Siete días de preparación para la conferencia general

Por Brittany Beattie

Revistas de la Iglesia

Los preparativos para el discurso del rey Benjamín pueden inspirar nuestro propio modelo de preparación para la conferencia general.

¿No es revelador que Mosíah 2 no comience simplemente con el rey Benjamín dando su discurso? En cambio, los primeros ocho versículos de ese capítulo revelan un aspecto importante del discurso del rey Benjamín: muestran la preparación intencional que las personas, las familias y los líderes hicieron a fin de preparar sus corazones y mentes para escuchar los mensajes del profeta, el rey Benjamín. Algunos ejemplos son:

Se invitó a todos a venir y escuchar (versículo 1).
Esa invitación se llevó a cabo en respuesta a las instrucciones de un profeta (véase Mosíah 1:10).
Las personas y las familias prepararon y ofrecieron un sacrificio especial (versículo 3).
Dieron gracias por todo lo que Dios había hecho por ellos (versículo 4).
Viajaron al templo y buscaron espacios individuales para sus familias (versículo 5).
Plantaron sus tiendas hacia el templo para poder quedarse allí y oír al profeta (versículo 6).
Enviaron mensajes escritos de las enseñanzas para que todos pudieran recibir las palabras que se pronunciaban (versículo 8).

¡Me encanta este ejemplo de cómo prepararse para escuchar al profeta de Dios! Tal vez esos versículos sobre la preparación se incluyen en el Libro de Mormón a fin de inspirarnos a prepararnos intencionalmente para la conferencia general o para cualquier mensaje de los profetas de Dios a lo largo del año.

En los últimos años, he tratado de prepararme de forma intencional para la conferencia general desde la semana anterior, ¡y eso ha hecho que mi experiencia de la conferencia sea más significativa de muchas maneras hermosas! Si desea probar siete días de preparación intencional para la conferencia general, aquí tiene algunas ideas basadas en versículos de Mosíah 2.

Siete días de preparación para la conferencia general: Un modelo tomado de Mosíah 2:1–8

Mosíah 2	Siete días de preparación para la conferencia general
1. Invitar a todos a venir y escuchar (versículo 1).	1. Invite a otras personas a ver la conferencia general
2. Actuar de acuerdo con las instrucciones de un profeta (Mosíah 1:10).	2. Actúe de acuerdo con las invitaciones actuales de los profetas.
3. Ofrecer un sacrificio y un holocausto (versículo 3).	3. Ore acerca de algo que pueda sacrificar para recibir mejor la palabra de Dios.
4. Dar gracias por todo lo que Dios ha hecho (versículo 4).	4. Dé gracias por la forma en que las enseñanzas de conferencias generales anteriores han bendecido su vida.
5. Ir al templo y encontrar espacios para sus familias (versículo 5).	5. Cree un espacio sagrado para escuchar la conferencia general.
6. Plantar sus tiendas orientadas hacia el profeta; quedarse y oír (versículo 6).	6. Evalúe cuán orientado está su corazón hacia los profetas y prepárese para “quedar[se] […] y o[ír]”.
7. Enviar los mensajes por escrito (versículo 8).	7. Prepare un plan para el estudio de la conferencia en el futuro.

Día 1: Invitar a otras personas a ver la conferencia general. Puede invitar a otras personas individualmente o enviar una invitación a todos sus amigos de las redes sociales. ¡Sea creativo en cuanto a otras maneras en que podría compartir una invitación en su comunidad! Podría crear una invitación divertida para su familia o para sus compañeros de cuarto que represente el acontecimiento especial y las bendiciones de aprender de los profetas y líderes de la Iglesia.

Día 2: Actuar de acuerdo con las invitaciones actuales de los profetas. Podemos mostrarle al Padre Celestial que estamos listos para recibir instrucción y actuar de acuerdo con ella al poner en práctica las enseñanzas que ya hemos recibido. Considere leer discursos anteriores de profetas y apóstoles y actuar de acuerdo con las invitaciones que ellos hicieron.

Día 3: Orar acerca de algo que pueda sacrificar para recibir mejor la palabra de Dios. Considere qué sacrificio podría hacer esta semana para demostrarle al Padre Celestial que está listo para escuchar más de Él. Por ejemplo, inspirado por dos invitaciones anteriores del presidente Russell M. Nelson de llevar a cabo un ayuno de las redes sociales, me ha resultado útil sacrificar las redes sociales (excepto para compartir sobre la conferencia general) e incluso otros medios de comunicación que no sean de la Iglesia, antes de la conferencia general. Me ayuda a despejar la mente para centrarme más en Jesucristo y Su palabra. Cada uno de nosotros puede orar pidiendo inspiración para saber qué sacrificio nos ayudaría mejor a prepararnos individualmente.

Día 4: Dar gracias por la forma en que las enseñanzas de conferencias generales anteriores han bendecido su vida. Considere cómo ha sido bendecida su vida al actuar de acuerdo con las enseñanzas de conferencias generales anteriores. Exprese gratitud al Padre Celestial por esas enseñanzas y bendiciones. Incluso podría anotar sus pensamientos en su diario o compartir sus experiencias con sus seres queridos.

Día 5: Crear un espacio sagrado para escuchar la conferencia general. Ya sea que vaya a escuchar la conferencia general en un centro de reuniones, en su casa, en un parque tranquilo o en su lugar de trabajo, averigüe si hay alguna manera de preparar ese espacio como una “casa de instrucción” (Doctrina y Convenios 109:8). Como enseñó el presidente Nelson con respecto al día de reposo, considere maneras sencillas en las que pueda “remodelar [s]u hogar [u otros lugares] centrándolo[s] en el aprendizaje del Evangelio” en preparación para la conferencia general, tales como ordenar o incluso eliminar temporalmente posibles distracciones.

Día 6: Evaluar cuán orientado está su corazón hacia los profetas y prepararse para “quedar[se] […] y o[ír]”. Cuando pienso en las personas cuyas tiendas están orientadas hacia el profeta, recuerdo que debo evaluar cuán orientado estoy yo hacia los profetas. Podemos considerar repasar “No tendrás dioses ajenos delante de mí”, del presidente Nelson, y “¿Hacia dónde miramos?”, del élder Lynn G. Robbins, Setenta Autoridad General emérito. Ellos hacen preguntas maravillosas acerca de cuán bien miramos hacia Dios y Sus profetas. Al hacerlo, podemos abrir nuestro corazón para arrepentirnos y estar más preparados para seguir los mandamientos de Dios en la próxima conferencia general.

También me encanta el modo en que el pueblo del rey Benjamín se preparó para “quedar[se] […] y o[ir]” sin necesidad de salir de sus tiendas cuando él hablaba. Cuando era más joven, a veces consideraba que la música de la conferencia general era un buen momento para descansar, pero ahora me doy cuenta de que la música también es una parte importante de las enseñanzas de la conferencia. Trato de prepararme mejor para aprender de esa parte de la conferencia general a fin de poder “quedar[me]” durante las dos horas de cada sesión. Eso puede ser difícil si hay niños o en circunstancias especiales, pero podríamos considerar si hay algo que podamos preparar (como refrigerios o actividades para los niños, o incluso asegurarnos de irnos a dormir temprano el día anterior para permanecer atentos) a fin de reducir la necesidad de salir de la conferencia general durante las sesiones y, en cambio, “quedar[se] […] y o[ir]” (Mosíah 2:6) como lo hizo el pueblo del rey Benjamín.

Día 7: Preparar un plan para el estudio de la conferencia en el futuro. Al igual que en los días del rey Benjamín, las palabras de nuestros profetas actuales están disponibles para todos en la revista Liahona o la aplicación Biblioteca del Evangelio. ¡Haga un plan ahora para estudiar las palabras de los profetas después de la conferencia a fin de que esté listo para comenzar! Por ejemplo, aprenda a crear un plan de estudio en la aplicación Biblioteca del Evangelio o suscríbase a la revista Liahona en formato impreso o digital en MagazineSubscriptions.ChurchofJesusChrist.org.

También puede repasar el artículo “Nuestras ‘palabras y obras’ a causa de la conferencia general”, del élder David A. Bednar, del Cuórum de los Doce Apóstoles, para obtener más ideas sobre cómo podemos estar preparados para actuar de acuerdo con las enseñanzas de los profetas y otros líderes de la Iglesia.