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Cree un entorno que invite al Espíritu


Cree un entorno que invite al Espíritu

Piense en algunos de los lugares en los que el Salvador impartió sus enseñanzas, como el mar de Galilea, el Monte de la Transfiguración y los templos de Jerusalén y de Abundancia. ¿Qué hacía que esos lugares resultaran apropiados para que el Salvador enseñara? Como maestro de clases dominicales o reuniones de cuórum, quizá sienta que tiene poco control sobre el lugar en el que enseña; sin embargo, hay muchas cosas que puede hacer, tanto con el entorno físico como con el ambiente espiritual, a fin de invitar al Espíritu al salón de clases.

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Cristo enseñando

Prepare el entorno físico

Si bien el Espíritu puede enseñarnos independientemente del lugar en el que estemos, el entorno puede influir mucho en nuestra capacidad para aprender y reconocer la verdad. Preste atención a cómo se siente cuando entra en el salón de clases. ¿Está ordenado y limpio? ¿La forma en que están organizados los asientos permite que los alumnos interactúen fácilmente entre ellos y con usted? ¿Todos pueden escucharle a usted y al resto de los integrantes de la clase? ¿Hay distracciones en el salón que puedan dificultar que los alumnos sientan el Espíritu?

Además de deshacerse de las posibles distracciones, piense en qué podría agregar al salón a fin de invitar al Espíritu. Por ejemplo, la música de preludio (incluso himnos grabados u otro tipo de música reverente) puede ayudar a que los participantes tengan una actitud reverente al llegar a la clase. Las láminas y otros elementos visuales, además de resultar ayudas eficaces para la enseñanza, pueden crear un ambiente amigable y acogedor.

Podría pedir a un integrante de la presidencia de la Escuela Dominical o a un líder de otra organización auxiliar que le ayude a hacer esos arreglos en su salón de clases, de esa forma usted podrá centrar su atención en los integrantes de la clase.

Después de haber hecho todo lo que esté a su alcance para generar el ambiente apropiado para la enseñanza, recuerde que el enseñar la doctrina pura puede convertir cualquier ambiente físico en un lugar de enorme aprendizaje espiritual.

Preguntas para reflexionar: ¿Qué aspectos de mi salón de clases ayudan a crear un ambiente en el que el Espíritu pueda morar? ¿Qué cambios debería hacer en mi salón de clases?

Ejemplo de las Escrituras: ¿Cómo se aplica a mi llamamiento de maestro la instrucción del Señor de establecer “una casa de instrucción” y “una casa de orden” (véase D. y C. 88:119–120)?

Promueva un ambiente donde reine el amor

Algunos de los factores que invitan al Espíritu son menos tangibles, como la actitud de los participantes, la manera en que se tratan unos a otros y lo que sienten acerca del Evangelio. Ayude a los integrantes de su clase a comprender que cada uno de ellos influye en el espíritu de la clase; ínstelos a ayudarle a crear un ambiente abierto, donde reinen el amor y el respeto, para que todos se sientan cómodos compartiendo sus experiencias, preguntas y testimonios.

Su ejemplo tiene una gran influencia en la actitud de los alumnos, en especial si enseña a jóvenes o niños. Reciba a los integrantes de la clase con una sonrisa sincera y un apretón de manos a medida que vayan llegando. Demuéstreles con palabras y acciones que usted ama el Evangelio y que se preocupa por el progreso espiritual de ellos.

Preguntas para reflexionar: ¿Qué pueden hacer los integrantes de mi clase a fin de asegurarse de que todos se sientan bienvenidos y cómodos en nuestro entorno de aprendizaje? ¿Hay algo que yo deba hacer para ser un mejor ejemplo?

Ejemplo de las Escrituras: ¿Qué hizo el Salvador para ayudar a Sus discípulos a “… [amarse] los unos a los otros”? (Juan 13:34).

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Clase de la Primaria

Para el líder del análisis

Compartir y deliberar juntos: Para comenzar, pida a los maestros que compartan experiencias que hayan tenido con la enseñanza recientemente y que hagan preguntas con respecto a la enseñanza.

Aprender juntos: Pida a los maestros que analicen una o más de las ideas de esta sección.

Practicar: Invite a los maestros a que pongan en práctica ideas como las que se presentan en esta sección, a fin de crear un ambiente cálido y acogedor en el salón donde se reúnen. Tal vez podría dar a un maestro la asignación de que se encargue de preparar el salón para la siguiente reunión de consejo de maestros.

Prepararse: Decidan juntos el tema que tratarán en la reunión siguiente y pida a los maestros que se preparen.