“Capítulo 63: Los pioneros van al Valle del Lago Salado: Abril–julio de 1847,” Relatos de Doctrina y Convenios (2002), 225–28
“Capítulo 63,” Relatos de Doctrina y Convenios, 225–28
Capítulo 63
Los pioneros van al Valle del Lago Salado
Abril–julio de 1847
Durante la primera parte del viaje, las tierras que cruzaron los pioneros eran en su mayoría planas y estaban cubiertas de hierbas altas. A este tipo de terreno se le llama llanura. Los indígenas vivían en las llanuras, y no había ciudades ni granjas.
Durante el viaje todos tenían una responsabilidad. Las mujeres cuidaban a los niños y cocinaban. Los hombres abrían caminos, construían puentes, reparaban carretas y cazaban para tener alimentos.
Los pioneros viajaban todo el día y por la noche hacían un círculo con las carretas y acampaban. Tanto las personas como los animales permanecían adentro del círculo. Hacían fogatas y cocinaban la comida.
Con frecuencia los pioneros bailaban y cantaban. Una de las canciones que les gustaba cantar era “¡Oh, está todo bien!”, porque cantarla les ayudaba a tener el valor para enfrentar sus desafíos. Brigham Young les dijo a los santos que descansaran y adoraran a Dios los domingos. Los santos oraban, estudiaban las Escrituras y tenían la reunión sacramental.
Todos los días a las cinco de la mañana, un hombre tocaba el clarín para hacerle saber a los pioneros que era hora de levantarse. Debían orar, desayunar, alimentar a los animales y estar listos para salir a las siete de la mañana.
Los pioneros viajaron durante cuatro meses por las llanuras y en el camino se encontraron con algunas personas. Algunos de ellos eran tramperos que le dijeron a Brigham Young que no fueran a las Montañas Rocosas porque sería muy difícil obtener cosechas en ese lugar.
Otras personas le dijeron a Brigham Young que llevara a los santos a California, porque la tierra era fértil y el clima era templado. Pero Brigham Young dijo que el Señor le había mostrado el lugar al que debían ir.
Por fin los pioneros llegaron a las Montañas Rocosas, por las cuales era muy difícil viajar.
Brigham Young se enfermó y no podía viajar muy rápido. Escogió a algunos hombres para que se adelantaran al Valle del Gran Lago Salado para que comenzaran a plantar semillas.
Los hombres llevaron sus carretas por las montañas, bajaron al valle y acamparon a orillas de un arroyo.
Dedicaron el lugar y le pidieron al Señor que bendijera las semillas que iban a plantar. Después de eso las plantaron.
Tres días después, Brigham Young y el resto de su grupo salieron de las montañas y vieron el valle. Cuando Brigham Young lo vio, supo que era el lugar en el que el Señor quería que vivieran los santos. Dijo: “Éste es el lugar. Continuemos”. Los santos condujeron sus carretas hacia el valle. Era el 24 de julio de 1847. Después de viajar 1.600 kilómetros por las llanuras y las montañas, los santos finalmente habían encontrando un lugar en el que se podrían quedar. Estaban agradecidos con Dios por haberlos dirigido a un lugar de paz y seguridad, aunque sabían que habría muchos más desafíos que vencer.