“El libro del dinosaurio”, El Amigo, marzo de 2023, págs. 22–23.
El libro del dinosaurio
Sophia frunció el ceño. ¿Por qué no podían gustarle también a ella los dinosaurios?
Sophia y Allie eran mellizas y eran mejores amigas. Les gustaban diferentes cosas, ¡pero eso las hacía más divertidas! Les encantaba jugar juntas.
Un día, en la escuela, Sophia sacó un libro sobre dinosaurios de la biblioteca. Estaba entusiasmada por mostrárselo a Allie.
“No puedes leer eso”, dijo Timmy, un niño de su clase.
“¿Por qué no?”, preguntó Sophia.
“Es un libro para niños”, dijo él. “Los dinosaurios son para niños”.
Sophia frunció el ceño. ¿Por qué no podían gustarle también a ella los dinosaurios? Puso el libro en su mochila, iba a leerlo de todos modos.
Durante todo el día, Sophia pensó en lo que Timmy había dicho. Todavía se sentía molesta cuando llegó a casa de la escuela.
“¿Qué te pasa?”, preguntó su mamá,
“Timmy dijo que yo no puedo leer un libro sobre dinosaurios”, contó Sophia. “Dijo que los dinosaurios son solo para niños. Eso no es cierto, ¿verdad que no?”.
“Por supuesto que no”, dijo la mamá.
Sophia bajó la mirada. “Entonces, ¿por qué Timmy dijo eso?”.
“Tal vez no conozca a ninguna otra niña a la que le gusten los dinosaurios”, dijo la mamá. “Pero el Padre Celestial no nos hizo a todos iguales. Él quiere que seamos bondadosos los unos con los otros”.
La mamá abrazó a Sophia. “Siento que Timmy te haya tratado así, pero nuestro Padre Celestial te ama y yo también”.
“Gracias, mamá”, dijo Sophia. Se sentía mucho mejor ahora.
“Voy a hablar con tu maestra sobre esto, ¿de acuerdo?”, dijo la mamá.
Sophie asintió. “Está bien”.
Sophia fue a jugar con Allie. Inventaron un juego llamado Carrera de Superprincesas, en el que las muñecas de Allie eran pilotos de autos de carreras. Estuvo muy difícil, ¡pero la princesa Rayo Guepardo fue la ganadora! Sophia y Allie vitorearon.
“¿Quieres ver el libro de dinosaurios que traje hoy?”, preguntó Sophia.
“¡Claro!”, dijo Allie.
Sophie sonrió. Estaba contenta de que siempre se divertía con Allie.
Al día siguiente, la maestra de Sophia hizo un anuncio. “Clase”, dijo ella, “hay algo que quiero decirles. Está bien que nos gusten cosas diferentes. Todos nuestros libros y juguetes son para todos”.
¡Sophia estaba emocionada! A la hora de la lectura, sacó el libro de dinosaurios de la mochila.
Timmy se acercó a su escritorio. “Lamento haber dicho que no podías leer ese libro”, dijo él. “A mí también me gustan los dinosaurios”.
“Está bien”, dijo Sophia. “¿Quieres leerlo conmigo?”,
“¡Claro!”. Timmy se sentó junto a ella. “¡Gracias!”.
Sophia abrió el libro. Ella y Timmy eran diferentes, pero era lindo compartir con un nuevo amigo.
Esta historia ocurrió en EE. UU.
Ilustración por Mark Robison