Cristina B. Franco nació y creció en Buenos Aires, Argentina, es hija de Hugo R. Fraga y María A. Fraga, y es la mayor de cuatro hijos.
Su familia se unió a la Iglesia cuando ella tenía tres años. Creció asistiendo a la Primaria (la organización de la Iglesia para niños de hasta once años), donde conoció a su “mejor amigo”, Rodolfo Franco. En 1978 contrajeron matrimonio en el Templo de Salt Lake y tienen tres hijos. Al momento de su llamamiento a la Presidencia General de la Primaria, estaba sirviendo junto con su esposo, quien presidía la Misión Argentina Resistencia.
Fue en la Primaria donde obtuvo un testimonio del Evangelio. Así lo recuerda: “Aprendí que, si tenía una pregunta, podía hacerla a mi Padre Celestial y obtendría una respuesta”. Ese mismo principio la ha ayudado durante toda su vida.
Después de graduarse de la escuela secundaria en 1977, se mudó con su familia a Utah, donde su padre siguió ejerciendo su profesión de relojero. Esa actividad se convirtió en un negocio familiar exitoso, especializado en arreglar y vender relojes, una empresa de la que ella formó parte durante veintiocho años. Cuando sus hijos estaban en la escuela, ella trabajaba en el negocio familiar y recibió el apoyo de sus padres cuando las largas jornadas de trabajo le impedían estar en casa, pero siempre mantuvo como prioridad la nutrición espiritual de sus hijos: “Cada mañana hacíamos del estudio de las Escrituras una necesidad antes de que se fuesen a la escuela”, señaló.
Cristina B. Franco ha prestado servicio en diferentes asignaciones en las organizaciones de la Primaria, las Mujeres Jóvenes, la Sociedad de Socorro y la Escuela Dominical. Sirvió en la Mesa Directiva General de la Primaria entre 2005 y 2010. Le encanta el arte, disfruta trabajando con pinturas acrílicas y acuarelas y ha creado diseños para un distribuidor internacional de telas. La familia es muy importante para la hermana Franco, quien disfruta reuniéndose con ella para comer pasta casera y pasar tiempo con sus hijos, nueras y nietos.