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El propósito de las ordenanzas del sacerdocio


Lección 4

El propósito de las ordenanzas del sacerdocio

Esta lección debe aumentar nuestro entendimiento de las ordenanzas del sacerdocio y la importancia de ellas en nuestra vida.

Introducción

“Creemos que por la Expiación de Cristo, todo el género humano puede salvarse, mediante la obediencia a las leyes y ordenanzas del Evangelio” (Artículo de Fe Nº 3).

Una ordenanza es cualquier cosa que Dios ordena o decreta que sea hecha. Sin embargo, por lo general nosotros utilizamos la palabra para referirnos a ritos y ceremonias que el Señor nos ha dado para nuestra salvación y consuelo. (Véase Bruce R. McConkie, Mormon Doctrine, pág. 548.) En este sentido las ordenanzas son actos que simbolizan una experiencia espiritual. Al tomar parte en ellas, recibimos el poder espiritual para cambiar nuestra vida. El bautismo, por ejemplo, representa entre otras cosas un “lavamiento” por medio del cual nuestros pecados se borran completamente después de un verdadero arrepentimiento.

Para evitar confusiones y el mal uso de esos ritos, nuestro Padre Celestial ordenó que estas ordenanzas del Evangelio se llevaran a cabo por medio de la autoridad del sacerdocio. Una ordenanza es válida y reconocida por nuestro Padre Celestial solamente cuando se efectúa mediante la debida autoridad.

Hay dos clases de ordenanzas del sacerdocio: aquellas que son necesarias para la exaltación y las que se llevan a cabo para nuestro bienestar y guía.

Ordenanzas necesarias para la exaltación

Las Escrituras nos dicen que es sólo por medio de las ordenanzas del sacerdocio que podremos volver a la presencia de nuestro Padre Celestial y verlo nuevamente cara a cara (véase D. y C. 84:20–22).

Escriba en la pizarra o muestre el cartel que tiene la lista de las ordenanzas necesarias para la exaltación. (Véanse las sugerencias en “Preparación del maestro”.)

El presidente Wilford Woodruff dijo: “Ningún hombre puede entrar en el Reino de Dios a menos que nazca del agua y del espíritu… Ningún hombre recibirá la gloria celestial a menos que reciba las ordenanzas de la Casa de Dios” (en Journal of Discourses, 19:361).

Lea Juan 3:3–5. ¿Qué ordenanzas se mencionan en este pasaje de las Escrituras? (El Bautismo y la Imposición de manos por el don del Espíritu Santo.)

Bautismo

Muestre la ayuda visual 4-a, “El bautismo es la primera ordenanza del Evangelio”.

La ordenanza del bautismo es la primera que debemos recibir si queremos morar en la presencia de nuestro Padre Celestial. Para volver a Él, debemos ser limpios y dignos. El bautismo hace posible que seamos perdonados de los pecados de los que nos hemos arrepentido; nos permite lograr la pureza que se requiere para morar en la presencia del Señor. (Véase Deberes y bendiciones del sacerdocio, Parte A, capítulo 29, “El bautismo: Un convenio continuo”.)

¿Por qué cuando nos bautizamos hablamos de una nueva vida? ¿Cómo puede ayudarnos el bautismo a volver a la presencia de nuestro Padre Celestial?

Cuando nos bautizamos, nos sumergen en el agua. Las Escrituras comparan esto, o la acción de sumergir, a enterrar nuestro pasado. Cuando salimos del agua, es como si nos hubieran lavado y nuestros pecados desaparecieran y como si comenzáramos una vida nueva. Una vez que nos encontramos libres de nuestros pecados, recibimos un poder espiritual más grande para cambiar nuestra vida y llegar a ser más como nuestro Padre Celestial.

Pida a los miembros de la clase que expliquen cómo el bautismo afectó su vida.

La Santa Cena

La ordenanza de la Santa Cena nos hace recordar las promesas que hicimos cuando nos bautizamos. Cuando tomamos el pan y el agua, recordamos nuevamente la vida de nuestro Salvador y Su sacrificio; recordamos nuestra promesa de seguirlo. El participar dignamente de la Santa Cena constituye una fuente de fortaleza espiritual. Nos ayuda a desarrollar una capacidad más fuerte para obedecer los mandamientos, ya que si nos arrepentimos con sinceridad y tomamos la Santa Cena dignamente, podemos ser lavados de los pecados que hayamos cometido después del bautismo. Esta es la manera de renovar y de poner al día el convenio que hicimos cuando nos bautizamos.

El don del Espíritu Santo

Muestre la ayuda visual 4-b, “El conferir el don del Espíritu Santo es una ordenanza del Sacerdocio de Melquisedec”.

El profeta José Smith explicó: “Si al bautismo de agua no lo acompaña el bautismo de fuego y del Espíritu Santo, no tiene ningún valor; están unidos necesaria e inseparablemente. El individuo debe nacer del agua y del Espíritu para poder entrar en el reino de Dios” (Enseñanzas del Profeta José Smith, págs. 446–447).

¿Por qué es necesario recibir el don del Espíritu Santo para poder alcanzar la exaltación?

Se promete el don del Espíritu Santo por medio de la imposición de manos a todos los que se hayan arrepentido de sus pecados y hayan sido bautizados y confirmados miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Esta ordenanza, que llevan a cabo los poseedores del Sacerdocio de Melquisedec, nos da el derecho de recibir la guía del Espíritu Santo durante nuestra vida en esta tierra y nos ayuda a obedecer las leyes, los principios y las ordenanzas del Evangelio. El Espíritu Santo nos da testimonio del Padre y del Hijo (véase 3 Nefi 28:11), nos muestra las cosas que habrán de venir (véase Juan 16:13), nos ayuda a recordar (véase Juan 14:26) y nos enseña la verdad de todas las cosas (véase Moroni 10:5). (Véase Deberes y bendiciones del sacerdocio, Parte A, Lección 30, “El don del Espíritu Santo”.)

¿Cómo ha influido el don del Espíritu Santo en su vida? Pida a los miembros de la clase que cuenten sus experiencias personales al respecto.

La ordenación al Sacerdocio de Melquisedec

Muestre la ayuda visual 4-c, “La ordenación al Sacerdocio de Melquisedec es necesaria para la salvación”.

Los varones dignos deben ser ordenados al Sacerdocio de Melquisedec para poder alcanzar la exaltación. Esta ordenación permite que un hombre reciba el poder y la autoridad de Dios por medio de la cual puede llevar a cabo las ordenanzas por sus seres queridos, tanto por los vivos como por los que hayan fallecido. El sacerdocio llega a ser una fuente de conocimiento para ese varón; lo ayuda a entender las cosas espirituales, a servir a sus semejantes y a efectuar la obra de Dios aquí en la tierra.

Algunas de las formas en que una mujer puede recibir las bendiciones del Sacerdocio de Melquisedec es recibir las ordenanzas del Evangelio bajo las manos del sacerdocio y el estar casada con un digno poseedor del sacerdocio. Las bendiciones que se derraman sobre un hogar cuando el hombre honra su sacerdocio afectan tanto a su esposa como a él; quizás, la forma más importante en la que ella participa de las bendiciones del sacerdocio sea cuando recibe su investidura y se casa en el templo.

La investidura

Muestre la ayuda visual 4-d, “La salvación viene por medio de las ordenanzas del templo”.

La investidura es una ordenanza sagrada que se lleva a cabo solamente en el templo. El presidente Brigham Young dijo:“Su investidura consiste en recibir, en la casa del Señor, todas las ordenanzas que les son necesarias, después que hayan salido de esta vida, para permitirles volver a la presencia del Padre, para que los ángeles que están allí de centinelas los dejen pasar, estando ustedes preparados para darles las palabras claves, las señas y los signos pertenecientes al Santo Sacerdocio, y lograr su exaltación eterna a pesar de la tierra y del infierno” (Discourses of Brigham Young, sel. John A. Widtsoe, Deseret Book Co., Salt Lake City, 1971, pág. 416).

La investidura del templo nos enseña muchas cosas que debemos saber y hacer para volver a la presencia de nuestro Padre Celestial. Allí hacemos promesas al Señor. Prometemos, por ejemplo, cumplir estrictamente con la ley de castidad; prometemos ser obedientes y estar dispuestos a dar todo lo que tenemos para ayudar en la obra del Señor. Por el hecho de que estas promesas son tan sagradas, la investidura sólo se da a aquellos que se hayan mostrado dispuestos a guardar los mandamientos de nuestro Padre Celestial. Para recordarles estas promesas, se les da ropa sagrada para poner sobre su cuerpo.

¿Cómo nos ayuda el guardar estas promesas a volver a nuestro Padre Celestial?

El casamiento en el templo

La ordenanza del matrimonio en el templo también es necesaria si queremos llegar a ser como nuestro Padre Celestial. Para alcanzar la exaltación familiar se requiere que nosotros y nuestras familias seamos sellados por toda la eternidad. Por esta razón, debemos enseñarles a nuestros hijos a tener reverencia por los templos y prepararles para el matrimonio en el templo.

Lea la siguiente historia que le fue contada por un guardia del Templo de Salt Lake al presidente Harold B. Lee:

“Hace algún tiempo, una mañana, estaba sentado leyendo en el escritorio de la garita a la entrada del templo cuando repentinamente fui interrumpido por unos golpes en la puerta. Allí estaban dos niños, al parecer de unos siete u ocho años. Entonces abrí la puerta y noté que estaban mal vestidos y que no se habían peinado o lavado la cara; daba la sensación de que habían salido de su casa antes de que sus padres se despertaran. Detrás de los niños vi a dos bebés en sus respectivos cochecitos. Pregunté a los niños qué deseaban, a lo que uno de ellos respondió apuntando hacia uno de los más chiquitos: ‘El se llama Joe. Lo que pasa es que hoy cumple dos años, y yo quería que tocara el templo, para que cuando sea un hombre viejo recuerde que tocó el templo cuando tenía dos años’.

“Luego, apuntando hacia el otro nene dijo: ‘El se llama Mark y también tiene dos años’. Entonces, con una reverencia poco común en niños de tan corta edad, me preguntó: ‘¿Podemos entrar y tocar el templo?’ Respondí: ‘Por supuesto que sí’. Entonces entraron y comenzaron a caminar hacia el templo, empujando los cochecitos. Sacando a los niñitos de los coches, los levantaron y pusieron sus manitas contra el sagrado edificio. Mientras miraba lleno de emoción y con un nudo en la garganta, escuché al niño decir a su hermanito menor: ‘Joe, ahora tú recordarás para siempre que tocaste el templo cuando tenías dos años’. Luego me agradecieron y se fueron” (“Marriage for eternity”, Improvement Era, junio de 1957, pág. 406).

Pida que un miembro de la clase lea D. y C. 131:1–4.

Según este pasaje de las Escrituras, ¿por qué es esencial que nos sellemos en el templo?

El matrimonio por las eternidades, que sólo se realiza en los templos, hace posible que las familias vivan juntas para siempre. Una de las bendiciones más grandes del matrimonio efectuado en el templo es que hace posible que tengamos una familia eterna, similar a la familia de nuestro Padre Celestial.

¿De qué manera el saber que su matrimonio es eterno afectaría a su matrimonio y a sus relaciones familiares en general?

¿Por qué debemos considerar el matrimonio en el templo como una ordenanza importante?

Ordenanzas de consuelo y de guía

Escriba en la pizarra o muestre el cartel que tiene la lista de ordenanzas para consuelo y guía. (Véase las sugerencias bajo “Preparación del maestro”.)

El otorgamiento del nombre y la bendición de los niños

Muestre la lámina 4-e, “Generalmente se les da un nombre y se bendice a los niños durante la reunión de testimonios”.

A los niños generalmente se les bendice durante la reunión de ayuno y testimonios. En esa oportunidad, un miembro que posee el Sacerdocio de Melquisedec, con preferencia el padre, le da al niño un nombre oficial y una bendición (véase D. y C. 20:70).

Si algún miembro de la clase tuvo la oportunidad de bendecir a uno de sus hijos, pídale que relate al resto de la clase cómo se sintió. Entonces, relate la siguiente historia para ilustrar la forma en que nuestro Padre Celestial nos ayuda a llevar a cabo las ordenanzas.

“Un hombre, quien hacía poco se había convertido en padre relató… una historia acerca de la inspiración del Espíritu Santo, inspiración de la que fueron testigos todos los miembros del barrio: ‘Estoy muy emocionado esta tarde. Cuando me paré para bendecir a mi hijito, no estaba seguro de lo que iba a decir, aunque ya había pensado en algunas cosas que podría pronunciar. Pero cuando lo tomé en mis brazos y comencé la oración, sentí varias impresiones en mi mente. Sentí que no estaba solo cuando lo estaba bendiciendo: el Señor me inspiró a través del poder del Espíritu Santo para saber lo que tenía que decir’ ” (Jay L. Parry, “Miracles Today?” Ensign, enero de 1978, pág. 53).

La bendición de los enfermos

Muestre la ayuda visual 4-f; “Los élderes fieles tienen el poder para dar una bendición de salud a los enfermos”.

Otra ordenanza que los poseedores del Sacerdocio de Melquisedec pueden llevar a cabo es bendecir a los enfermos. Así como Jesús bendijo a los enfermos, los élderes que son fieles también tienen el poder de bendecir y de sanar a los enfermos. Sin embargo, los élderes deben recordar que cuando bendicen a los enfermos, es la voluntad del Señor la que debe hacerse (véase D. y C. 42:43–48).

Pida a los integrantes de la clase que relaten sus experiencias en cuanto a las bendiciones de enfermos.

La consagración del aceite

La consagración del aceite la hacen varones que poseen el Sacerdocio de Melquisedec en preparación para la unción de los enfermos. Sólo el aceite puro de oliva se consagra y dedica para usarse en la unción de los enfermos.

Las bendiciones patriarcales

Las bendiciones patriarcales son bendiciones inspiradas que dan los patriarcas que han sido ordenados para dicho propósito a los miembros dignos de la Iglesia. Estas bendiciones proveen consejo y guía a las personas que las reciben e incluyen una declaración inspirada del linaje de estas personas dentro de la casa real de Israel. Todas las bendiciones patriarcales dadas por patriarcas ordenados se registran y se conservan en los registros de la Iglesia y son personales, sagradas; por lo que no se deben hacer públicas.

Las bendiciones paternas

En ocasiones especiales en la vida de los miembros de la familia, un padre puede dar bendiciones paternas. Por ejemplo, antes de que uno de ellos salga a una misión, antes de casarse, o antes de ir a estudiar lejos de la casa muchas veces un padre quiere dar a su hijo una bendición especial. Estas bendiciones paternas también pueden darse para ayudarles a sobrellevar pruebas y dificultades, o para ayudarles a resolver algún problema o duda.

Las bendiciones de consuelo y las de consejo

Cuando una persona no puede recibir una bendición paterna, puede recibir una de consuelo y de guía de su obispo, de su presidente de rama, de los maestros orientadores, o de otros poseedores del Sacerdocio de Melquisedec. Estas bendiciones son similares a las bendiciones paternas, ya que ayudan a las personas a prepararse para momentos especiales en la vida o para resolver problemas que requieran ayuda especial de nuestro Padre Celestial.

Pida a los miembros de la clase que cuenten sus experiencias con respecto a este tipo de bendiciones.

La dedicación de sepulcros

La dedicación de los sepulcros la llevan a cabo los poseedores del Sacerdocio de Melquisedec. La oración dedicatoria generalmente expresa consuelo para la familia del fallecido, pide protección especial para el sitio mismo e incluye otras bendiciones según lo indique el Espíritu.

Conclusión

Las ordenanzas del sacerdocio nos fueron dadas para ayudarnos a volver a la presencia de nuestro Padre Celestial. Para que estas ordenanzas sean aceptadas por Dios, deben ser llevadas a cabo bajo la debida autoridad del sacerdocio. El presidente Lorenzo Snow dijo lo siguiente:

“Hay solamente un camino por el cual podemos asegurarnos la exaltación y la gloria. Debemos ser bautizados para la remisión de los pecados y se nos deben imponer las manos para recibir el Espíritu Santo. Estas y otras ordenanzas son absolutamente necesarias para obtener la exaltación y la gloria” (Millenial Star, 27 de junio de 1895, pág. 405).

Otras ordenanzas nos dan guía y consuelo. Cuando estas ordenanzas del sacerdocio se hacen correctamente, proporcionan un gran poder espiritual que nos ayuda a cambiar y a mejorar nuestra vida.

Debemos recordar que las bendiciones que se nos prometen en cualquier ordenanza serán cumplidas siempre que vivamos dignamente.

Cometidos

  1. Haga planes específicos para recibir todas las ordenanzas necesarias para la exaltación.

  2. Viva dignamente para así poder administrar las ordenanzas del sacerdocio a otros.

  3. Trate de que cada vez que se administren las ordenanzas a los miembros de su familia sea una ocasión especial y sagrada.

Pasajes adicionales de las Escrituras:

  • Santiago 5:14–15 (los élderes tienen el poder para bendecir a los enfermos).

  • Mosíah 13:30 (la importancia de observar las ordenanzas).

  • 3 Nefi 11:32–40 (la necesidad del bautismo y del don del Espíritu Santo).

  • Mormón 9:24 (la Imposición de manos para bendecir a los enfermos).

  • D. y C. 20:41 (recibir el don del Espíritu Santo).

  • D. y C. 105:33 (recibir la investidura).

Preparación del maestro

Antes de presentar esta lección:

  1. Prepárese para escribir en la pizarra una lista de las ordenanzas necesarias para la exaltación (o prepare un cartel): el bautismo, la Santa Cena, la Imposición de manos para recibir el don del Espíritu Santo, la ordenación al Sacerdocio de Melquisedec, la investidura y el matrimonio en el templo.

  2. Prepárese para escribir en la pizarra una lista que muestre las ordenanzas de consuelo y guía (o haga un cartel): bendiciones de niños, unción de los enfermos, consagración de aceite, bendiciones patriarcales, bendiciones paternas, bendiciones de guía y de consuelo y dedicación de sepulcros.

  3. Pida a algunos de los integrantes de la clase que lean o presenten las historias o los pasajes de las Escrituras de la lección.

Nota: No entre en detalles acerca de cómo se llevan a cabo estas ordenanzas. Esta información se provee en la lección 5.