Antiguo Testamento 2022
Ideas a tener presentes: Los Libros Históricos del Antiguo Testamento


“Ideas a tener presentes: Los Libros Históricos del Antiguo Testamento”, Ven, sígueme — Para uso individual y familiar: Antiguo Testamento 2022 (2021)

“Ideas a tener presentes: Los Libros Históricos del Antiguo Testamento”, Ven, sígueme — Para uso individual y familiar: 2022

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Ideas a tener presentes

Los Libros Históricos del Antiguo Testamento

Los libros desde Josué hasta Ester se conocen tradicionalmente como los “Libros Históricos” del Antiguo Testamento. No obstante, eso no significa que no haya otros libros del Antiguo Testamento que tengan valor histórico. Más bien, a los Libros Históricos se les llama así porque el objetivo principal de sus escritores era mostrar la mano de Dios a lo largo de la historia del pueblo de Israel. Su propósito no era explicar la ley de Moisés, como lo hacen Levítico y Deuteronomio. Tampoco era expresar alabanzas ni lamentaciones de forma poética, como sucede en los Salmos y en Lamentaciones. Tampoco se trataba de registrar las palabras de los profetas, como ocurre en los libros de Isaías y de Ezequiel. En vez de ello, los Libros Históricos hacen una narración.

Una cuestión de perspectiva

Como es natural, la historia se narra desde cierto punto de vista o, más bien, desde ciertos puntos de vista. Así como resulta imposible observar una flor, una roca o un árbol desde varios ángulos a la misma vez, es inevitable que un relato histórico determinado refleje la perspectiva de la persona o del grupo de personas que lo escribe. Dicha perspectiva comprende los aspectos relacionados con la nacionalidad o la etnia del escritor, así como las normas sociales y las creencias propias de su cultura. Comprender eso nos ayuda a entender el que los escritores y compiladores de los Libros Históricos se hayan centrado en algunos detalles determinados, mientras omitían otros1. Es probable que hayan llegado a ciertas presunciones que otras personas no habrían supuesto, y que hayan arribado a determinadas conclusiones basándose en esos detalles y suposiciones. Es posible notar las diferentes perspectivas que hay a lo largo de los libros de la Biblia (e incluso a veces en un mismo libro de esta)2. Cuanto más tengamos presentes esas distintas perspectivas, tanto mejor podremos entender los Libros Históricos.

Una perspectiva que todos los Libros Históricos del Antiguo Testamento tienen en común es la de los hijos de Israel, el pueblo del convenio de Dios. Su fe en el Señor los ayudó a ver la mano de Él en sus vidas, así como la intervención de Él en los asuntos de su nación. Aunque los libros de historia secular no tienden a ver las cosas de esa manera, dicha perspectiva espiritual es parte de lo que hace que los Libros Históricos del Antiguo Testamento sean tan valiosos para quienes procuran edificar su fe en Dios.

El contexto del resto del Antiguo Testamento

Los Libros Históricos comienzan desde el punto en que termina el libro de Deuteronomio, cuando los años de errar por el desierto de los israelitas estaban por concluir. El libro de Josué narra cómo los hijos de Israel se hallaban listos para entrar en Canaán, su tierra prometida, y describe cómo la toman. Los libros que le suceden —desde Jueces hasta 2 Crónicas— relatan las vivencias de los hijos de Israel en la tierra prometida, desde el momento en que se establecieron allí, hasta la época en que fueron conquistados por Asiria y por Babilonia. Los libros de Esdras y de Nehemías narran el regreso de varios grupos de israelitas a su capital, Jerusalén, décadas después. Por último, el libro de Ester nos da una relación sobre los israelitas que vivían en el exilio bajo el dominio persa.

Y en ese punto es donde termina la cronología del Antiguo Testamento. Quienes leen la Biblia por primera vez, en ocasiones se sorprenden al descubrir que, en efecto, ya han terminado de leer la narración que nos brinda el Antiguo Testamento antes de haber leído poco más de la mitad de sus páginas. Después de Ester, no tenemos mucha información sobre la historia de los israelitas. En lugar de ello, los libros que siguen —en especial los libros de los profetas— transcurren dentro del lapso de tiempo que abarcan los Libros Históricos3. Por ejemplo, el ministerio del profeta Jeremías tiene lugar durante los acontecimientos que están registrados en 2 Reyes 22–25 (así como el relato correspondiente que se narra en 2 Crónicas 34–36). Entender eso influirá en el modo en que leerá tanto las narraciones históricas como los libros proféticos.

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una mano que sostiene una pieza de rompecabezas [puzle] y un rompecabezas [puzle] a medio armar sobre una mesa

Algunos pasajes de las Escrituras pueden parecerse a una pieza de rompecabezas [puzle] que no sabemos a qué parte del rompecabezas corresponde.

Qué hacer cuando algo parece no tener sentido

Al leer el Antiguo Testamento, tal como sucede en cualquier otra narración, es probable que lea sobre personas que hacen o dicen cosas que, desde nuestro punto de vista moderno, parecen extrañas o incluso inquietantes. Es muy factible que así sea, pues los autores del Antiguo Testamento veían el mundo desde una perspectiva que, en muchas formas, es muy diferente de la nuestra. La violencia, las relaciones étnicas y el rol de la mujer son solo algunas de las cuestiones que los escritores de la antigüedad pueden haber visto de manera diferente de como las vemos hoy en día.

Entonces, ¿qué debemos hacer al encontrar pasajes de las Escrituras que parezcan causarnos inquietud? Primero, podría resultar útil considerar el pasaje en un contexto más amplio: ¿cómo se relaciona con el plan de salvación de Dios?, ¿cómo se relaciona con lo que usted sabe sobre la naturaleza del Padre Celestial y de Jesucristo?, ¿de qué modo concuerda con las verdades reveladas en otras Escrituras o con las enseñanzas de los profetas vivientes?, y ¿de qué modo concuerda con lo que el Espíritu le susurra a usted al corazón y a la mente?

En algunos casos, puede suceder que el pasaje parezca no concordar con ninguna de esas cosas; a veces, podría ser como una pieza de rompecabezas [puzle] que, al parecer, no encaja con ninguna de las demás piezas que usted ya ha armado. No se puede tratar de encajar la pieza por la fuerza, pero tampoco hay que darse por vencido con el rompecabezas. Más bien, es posible que tenga que dejar la pieza a un lado por ahora y, a medida que aprenda más y complete más el rompecabezas, podrá ver mejor cómo encajan las piezas.

También puede ser útil recordar que, además de limitarse a una perspectiva particular, los relatos de las Escrituras están sujetos a errores humanos (véase Artículos de Fe 1:8). Por ejemplo, a lo largo de los siglos “se han quitado muchas cosas claras y preciosas [de la Biblia]”, incluso algunas verdades importantes sobre la doctrina y las ordenanzas (1 Nefi 13:28; véanse también los versículos 29, 40). Al mismo tiempo, debemos estar dispuestos a admitir que nuestra propia perspectiva también es limitada: siempre habrá cosas que no comprendamos plenamente y preguntas que aún no podamos responder.

Buscar los tesoros

Mientras tanto, las preguntas sin responder no tienen por qué evitar que hallemos los preciados tesoros de verdad eterna que se encuentran en el Antiguo Testamento, aun cuando, a veces, dichos tesoros estén escondidos entre pedregales de vivencias extrañas y de malas decisiones que han tomado personas imperfectas. Es posible que los tesoros más preciados sean los relatos y pasajes que testifiquen del amor de Dios, en especial, aquellos que nos hacen pensar en el sacrificio de Jesucristo. Vistos desde cualquier perspectiva, tales tesoros brillan con tanta luz hoy en día como brillaban en el pasado. Y puesto que estos relatos nos hablan sobre el pueblo del convenio de Dios —es decir, sobre hombres y mujeres que tenían debilidades humanas y, a pesar de ello, amaban y servían al Señor— en los Libros Históricos del Antiguo Testamento abundan los tesoros de verdades.

Notas

  1. Las narraciones históricas de la Biblia que tenemos hoy en día son, principalmente, obra de muchos escritores y compiladores anónimos, quienes en ocasiones trabajaban muchos años e incluso siglos después de los períodos de tiempo que describían. Estos se basaban en diversas fuentes históricas y tomaban decisiones sobre lo que habían de incluir y lo que habían de excluir de sus relatos.

  2. Por ejemplo, aunque 1–2 Crónicas abarca aproximadamente el mismo período que se abarca desde 1 Samuel 31 hasta el final de 2 Reyes, 1–2 Crónicas recalca detalles diferentes y ofrece una perspectiva distinta. A diferencia de 1 Samuel–2 Reyes, 1–2 Crónicas se centra casi en forma exclusiva en el Reino del Sur de Judá, y con frecuencia omite algunos relatos negativos sobre David y Salomón (compárese, por ejemplo, 2 Samuel 10–12 con 1 Crónicas 19–20, y 1 Reyes 10–11 con 2 Crónicas 9). Ven, sígueme hace hincapié en estudiar el relato que se encuentra en 1 Reyes y 2 Reyes, aunque resulta de provecho comparar dicha narración con 1 Crónicas y con 2 Crónicas. Quizás resulte útil saber que la labor que dio como resultado 1 Samuel–2 Reyes probablemente comenzó antes de que el imperio babilónico conquistara Judá y terminó durante el exilio en Babilonia. Por otro lado, los anales que llegaron a conocerse como 1–2 Crónicas se compilaron después de que los judíos regresaron a Jerusalén del exilio. Al leer, si lo desea, piense en el modo en que esas diferentes circunstancias podrían haber influido en la perspectiva de los compiladores de las dos narraciones.

  3. A principios del presente material encontrará la “Reseña del Antiguo Testamento”, que es una línea cronológica que indica el contexto del ministerio de cada profeta en la historia de Israel (con tanta precisión como es posible determinar). Notará que la mayoría de los libros proféticos del Antiguo Testamento se hallan casi al final de dicha línea cronológica, poco antes y poco después de que los enemigos de los hijos de Israel los conquistaran, exiliaran y dispersaran.