Ayudas para las Escrituras
Éxodo 35–40; Levítico 1; 4; 16; 19
Por medio de Moisés, el Señor mandó a los israelitas construir un tabernáculo en el desierto. El tabernáculo debía ser un santuario donde el Señor pudiera morar entre Su pueblo. Los israelitas proporcionaron voluntariamente los materiales necesarios para edificar el tabernáculo, y obreros diestros construyeron cada uno de sus componentes. Una vez terminado el tabernáculo, la gloria del Señor lo llenó. El Señor también reveló a Moisés la manera en que los israelitas debían ofrecerle varios tipos de sacrificios. Esos sacrificios señalaban al sacrificio expiatorio de Jesucristo y ayudaban a los israelitas a confiar en Jehová para lograr la redención.
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Antecedentes y contexto
¿Cuál era el propósito del tabernáculo?
Durante los cuarenta días que Moisés estuvo en el monte Sinaí, Jehová le mandó que construyera un santuario, o tabernáculo, para que Él pudiera “habit[ar] entre” Su pueblo. El tabernáculo sirvió como el lugar central de adoración de Israel durante todo su viaje por el desierto hasta la tierra prometida. Debido a que era portátil, los israelitas podían desarmarlo y volver a armarlo mientras viajaban por el desierto.
The Ancient Tabernacle [El antiguo tabernáculo], por Bradley Clark
Al igual que los templos modernos, el tabernáculo era la Casa del Señor. Los objetos y las ordenanzas del tabernáculo enseñaban a Israel de forma simbólica acerca de su trayecto por la vida y su regreso a la presencia de Dios.
El tabernáculo estaba dividido en tres secciones principales: el atrio exterior, el lugar santo y el salón interior (también llamado Lugar Santísimo). Cada espacio representaba una proximidad cada vez mayor a la santa presencia de Dios.
En el antiguo tabernáculo se encontraban los siguientes objetos:
Altar de los sacrificios
(Éxodo 38:1–7; véase también Éxodo 29:10–14)
El altar del atrio exterior se utilizaba para los sacrificios de animales. El sacrificio era una parte importante de la adoración israelita. Los sacrificios de animales simbolizaban el sacrificio expiatorio de Jesucristo. Por medio de ellos, los antiguos israelitas demostraban su devoción a Dios, buscaban el perdón de los pecados y expresaban gratitud.
Fuente de agua
La fuente, un recipiente para el agua, se colocaba entre el altar de los sacrificios y la entrada del tabernáculo. Allí los sacerdotes se lavaban las manos y los pies antes de entrar en el tabernáculo u oficiar en el altar de los sacrificios. Eso era un recordatorio para los israelitas de la necesidad de estar limpios al participar en ordenanzas sagradas y prepararse para entrar en la presencia de Jehová.
Mesa para el pan de la proposición
(Éxodo 40:22–23; véanse también Éxodo 25:23–30; Levítico 24:5–9)
Cada día de reposo, los sacerdotes colocaban doce hogazas de pan sin levadura sobre la mesa del pan de la proposición. Los panes servían de recordatorio a los israelitas de que Jehová era su constante proveedor. Cuando los sacerdotes colocaban panes nuevos sobre la mesa cada día de reposo, comían los viejos, simbolizando una comunión sagrada con Dios.
La palabra proposición significa “el Pan de la Presencia”, lo que indica la presencia de Dios en el tabernáculo. El pan se utiliza en las Escrituras como un símbolo de Jesucristo. Además, los doce panes representaban a las doce tribus de Israel. Colocar los panes en el lugar santo del tabernáculo servía como recordatorio de que cada tribu era presentada continuamente ante Jehová.
Candelabro
El candelabro, también conocido por su nombre hebreo menorá, se colocaba en el tabernáculo frente a la mesa de los panes de la proposición. Sus siete lámparas quemaban aceite de oliva puro para proporcionar luz al lugar santo. La luz es un símbolo de Jesucristo, quien es “la luz del mundo”. La luz de las lámparas también puede simbolizar otras fuentes de luz con las que el Señor nos ha bendecido, entre ellas el Espíritu Santo y las Escrituras. El aceite de oliva puede ser un símbolo de pureza, de la influencia del Espíritu Santo y de la sangre expiatoria de Jesucristo.
Altar del incienso
El altar del incienso se colocaba delante del velo que conducía al Lugar Santísimo. El sumo sacerdote quemaba incienso cada mañana y cada noche en ese altar. El humo del incienso representaba las oraciones de los fieles elevándose a Dios.
Velo
(Éxodo 36:35; 40:21; véase también Éxodo 26:31–33)
El velo separaba el lugar santo del Lugar Santísimo. Estaba hecho de lino teñido de azul, morado y escarlata, y estaba bordado con imágenes de querubines. El velo representaba la “separación entre Dios y el hombre”. Una vez al año, en el Día de la Expiación, el sumo sacerdote cruzaba el velo para entrar en el Lugar Santísimo, el cual representaba la presencia de Dios.
La epístola a los hebreos enseña que el velo simbolizaba la carne y la sangre de Jesucristo. Así como el velo del templo daba acceso al sumo sacerdote al Lugar Santísimo, es solo mediante Jesucristo y Su Expiación que podemos entrar en la presencia de Dios.
Arca del convenio
(Éxodo 37:1–9; 40:20–21; véase también Éxodo 25:21–22)
El arca del convenio era el único objeto presente en el Lugar Santísimo. Era una caja grande hecha de madera de gran calidad recubierta de oro. La tapa, llamada propiciatorio, estaba hecha de oro y tenía dos ángeles llamados querubines en la parte superior. El propiciatorio representaba el trono de Dios. Después de que Jehová dio instrucciones a Moisés para crear el arca del convenio, Él prometió: “Allí me reuniré contigo, y hablaré contigo desde el propiciatorio”.
Las tablas que contenían la ley dada a Moisés en el monte Sinaí se colocaron dentro del arca del convenio. A lo largo de los años se agregaron otras reliquias sagradas, entre ellas una vasija con maná, la vara de Aarón y un rollo de la ley. Los israelitas contemplaban el arca con suma reverencia y recitaban oraciones antes de moverla o de colocarla en su lugar.
¿En qué se diferenciaban las responsabilidades del sacerdocio de Aarón y de sus hijos de las de otros levitas?
Mientras hablaba con Moisés en el monte Sinaí, Jehová declaró que Aarón y sus hijos ministrarían y “se[rían sus] sacerdotes”. La revelación de los últimos días especifica que Aarón y sus hijos recibieron el Sacerdocio Aarónico (o Levítico). Mientras que otros varones de la tribu de Leví recibieron el Sacerdocio Aarónico, solo Aarón y sus descendientes fueron nombrados sacerdotes. Aarón fue designado, además, como el primer sumo sacerdote u oficial presidente del Sacerdocio Levítico. Los oficios mayores en el Sacerdocio Levítico que poseían Aarón y sus hijos los autorizaban a oficiar en las sagradas ordenanzas que se efectuaban en el tabernáculo.
Moses Calls Aaron to the Ministry [Moisés llama a Aarón al ministerio], por Harry Anderson
¿Por qué mandó Jehová a Moisés que lavara, ungiera y vistiera a Aarón y a sus hijos?
Las ceremonias de lavar, ungir y vestir con ropa sagrada ayudaron a preparar a Aarón y a sus hijos para oficiar en las sagradas ordenanzas del tabernáculo. El acto de lavarse simbolizaba ser limpiado espiritualmente. Cuando Moisés ungió a Aarón y a sus hijos con aceite sagrado, los apartó para llevar a cabo sus deberes especiales al servicio de Dios.
Los sacerdotes israelitas usaban cuatro vestimentas básicas: calzoncillos de lino (ropa interior), un cinto, una mitra y una túnica. Aarón y los sumos sacerdotes subsiguientes llevaban cuatro artículos adicionales: un manto, un pectoral, un efod y una diadema santa de oro sobre el gorro. Al igual que la ropa asociada con las ordenanzas del templo en nuestros días, la ropa que usaban los sacerdotes israelitas era sagrada y profundamente simbólica. Lo más significativo es que muchos aspectos de la vestimenta de los sumos sacerdotes señalaban a Jesucristo, el “gran sumo sacerdote”.
A continuación se describen las diferentes prendas de ropa del sumo sacerdote:
Efod
El efod era una clase de delantal con oro tejido en la tela. Tenía dos correas para los hombros, cada una de las cuales contenía una piedra de ónice inscrita con los nombres de la mitad de las tribus de Israel.
Cinto
El cinto era una faja de tela bordada que se envolvía alrededor de la cintura.
Pectoral
El pectoral era una pieza de tela bordada que se sujetaba sobre el efod en el pecho del sumo sacerdote. Se le llamaba “el pectoral del juicio”. Doce piedras de diferentes colores estaban fijadas en la parte delantera, cada una con el nombre de una de las tribus de Israel grabado en ella. El Urim y Tumim también se colocaba en el pectoral.
Manto
Hecho de una sola pieza de un tejido azul sin costuras, el manto llegaba más allá del efod hasta las rodillas. Estaba adornado en el borde con campanillas de oro y granadas de tela.
Túnica
La túnica era una prenda de lino fino que llegaba hasta las rodillas o debajo de ellas. La palabra hebrea traducida como “lino fino” indica que la túnica era blanca, un color que en las Escrituras se asocia con la pureza.
Mitra
La mitra era un gorro o bonete de lino.
Diadema santa
La diadema santa era una placa dorada que se colocaba sobre la frente del sumo sacerdote y se sujetaba a la mitra con encaje azul. La placa dorada tenía inscrita la frase “Santidad al Señor”.
¿Qué simbolizan la nube y el fuego sobre el tabernáculo?
Véase “Éxodo 14:19–20, 24. ¿Cuál era el propósito de la columna de nube y fuego?”.
Levítico
¿Qué es el libro de Levítico?
La palabra levítico es una forma de una palabra griega que significa “cosas pertenecientes a los levitas”. El libro contiene instrucciones para los levitas en cuanto a sus deberes del sacerdocio, tales como efectuar sacrificios de animales y otros rituales que se llevaban a cabo en el tabernáculo. Levítico también contiene las instrucciones de Jehová a todo Israel. Por medio de esas instrucciones aprendemos sobre las leyes, los rituales, las ceremonias y las fiestas que le enseñaron a Israel cómo ser limpios, santos y diferentes del mundo.
Un aspecto fundamental del libro de Levítico es el concepto de expiación: una palabra que aparece con más frecuencia en este libro que en cualquier otro libro de Escrituras. La palabra expiación la traducción de una palabra hebrea que significa “cubrir” o “limpiar”. Las prácticas de la ley de Moisés señalaban a Israel hacia el sacrificio expiatorio de Jesucristo, quien finalmente purificaría y redimiría a todos los que lo siguieran.
¿Cuál era el propósito de los sacrificios requeridos por la ley de Moisés?
La ley de sacrificio comenzó con el mandamiento del Señor a Adán y Eva de “ofrec[er] las primicias de sus rebaños como ofrenda al Señor”. Más tarde, cuando el Señor instituyó la ley de Moisés, hubo una expansión en el número y en la variedad de las ofrendas de sacrificio. Los primeros siete capítulos de Levítico contienen instrucciones sobre los diversos sacrificios que se mandó hacer a Israel.
Al igual que los sacrificios efectuados en épocas anteriores, esas ofrendas dirigían a Israel hacia Jesucristo y Su sacrificio expiatorio. Por ejemplo, los holocaustos requerían el sacrificio de un animal macho primogénito sin defecto, y la mayoría de las ofrendas requerían el derramamiento de la sangre de un animal. Al hablar sobre esos sacrificios, el presidente Russell M. Nelson observó que Jesucristo “fue el primogénito Cordero de Dios, sin mancha. Su sacrificio ocurrió mediante el derramamiento de sangre”. Además, los holocaustos debían quemarse del todo en el altar, lo que recordaba a Israel el sacrificio completo e infinito que haría Jesucristo.
Ilustración de unos israelitas llevando un cordero al tabernáculo, por Robert T. Barrett.
Además de dirigir a Israel hacia Jesucristo, la ley de sacrificio también tenía el propósito de ayudarlos a llegar a ser más santos. Los israelitas, al ofrecer “de su voluntad” a Jehová objetos valiosos que sustentan la vida, demostraban su compromiso con Dios. Por medio de sus ofrendas de sacrificio, podían recibir el perdón de los pecados, expresar gratitud a Dios y fortalecer su relación por convenio con Él.
El sacrificio de animales finalizó con la muerte de Jesucristo, cuya Expiación fue el “gran y postrer sacrificio”. El presidente M. Russell Ballard explicó: “Después del sacrificio supremo del Salvador, se hicieron dos ajustes en la práctica de esa ley. El primero es que la ordenanza de la Santa Cena reemplazó a la del sacrificio; y el segundo es que ese cambio se centrara, no en el animal de una persona, sino en la persona misma. En un sentido, el sacrificio cambió de la ofrenda al oferente”. En nuestros días, a los seguidores de Jesucristo se les manda participar de la Santa Cena en memoria del Salvador. También se nos manda “ofrece[r] como sacrificio [al Salvador] un corazón quebrantado y un espíritu contrito”.
¿Qué era el Día de la Expiación?
El Día de la Expiación (Yom Kippur en hebreo) era el día santo más importante del año para el antiguo Israel. Era un día de ayuno y renovación en el que el sumo sacerdote efectuaba simbólicamente “expiación por los hijos de Israel por todos sus pecados”.
Ese día era único porque era la única ocasión en que el sumo sacerdote podía entrar en el Lugar Santísimo, el área más sagrada del tabernáculo. Antes de hacerlo, se vestía con lino blanco y realizaba varios sacrificios de animales a favor del pueblo. Luego entraba en el Lugar Santísimo y rociaba la sangre de los sacrificios sobre el propiciatorio del arca del convenio. Después, el sumo sacerdote ponía las manos sobre la cabeza de un macho cabrío, conocido como el macho cabrío expiatorio, y confesaba los pecados de los hijos de Israel. Ese acto transfería simbólicamente los pecados del pueblo al macho cabrío, el cual era enviado al desierto.
Los rituales del Día de la Expiación tenían un significado simbólico importante. Por ejemplo, el sumo sacerdote que llevaba la sangre del sacrificio a través del velo representaba a Jesucristo, el “gran sumo sacerdote”, quien pasó a través del velo para interceder por nosotros mediante Su Expiación. La sangre de los animales muertos que era rociada sobre el propiciatorio también puede representar la sangre de Jesucristo, cuya sangre “se derramó para la remisión de [n]uestros pecados”. Y el macho cabrío expiatorio que “llevar[ía] sobre sí todas las iniquidades [de Israel]” puede simbolizar a Jesucristo, quien llevó “nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores”, incluso “la iniquidad de todos nosotros”.
Más información
El tabernáculo
-
“Un recorrido por el antiguo tabernáculo”, Liahona, marzo de 2018, págs. 26–28.
-
“The Menorah”, Ensign, diciembre de 2018, págs. 36–37.
La ley de sacrificio
-
M. Russell Ballard, “La ley de sacrificio”, Liahona, marzo de 2002, págs. 10–20.
-
David Rolph Seely y Jo Ann H. Seely, “Sacrifice: In Similitude of the Savior” (artículo solo en formato digital), Liahona, septiembre de 2022, Gospel Library.
Multimedia
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Imágenes
Ilustración de los hijos de Israel entregando ofrendas para el tabernáculo, por Corbert Gauthier.
Izquierda: Ilustración de un sacerdote del Antiguo Testamento ofreciendo sacrificio; Derecha: The Crucifixion [La Crucifixión], por Harry Anderson
The Scapegoat [El macho cabrío expiatorio], por Ted Henninger