“Génesis 3–4; Moisés 4–5”, Ayudas para las Escrituras: Antiguo Testamento, 2025
Ayudas para las Escrituras
Génesis 3–4; Moisés 4–5
En la vida preterrenal, Jesucristo se sometió a la voluntad del Padre Celestial y fue escogido para ser nuestro Salvador. Satanás procuró destruir el albedrío de todas las personas. Tentó a Adán y a Eva en el Jardín de Edén, lo que condujo a la Caída. Después de que Adán y Eva comieron del fruto prohibido, se dieron cuenta de su desnudez y trataron de esconderse de Dios. El Señor enseñó a Adán y Eva las consecuencias de la Caída. También los vistió y les dio la ley de sacrificio, que simbolizaba el sacrificio expiatorio de Jesucristo. Adán y Eva se regocijaron en Cristo y comenzaron la familia humana. Caín mató a Abel y fue maldecido. La posteridad de Adán y Eva se dividió, ya que unos aceptaron el Evangelio y otros no.
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Nota: La cita de una fuente no publicada por La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días no implica que dicha cita ni su autor cuenten con el respaldo de la Iglesia ni que representen la posición oficial de esta.
Antecedentes y contexto
¿Cómo se rebeló Satanás en el concilio de los cielos?
Nuestro Padre Celestial presentó Su Plan de Salvación en el concilio preterrenal de los cielos. El élder Neal A. Maxwell señaló que este consejo “no fue una reunión desorganizada, un debate entre dos planes, ni una sesión de tormenta de ideas en cuanto a cómo formular el plan para la salvación y llevarlo a cabo. El plan de nuestro Padre era conocido y la verdadera cuestión que se planteó fue a quién enviaría Él para llevarlo a cabo”.
Jesucristo, el “Amado y […] Escogido desde el principio”, sostuvo el plan del Padre Celestial. Él dijo: “Padre, hágase tu voluntad, y sea tuya la gloria para siempre”. En rebeldía, Satanás propuso una alternativa al plan ya establecido del Padre. Él “pretendió destruir el albedrío del hombre” y destronar a Dios.
The Grand Council [El gran concilio], por Robert T. Barrett
¿Dio Dios mandamientos contradictorios a Adán y Eva en el Jardín de Edén?
(Compárese con Génesis 1:28; 2:16–17; Moisés 2:28; 3:16–17; Abraham 4:28; 5:12–13)
El relato de Adán y Eva presenta mandamientos de Dios que, aparentemente, resultan contradictorios. Les mandó que tuvieran hijos, pero también les prohibió que comieran del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal. Comer del fruto prohibido haría que Adán y Eva llegaran a ser mortales y pudieran tener hijos.
El presidente José Fielding Smith explicó: “Ahora bien, así es como yo interpreto [Moisés 3:16–17]: El Señor le dijo a Adán: Aquí tienes el árbol de la ciencia del bien y del mal. Si deseas permanecer aquí, no puedes comer de su fruto. Si deseas permanecer aquí, te prohíbo que lo comas. No obstante, puedes actuar por ti mismo y puedes comer de él, si lo deseas; y si lo comes, morirás”.
La caída de Adán y Eva fue una parte necesaria del Plan de Salvación del Padre Celestial, pero solo se podía presentar al mundo mediante el ejercicio del albedrío. El presidente Boyd K. Packer enseñó: “Había demasiado en juego como para presentar la mortalidad al hombre por la fuerza. Eso contravendría la ley misma que era esencial para el plan”.
El plan de Dios para redimir a Adán y Eva después de que tomaran la decisión de comer del fruto prohibido implicaba enviar a Su Hijo como el Redentor. Gracias a la Expiación de Jesucristo, ellos —y todos los hijos de Dios— podrían aprender de sus experiencias (incluso de los errores y los pecados) sin ser condenados por ellas. De esta forma, y por decisión propia, Adán y Eva iniciaron la vida terrenal, aprendieron por sí mismos la diferencia entre el bien y el mal, y experimentaron el gozo de la redención por medio de Jesucristo.
¿En qué sentido murieron Adán y Eva después de comer del fruto?
Dios le dijo a Adán que moriría si comía del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal. Después de que Adán y Eva comieron del fruto prohibido, siguieron viviendo, pero se vieron obligados a abandonar el jardín y la presencia del Señor, lo cual causó que sufrieran una muerte espiritual. Además, cuando sucumbieron, sus cuerpos cambiaron a un estado mortal y, en última instancia, experimentaron la muerte física.
¿Fue un pecado que Adán y Eva comieran del fruto prohibido?
Muchas personas creen que Adán y Eva cometieron un pecado grave cuando comieron del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal. El Evangelio restaurado ofrece una perspectiva diferente.
El presidente Russell M. Nelson explicó: “Fue nuestra gloriosa madre Eva —con su trascendental visión del plan de nuestro Padre Celestial— quien dio inicio a lo que llamamos ‘la Caída’. Su sabia y valiente elección, y el decidido apoyo de Adán, hicieron que avanzara el plan de felicidad de Dios. Ellos hicieron posible que todos viniéramos a la tierra, recibiéramos un cuerpo y demostráramos que escogeríamos defender a Jesucristo ahora, así como lo hicimos en la vida premortal”.
El presidente Dallin H. Oaks analizó la diferencia entre un pecado y una transgresión. Él enseñó: “Este contraste que se indica entre un pecado y una transgresión nos recuerda las claras palabras del segundo Artículo de Fe: ‘Creemos que los hombres serán castigados por sus propios pecados, y no por la transgresión de Adán’ (cursiva agregada). También se asemeja a una distinción que se hace en la ley y que nos es bien conocida: Algunos actos, como el asesinato, son delitos porque son en sí de naturaleza mala; otros, como manejar un vehículo sin licencia de conducir, son delitos solo por estar prohibidos por la ley. De acuerdo con esas distinciones, el hecho que dio como resultado la Caída no fue un pecado —o sea, algo de naturaleza mala— sino una transgresión, algo que era malo por estar prohibido. Estas palabras no siempre se emplean para denotar algo diferente, pero esta diferencia parecería apropiada si la aplicamos a las circunstancias de la Caída”.
¿Quién es la simiente de la mujer?
La simiente de la mujer es una alusión a Jesucristo, que era descendiente de Eva y Adán. Dios declaró que Jesucristo heriría la cabeza de Satanás, mientras que este solo podría herir el talón del Salvador. Esa declaración ilustra el poder que Jesucristo tiene sobre Satanás, a pesar de los intentos de este de luchar contra el Salvador y Su obra.
¿Qué significa que Adán “se enseñorear[ía] de” Eva?
En ocasiones, este pasaje de las Escrituras se ha malinterpretado diciendo que el esposo tiene el permiso de Dios para ser dominante y controlador, lo cual es falso. El presidente Spencer W. Kimball dijo: “Tengo una pregunta sobre la palabra enseñorearse. Nos da una idea equivocada. Yo preferiría usar la palabra presidir”.
En la actualidad, los profetas del Señor nos han enseñado que el esposo y la esposa deben verse el uno al otro como compañeros iguales. El élder Ulisses Soares enseñó: “En la relación conyugal no hay superioridad ni inferioridad, y ninguno camina por delante ni por detrás del otro: caminan uno al lado del otro, como iguales, como linaje divino de Dios. Se convierten en uno en pensamiento, deseo y propósito con nuestro Padre Celestial y Jesucristo al dirigir y guiar juntos la unidad familiar”.
¿Cuál es el significado de que Dios vistiera a Adán y Eva con túnicas de pieles?
Las túnicas de pieles que Dios les dio a Adán y a Eva tenían un profundo significado simbólico; un simbolismo que también aparece representado en los gárments sagrados que recibimos por medio de la investidura del templo. La hermana J. Anette Dennis, Primera Consejera de la Presidencia General de la Sociedad de Socorro, enseñó: “Cuando Adán y Eva comieron del fruto y tuvieron que abandonar el Jardín de Edén, se les dieron túnicas de pieles para cubrirse. Es probable que se haya sacrificado un animal para hacer dichas túnicas de pieles, como símbolo del sacrificio del Salvador por nosotros. Kaphar es la palabra hebrea básica que significa expiación y una de sus acepciones es ‘cubrir’. Nuestro gárment del templo nos recuerda que el Salvador y las bendiciones de Su Expiación nos cubren durante toda la vida. Al vestir el gárment del santo sacerdocio cada día, ese bello símbolo se convierte en parte de nosotros”.
Adam and Eve [Adán y Eva], por Douglas M. Fryer
La Primera Presidencia enseñó lo siguiente sobre el sagrado gárment del templo: “El gárment del santo sacerdocio nos recuerda el velo del templo y ese velo simboliza a Jesucristo. Cuando usted lleva puesto el gárment, lleva un símbolo sagrado de Jesucristo. El llevarlo puesto es una expresión exterior de su compromiso interior de seguirlo a Él. El gárment también es un recordatorio de sus convenios del templo […]. Al guardar sus convenios, incluido el sagrado privilegio de llevar el gárment como se indica en las ordenanzas iniciatorias, tendrá mayor acceso a la misericordia, a la protección, a la fortaleza y al poder del Salvador”.
¿Qué son los querubines?
Los querubines son “figuras que representan [a] seres celestiales, cuya forma exacta se desconoce. Se ha llamado a querubines para custodiar los lugares sagrados”. Dios colocó querubines y una espada encendida para restringir el acceso al árbol de la vida. El profeta Alma enseñó que se impidió a Adán y Eva acercarse al árbol porque su fruto les habría permitido vivir para siempre; en cambio, debían permanecer en su “tiempo de probación” mortal para poder arrepentirse.
¿Por qué Adán y Eva se regocijaron después de que fueron expulsados del Jardín de Edén?
Como seres mortales expulsados del jardín, Adán y Eva iban a experimentar los dolores, los pesares y las dificultades relacionados con nuestro mundo caído. Sin embargo, después de que el ángel del Señor les enseñara y estuvieran llenos del Espíritu Santo, expresaron gratitud por las bendiciones resultantes de la Caída.
“La Caída es una parte integral del Plan de Salvación de nuestro Padre Celestial. La Caída nos lleva en dos direcciones: hacia abajo, pero también hacia delante. Además de introducir la muerte física y espiritual, nos dio la oportunidad de nacer en la tierra y de aprender y progresar. Mediante el ejercicio del albedrío en rectitud y mediante nuestro sincero arrepentimiento cuando pecamos, podemos venir a Cristo y, gracias a Su Expiación, prepararnos para recibir el don de la vida eterna”.
¿Por qué el Señor no aceptó la ofrenda de Caín?
Ni el relato de Génesis ni el de Moisés declaran de forma específica por qué el Señor aceptó la ofrenda de Abel y no la de Caín. Sin embargo, Moisés 5:18 contiene detalles importantes de que “Caín amó a Satanás más que a Dios” y que “Satanás […] mandó” a Caín que hiciese “una ofrenda al Señor”. En las Escrituras se enseña la importancia de la obediencia y de tener intenciones rectas cuando se hacen ofrendas al Señor. Caín siguió las instrucciones de Satanás y sus intenciones no eran puras. El profeta José Smith enseñó que Caín, en su ofrenda, no ejerció fe en la redención de Jesucristo.
Génesis 4:7–15; Moisés 5:23–40
¿Qué sabemos sobre la maldición y la marca puestas sobre Caín?
Dios maldijo a Caín por asesinar a su hermano. La maldición de Caín consistió en que la tierra no le daría cultivos, que andaría errante como fugitivo y que sería separado de la presencia del Señor. Dios también puso una “marca” sobre Caín, la cual fue una señal para que los demás no buscaran venganza y lo mataran.
No está claro cuál fue la marca de Caín, aunque muchos han especulado al respecto. En estudios recientes se indica que la palabra hebrea utilizada para marcar “no se relaciona normalmente con las apariencias ni las características físicas”. En lugar de una marca física, el hebreo señala las acciones que hicieron de Caín un “‘hombre marcado’, lo que significa que el pueblo sabía quién era y que debía mantenerse alejado de él, y dejar que Dios se ocupara de su castigo”.
Debemos evitar especular sobre la índole o la apariencia de la marca de Caín, o si la maldición pesaba sobre alguien más aparte de él. La Iglesia rechaza y condena los prejuicios raciales y culturales en cualquiera de sus formas. El presidente Russell M. Nelson enseñó: “Les aseguro que su posición ante Dios no la determina el color de su piel. La aprobación o desaprobación de Dios depende de su devoción a Dios y a Sus mandamientos, y no del color de la piel”.
Más información
La Caída
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Jeffrey R. Holland, “Merced, justicia y amor”, Liahona, mayo de 2015, págs. 104–106.
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Temas y preguntas, “Caída de Adán y Eva”, Biblioteca del Evangelio.
Gárments del templo
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Jeffrey R. Holland, “El gárment del santo sacerdocio”, Liahona, septiembre de 2024, págs. 4–9.
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J. Anette Dennis, “Vestíos del Señor Jesucristo”, Liahona, mayo de 2024, págs. 10–13.
Multimedia
Videos
“Sacred Temple Clothing” [“La ropa sagrada del templo”] (4:12)
Imágenes
Similitude [Semejanza], por Walter Rane
Adam and Eve Teaching Their Children [Adán y Eva enseñan a sus hijos], por Del Parson
Adam and Eve Offering Sacrifices [Adán y Eva ofrecen sacrificios], por Keith Larson
Cain and Abel [Caín y Abel], por Robert T. Barrett