El presidente Nelson nos indica el camino
El presidente Russell M. Nelson nos ha aconsejado a todos que seamos más bondadosos, más semejantes a Cristo y más espirituales al ministrar a los demás, y ha dado el ejemplo de lo que aquello significa mediante el modo en que él ha ministrado desde la última conferencia general.
Poco después de la Conferencia General de abril de 2018, el presidente Nelson partió en una gira que los condujo a él y a su esposa, Wendy, y al élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles, y a la esposa de este, Patricia, a Inglaterra; Israel; Kenia; Zimbabwe; India; Tailandia; China; y Hawái, EE. UU.
En viajes posteriores, el presidente Nelson se reunió con miembros, misioneros, líderes y amigos de la Iglesia en la región occidental, central y oriental de Canadá; en Seattle, Washington, EE. UU.; y en República Dominicana, en donde habló en español prolongadamente. Esta ha sido la primera vez que un Presidente de la Iglesia ha pronunciado un discurso extenso en un idioma que no sea el inglés.
En reuniones y charlas fogoneras, el presidente Nelson ha enseñado sobre el nombre correcto de la Iglesia; sobre compartir el Evangelio con los demás; sobre valorar el Libro de Mormón; sobre el modo en que el vivir el Evangelio mejora la vida; sobre la forma en que la senda de Cristo es la senda del gozo y la felicidad, ahora y en las eternidades; sobre la oración; sobre hacer del hogar un santuario para los niños; sobre usar el albedrío para vencer la tentación y seguir al Salvador; sobre cuidar de los demás; y sobre prepararse para las bendiciones que provienen del templo y para recibirlas.
El presidente y la hermana Nelson también dirigieron la palabra en un devocional que se ofreció el 3 de junio de 2018, en el que el presidente Nelson dijo que los jóvenes que se alisten en el “batallón… del Señor” y ayuden a recoger a Israel tendrán la oportunidad de ser “parte de algo grandioso, algo espectacular, ¡algo majestuoso!”. Además, instó a los jóvenes a despegarse de la dependencia constante de las redes sociales, a sacrificar algo de tiempo para el Señor, a hacer una evaluación minuciosa de su vida con el Señor, a orar a diario para pedir que todos los hijos de Dios puedan recibir el Evangelio, y a ser una luz al mundo.