Los misioneros son voluntarios que han dejado de lado su vida normal por hasta dos años para ayudar a otras personas a acercarse más a Jesucristo. Antes de salir a la misión, eran estudiantes, empleados, atletas, lectores, músicos y, bueno, ya te haces una idea. Cuando terminen de prestar servicio, regresarán a casa para terminar sus estudios, trabajar, salir en citas, casarse y llevar una vida muy normal.
Vienen de todas partes del mundo. No es raro que los misioneros sirvan en un país y hablen un idioma que no sea el suyo. Los misioneros sirven como jóvenes adultos o en sus años de jubilados como solteros o en matrimonios. Sea cual sea su edad, su motivación es sincera; ellos dejan su hogar y familia por un tiempo para hacer lo que Jesús enseñó a Sus apóstoles: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Marcos 16:15).