“He aquí, te he purificado, y no como a plata; te he escogido en el horno de la aflicción”.
“Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores y experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado y no lo estimamos.
“Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, herido por Dios y afligido.
“Mas él herido fue por nuestras transgresiones, molido por nuestras iniquidades; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por sus heridas fuimos nosotros sanados”.
“Busqué a Jehová, y él me respondió y me libró de todos mis temores”.
“Pacientemente esperé a Jehová, y él se inclinó a mí y oyó mi clamor.
“Y me sacó del pozo turbulento, del lodo cenagoso; y puso mis pies sobre una roca y enderezó mis pasos”.
“Defended al pobre y al huérfano; haced justicia al afligido y al menesteroso”.
“Porque no para siempre será olvidado el necesitado, ni la esperanza de los pobres perecerá perpetuamente”.