Sección 111
Revelación dada por medio de José Smith el Profeta en Salem, Massachusetts, el 6 de agosto de 1836. En esa época, la Iglesia y sus líderes se hallaban sumamente endeudados debido a la construcción del Templo de Kirtland y a las persecuciones en Misuri. Tras oír que podría haber una gran cantidad de dinero a disposición de ellos en Salem, el Profeta, Sidney Rigdon, Hyrum Smith y Oliver Cowdery viajaron a ese lugar desde Kirtland, Ohio, para investigar el asunto y a la vez predicar el Evangelio. Estos hermanos hicieron varias diligencias relacionadas con la Iglesia y predicaron un poco. Cuando se hizo evidente que no había dinero, regresaron a Kirtland.
1–5, El Señor se encarga de las necesidades materiales de Sus siervos; 6–11, Obrará misericordiosamente con Sion y dispondrá todas las cosas para el bien de Sus siervos.
1 Yo, el Señor vuestro Dios, no estoy disgustado con vuestro viaje hasta acá, no obstante vuestras imprudencias.
2 Tengo mucho tesoro para vosotros en esta ciudad, para el beneficio de Sion, y muchas personas en este lugar, a quienes recogeré a su debido tiempo por medio de vosotros, para el bienestar de Sion.
3 Conviene, pues, que lleguéis a conocer a hombres de esta ciudad, según seáis guiados y os sea indicado.
4 Y acontecerá que a su debido tiempo pondré esta ciudad en vuestras manos, para que tengáis poder sobre ella, de modo que no descubrirán vuestras cosas secretas; y su riqueza en cuanto a oro y plata será vuestra.
5 No os preocupéis por vuestras deudas, porque os daré el poder de pagarlas.
6 No os inquietéis tocante a Sion, porque obraré misericordiosamente con ella.
7 Permaneced en este lugar y en las regiones circunvecinas;
8 y el sitio donde es mi voluntad que principalmente os detengáis, os será manifestado por la paz y el poder de mi Espíritu que fluirá hacia vosotros.
9 Podéis alquilar este sitio; e inquirid diligentemente en lo que concierne a los habitantes y a los fundadores más antiguos de esta ciudad;
10 pues hay más de un tesoro para vosotros en esta ciudad.
11 Por tanto, sed prudentes como la serpiente, y al mismo tiempo sin pecado; y yo dispondré todas las cosas para vuestro bienestar, en cuanto podáis recibirlas. Amén.