le encantaba explorar. Su idea de las vacaciones perfectas era poner a los niños y el equipo de acampar en una pequeña station wagon Datsun y recorrer el país…

“Papá era un ejemplo poderoso de cómo enfrentarse a la adversidad. Uno de esos ejemplos fue cómo respondió a la muerte de dos de sus hijos. Cuando mamá y papá perdieron un bebé al nacer, y dos meses después perdieron al pequeño Richard, de dos años, por un defecto en el corazón, la respuesta de papá fue decisiva. Esa noche, abrazó a mamá y le dijo: ‘No necesitamos preocuparnos, porque él nació bajo el convenio y tenemos la seguridad de que él estará con nosotros en el futuro. Ahora tenemos una razón para vivir muy bien. Tenemos un hijo que ha ido al reino celestial, porque murió antes de la edad de responsabilidad’. En lugar de amargura, él tenía esperanza; en lugar de desesperación, fortaleció su resolución; en lugar de dudar, ejercitó fe en Cristo…

“Escogió hacer que las cosas fueran buenas, y lo eran. Su matrimonio con mamá fue quizás la mejor de ellas”.

Élder D. Todd Christofferson, del Cuórum de los Doce Apóstoles

“[El élder Scott] sabía que su mandato del Señor era administrar el bálsamo curativo de la gracia de Cristo a aquellos que, de forma figurada, habían caído entre ladrones —los heridos, los apesadumbrados, los deprimidos, los desesperanzados, los que habían pecado y las víctimas del pecado. Con una sinceridad increíble, invitaba a todos a buscar al Señor a través de la obediencia a los principios del Evangelio, y allí encontrar paz, felicidad y gozo…

“Lo que más le gustaba al élder Scott era enseñar acerca del infinito alcance que tiene la infinita expiación de Cristo, y el gozo que se halla al volverse a Dios…

“Él y su querida Jeanene nos enseñaban constantemente, por medio de su ejemplo, lo que significaba amar y atesorar a un cónyuge en el matrimonio y dedicar los mejores esfuerzos a los hijos. Ese ejemplo de amor y lealtad ha inspirado a miles, si no a millones, a lo largo de los años…

“El élder Scott siempre alentaba, se apresuraba a expresar confianza y estaba deseoso de elogiar y expresar su amor. Así era con los hombres y las mujeres en todas partes, incluso los niños. Su instrucción era elevada pero práctica, y era constante. Parecía que el élder Scott no se cansaba de aconsejar, enseñar y alentar, ya fuera individualmente o en grupos. No puedo decires cuántas veces y en cuántos lugares la gente me ha comentado algo que el élder Scott les enseñó —a veces, incluso en sus años de adolescencia— y que influenció su vida y servicio desde entonces”.

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casket being brought into Tabernacle

Arriba: En reconocimiento del trabajo del élder Scott por las Fuerzas Navales estadounidenses, se ofreció una bandera de los Estados Unidos de América a Michael, el hijo del élder Scott. Los nietos del élder Scott sirvieron como portadores del féretro. Su hija mayor, Mary Lee, junto a su esposo, Bruce, recibe un abrazo durante el servicio al pie de la sepultura. A la izquierda: El presidente Thomas S. Monson habló del élder Scott como un “querido amigo y compañero en la obra del Señor”. Página opuesta: El Cuórum de los Doce Apóstoles y la Presidencia de los Setenta estaban en línea a la entrada del tabernáculo cuando entraron el féretro.

Presidente Russell M. Nelson, Presidente del Cuórum de los Doce Apóstoles

“Recuerdo bien cuando fuimos a Centroamérica juntos en abril de 1990. Estaba encantado de ver al élder Scott enseñar a los miembros y misioneros en español. No solo hablaba fluidamente; era brillante, lleno de vivacidad y ánimo al enseñar con el Espíritu…

“El élder Scott era incansable a la hora de relacionarse con las personas en cualquier lugar donde íbamos. Consagró su vida a servir a todas las personas, sin importar su nacionalidad, raza ni idioma. Entendía el valor de cada alma preciosa que conocía.

“Su compasión es legendaria. Lo he visto enseñar, lo he visto elevar, lo he visto amar a las personas en todo el mundo”.

Presidente Thomas S. Monson

“[El élder Scott] era más que capaz de manejar cualquier tarea que se le presentara en el camino, y siempre lo hizo con minuciosidad y gran habilidad…

“Todos estos años hemos tenido entre nosotros a Richard G. Scott, un hombre honorable, sí, un hombre de Dios. Fue bendecido con una mente perspicaz, un intelecto agudo y un espíritu de caridad…

“Amaba a la gente, amaba a su familia, amaba a su Padre Celestial…

“La agradable sonrisa de Richard abría el corazón de las personas. Se sentía cómo tanto con los pobres y desfavorecidos, como con los ricos y famosos…

“Richard poseía un alma gentil. Nos enseñó con amor… lecciones de valor, lecciones de paciencia, lecciones de fe y lecciones de devoción Todas esas cosas nos enseñó Richard G. Scott, tanto en palabra como en obras”.