Trinidad

El primer Artículo de Fe de la Iglesia dice: “Nosotros creemos en Dios el Eterno Padre, y en su Hijo Jesucristo, y en el Espíritu Santo”. Esos tres seres componen la Trinidad. Presiden este mundo y todas las demás creaciones de nuestro Padre Celestial.

Los Santos de los Últimos Días ven a los miembros de la Trinidad de un modo que coincide en muchos aspectos con las opiniones de otros cristianos, aunque con diferencias significativas. Los Santos de los Últimos Días oran a Dios el Padre en el nombre de Jesucristo. Reconocen al Padre como el principal Ser a quien adoran, al Hijo como el Señor y Redentor, y al Espíritu Santo como el mensajero y revelador del Padre y del Hijo. No obstante, hay algo en el que los Santos de los Últimos Días difieren de otras religiones cristianas: su creencia en que Dios y Jesucristo son seres glorificados y físicos, y que cada miembro de la Trinidad es un ser separado.

La verdadera doctrina de la Trinidad se perdió durante la apostasía que surgió tras el ministerio terrenal del Salvador y la muerte de Sus apóstoles. Esa doctrina comenzó a restaurarse cuando el joven José Smith, de catorce años, tuvo la Primera Visión . Gracias al relato del Profeta sobre la Primera Visión y a otras de sus enseñanzas, sabemos que los miembros de la Trinidad son tres seres separados. El Padre y el Hijo tienen cuerpos tangibles y glorificados de carne y hueso, y el Espíritu Santo es un personaje de espíritu .

Aunque los miembros de la Trinidad son seres distintos con diferentes funciones, son uno en propósito y en doctrina, y están perfectamente unidos para llevar a cabo el divino Plan de Salvación del Padre Celestial.