Seminarios e Institutos
Lección 18: El Salvador ministró en el mundo de los espíritus


Lección 18

El Salvador ministró en el mundo de los espíritus

Introducción

Con respecto al Salvador, los apóstoles modernos han testificado: “La Suya fue una gran dádiva vicaria en favor de todos los que habitarían la tierra” (“El Cristo Viviente: El Testimonio de los Apóstoles”, Liahona, abril de 2000, pág. 2). Gracias al sacrificio expiatorio y al ministerio del Salvador en el mundo de los espíritus, cada uno de los hijos de Dios que han vivido en la Tierra tendrá la oportunidad de aceptar o rechazar el Evangelio. En esta lección, los alumnos aprenderán acerca del papel que el Salvador desempeñó en el mundo de los espíritus y sobre nuestra función en la salvación de los muertos.

Lectura preparatoria

Sugerencias para la enseñanza

Lucas 23:39–43; Doctrina y Convenios 138:11–24

Jesucristo visitó el mundo de los espíritus

Considere mostrar las láminas La sepultura de Jesús (Libro de obras de arte del Evangelio, 2009, Nº 58; véase también LDS.org) y María y el Jesucristo resucitado (Libro de obras de arte del Evangelio, Nº 59).

Invite a un alumno a leer en voz alta la siguiente declaración del élder Spencer J. Condie, de los Setenta:

Imagen
Élder Spencer J. Condie

“Los hechos de la muerte y resurrección de Jesús son aclamados por los cristianos de diferentes denominaciones como creencias fundamentales; sin embargo, lo que el espíritu inmortal de Jesús hizo después de Su muerte física y antes de Su resurrección es un misterio para todos, excepto para los Santos de los Últimos Días. La importancia de lo que hizo durante esas horas constituye el cimiento doctrinal de la edificación de los templos en toda la tierra. Es más, el testimonio de lo que Él hizo puede consolar enormemente a los que lloran la muerte de un ser querido” (“La visita del Salvador al mundo de los espíritus”, Liahona, julio de 2003, pág. 26).

Imagen
La sepultura de Cristo

La sepultura de Cristo, por Carl Heinrich Bloch. Cortesía del Museo Histórico Nacional en el Castillo de Frederiksborg en Hillerød, Dinamarca. Prohibida la reproducción.

Imagen
María y el Jesucristo resucitado

¿Por qué lloras? © 2015 por Simon Dewey. Utilizado con permiso de Altus Fine Art, www.altusfineart.com

Refiérase a las láminas y pregunte a la clase:

  • ¿Qué hizo Jesús entre el tiempo de Su sepultura y Su resurrección?

Para dar algo de contexto, invite a los alumnos a leer Lucas 23:39–43.

  • ¿Qué le dijo el Salvador al malhechor que estaba en la cruz? (Señale que el profeta José Smith enseñó que una traducción más acertada de las palabras del Salvador es: “Hoy estarás conmigo en el mundo de los espíritus” [en History of the Church, tomo V, págs. 424–425]. Muchos cristianos malinterpretan las palabras que el Salvador dirigió al malhechor y piensan que éstas indican que una persona puede arrepentirse de pecados graves en el último momento de su vida. Sin embargo, las Escrituras enseñan que no debemos postergar nuestro arrepentimiento).

  • ¿De qué manera esas palabras nos dan un indicio de lo que el Salvador hizo mientras Su cuerpo se encontraba en la tumba? (Véase también 1 Pedro 4:6).

Diga a los alumnos que el presidente Joseph F. Smith recibió una revelación que describe la visita de Jesucristo al mundo de los espíritus. A fin de ayudar a los alumnos a entender el contexto de esa revelación, resuma la introducción de la sección y los 10 primeros versículos de Doctrina y Convenios 138. Luego pida a algunos alumnos que se turnen para leer en voz alta Doctrina y Convenios 138:11–12, 15–16, 18–19, 23–24. Analicen las siguientes preguntas:

  • Según esta visión, ¿qué hizo el Salvador entre el tiempo de Su sepultura y Su resurrección? (Los alumnos deben expresar que mientras Su cuerpo estaba sepultado, Jesús visitó a los espíritus justos en el mundo de los espíritus).

  • ¿Por qué se llenaron los espíritus justos de gozo y alegría? (Conforme los alumnos respondan, haga hincapié en la siguiente verdad: De acuerdo con el plan de Dios, los muertos que habían sido fieles en la vida terrenal podrían ser redimidos de la muerte después de la resurrección de Jesucristo. Si lo desea, señale que no se enviaron misioneros a predicar a quienes se encontraban en el mundo de los espíritus sino hasta después de la muerte y resurrección del Salvador [véanse Lucas 16:19–31; Moisés 7:36–39]).

Doctrina y Convenios 138:20–37

Todos los hijos de Dios tendrán la oportunidad de escuchar el Evangelio

Invite a los alumnos a leer en silencio Doctrina y Convenios 138:20–21, 25–28 y a encontrar la pregunta que el presidente Smith estaba reflexionando. (Nota: A fin de ayudar a los alumnos a reconocer la importancia de hacer buenas preguntas y buscar las respuestas mientras estudian las Escrituras, señale que muchas de las revelaciones que se encuentran en las Escrituras se recibieron como resultado de una pregunta sincera). Después de que los alumnos respondan, pídales que lean Doctrina y Convenios 138:29–30 y que busquen de qué manera los espíritus que se encontraban en la prisión escucharían el Evangelio. Pregunte:

  • ¿Qué hizo el Salvador entre los justos cuando visitó el mundo de los espíritus? (Asegúrese de que los alumnos entiendan la siguiente verdad: Cuando se encontraba en el mundo de los espíritus, Jesús organizó la obra de salvación para los muertos).

Agrupe a los alumnos de dos en dos y pídales que estudien Doctrina y Convenios 138:30–37 y que analicen la importancia de la palabra todos según aparece en los versículos 30, 31 y 37. Luego de concederles tiempo suficiente, pregunte:

  • ¿Cuál fue el propósito del ministerio del Salvador en el mundo de los espíritus? (Los alumnos deben expresar la siguiente verdad: El Salvador hizo posible que todos los hijos de Dios escucharan el Evangelio y recibieran una plenitud de gozo).

  • ¿Por qué es necesario que se predique el Evangelio a todos los hijos de Dios? (Véanse D. y C. 138:33–34; 1 Pedro 3:18–20).

  • ¿Qué nos enseña eso acerca de los efectos del acto expiatorio de Jesucristo? (Los efectos de la Expiación se extienden hasta el mundo de los espíritus).

Considere compartir las siguientes palabras del presidente Joseph Fielding Smith (1876–1972):

Imagen
Presidente Joseph Fielding Smith

“…¿qué acontecerá con los miles que han muerto y que nunca oyeron de Cristo, que nunca tuvieron la oportunidad de arrepentirse y de recibir la remisión de sus pecados, que nunca conocieron a un élder de la Iglesia que poseyera la autoridad? Algunos de nuestros buenos vecinos cristianos les dirán que esas personas están perdidas para siempre…

“¿Sería justo eso? ¿Sería equitativo? ¡No! El Señor dará a cada hombre la oportunidad de oír y de recibir la vida eterna, o un lugar en Su reino” (véase Doctrina de Salvación, comp. Bruce R. McConkie, 3 tomos, 1978–1979, tomo II, pág. 124).

  • ¿Por qué son importantes esas verdades acerca del mundo de los espíritus? ¿Qué importancia tiene el que una persona conozca esas verdades acerca del mundo de los espíritus?

  • ¿De qué modo el conocimiento del ministerio del Salvador en el mundo de los espíritus puede ser un consuelo para ustedes?

Podemos contribuir a la salvación de los muertos

Entregue a cada alumno una copia del volante adjunto, “La obra por los muertos en los últimos días”. Divida a los alumnos en grupos pequeños o de dos en dos. Invítelos a leer las declaraciones que aparecen en el volante a fin de buscar y analizar las bendiciones prometidas para quienes participan en la obra de redimir a los muertos.

Imagen
volante, La obra por los muertos en los últimos días

Después de darles suficiente tiempo, haga las siguientes preguntas:

  • ¿De qué manera nuestra participación en la obra del templo y de historia familiar ayuda a quienes han muerto a tener acceso a las bendiciones que se obtienen por medio del sacrificio expiatorio de Jesucristo?

  • ¿De qué modo el participar en ordenanzas vicarias por los muertos nos ayuda a ser más parecidos al Salvador? (A medida que los alumnos respondan, haga hincapié en el siguiente principio: Al participar en ordenanzas del templo en favor de nuestros parientes que han fallecido, contribuimos a su salvación y nos fortalecemos contra el adversario).

Considere compartir la siguiente explicación del presidente Gordon B. Hinckley (1910–2008) con respecto a la forma en que la obra vicaria por los muertos se asemeja a la obra redentora del Salvador:

Imagen
Presidente Gordon B. Hinckley

“Que yo sepa, lo que se lleva a cabo en la Casa del Señor… se asemeja más al espíritu del sacrificio del Señor que cualquier otra obra. ¿Por qué? Porque la realizan personas que, de buena gana, dan de su tiempo y de sus recursos, sin esperar agradecimiento o recompensa alguna, a fin de hacer por otras personas lo que éstas no pueden hacer por sí mismas” (“El espíritu de Elías”, Liahona, noviembre de 1996, pág. 21; véase también Abdías 1:21).

Dirija la atención de los alumnos nuevamente a las declaraciones del volante y pregunte:

  • ¿Han visto o sentido alguna de las bendiciones que se prometen a quienes participan en la obra de redimir a los muertos?

Pida a los alumnos que mediten en silencio la siguiente pregunta:

  • ¿Cuál de esas promesas desean tener en su vida ahora mismo, y qué están dispuestos a hacer para obtenerla?

Desafíe a los alumnos a reunirse con el consultor de historia familiar de su barrio y a aprender más en cuanto a la forma de hacer la obra por sus antepasados que han fallecido. Lea en voz alta Doctrina y Convenios 128:22 y testifique acerca del ministerio eterno de Jesucristo y de la sagrada obra por los muertos que se preparó desde antes de la fundación del mundo.

Material de lectura para el alumno

La obra por los muertos en los últimos días

El élder John A. Widtsoe (1872–1952), del Quórum de los Doce Apóstoles, enseñó lo siguiente con respecto a nuestra misión preordenada de ayudar a salvar a los hijos e hijas de Dios:

Imagen
Élder John A. Widtsoe

“En nuestro estado preterrenal, en el día del gran concilio, concertamos un acuerdo con el Dios Todopoderoso. El Señor propuso el plan que había concebido y nosotros lo aceptamos. Puesto que el plan tiene por objeto abarcar a todo el género humano, somos partícipes en la salvación de todas las personas que se acogieron a ese plan. En ese concilio, convinimos no sólo en ser salvadores de nosotros mismos sino… en ser salvadores de toda la familia humana. Entramos en una sociedad con el Señor; y al llevar a cabo el plan, llegó a ser entonces no sólo la obra del Padre ni sólo la obra del Salvador, sino también la nuestra. El menor de nosotros, el más humilde, está en sociedad con el Todopoderoso para lograr el propósito del plan eterno de salvación (“The Worth of Souls”, Utah Genealogical and Historical Magazine, octubre de 1934, pág. 189)” (en Doctrina y Convenios y la Historia de la Iglesia: Manual para el maestro, 2000, pág. 202).

El élder Richard G. Scott, del Quórum de los Doce Apóstoles, alentó a la juventud de la Iglesia a hacer la obra del templo por sus propios antepasados:

Imagen
Élder Richard G. Scott

“Toda obra que hagas en el templo es tiempo bien utilizado, pero recibir las ordenanzas en forma vicaria por alguno de tus antepasados hará el tiempo que pases en el templo más sagrado e incluso se recibirán bendiciones aún más grandiosas…

“¿Deseas una forma segura de eliminar la influencia del adversario en tu vida? Dedícate a la búsqueda de tus antepasados, prepara sus nombres para las sagradas ordenanzas vicarias del templo y después ve como representante para recibir por ellos las ordenanzas del bautismo y del don del Espíritu Santo… No puedo pensar en una protección mayor contra la influencia del adversario en tu vida” (“El gozo de redimir a los muertos”, Liahona, noviembre de 2012, pág. 94).

El élder David A. Bednar, del Quórum de los Doce Apóstoles, extendió la siguiente invitación y promesa:

Imagen
Élder David A. Bednar

“Invito a los jóvenes de la Iglesia a aprender sobre el espíritu de Elías y a experimentarlo. Los aliento para que estudien, para que busquen a sus antepasados y se preparen para efectuar bautismos vicarios en la casa del Señor por sus propios familiares fallecidos (véase D. y C. 124:28–36). Y los exhorto a ayudar a otras personas a buscar sus datos de historia familiar.

“Si responden con fe a esta invitación, el corazón de ustedes se volverá a los padres. Las promesas que se hicieron a Abraham, Isaac y Jacob se arraigarán en su corazón. Sus bendiciones patriarcales, en las que se declara el linaje, los unirá a esos padres y cobrarán mayor significado para ustedes. El amor y la gratitud que sienten hacia sus antepasados aumentará. Su testimonio del Salvador y su conversión a Él serán profundos y perdurables. Y les prometo que serán protegidos contra la creciente influencia del adversario. A medida que participen en esta obra sagrada y lleguen a amarla, serán protegidos en su juventud y durante su vida” (“El corazón de los hijos se volverá”, Liahona, noviembre de 2011, págs. 26–27).