2023
Amar las bendiciones de servir como misioneros mayores
Enero de 2023


Páginas Locales

Amar las bendiciones de servir como misioneros mayores

Mientras reflexionábamos sobre la bendición que fue servir durante veintitrés meses como matrimonio misionero mayor en el Área Caribe, me siento conmovido por las muchas veces que sentí la mano del Señor en nuestras vidas. Mi asignación como Secretario Ejecutivo de la Presidencia de Área me permitió observar de primera mano, y a menudo, el proceso de revelación que ocurre en los niveles más altos del reino. Testifico con mayor seguridad personal que Dios, nuestro Padre Celestial, y Su Amado Hijo, Jesucristo, están a la cabeza. He sido fortalecido por la observación personal y las numerosas confirmaciones espirituales, obradas por el Espíritu Santo, al comprobar que los tres hermanos que componen la Presidencia de Área son hombres de Dios, llamados por profecía y por la imposición de manos. Jesucristo los llamó y continúa apoyándolos. Los amo.

Muchas de las bendiciones y lecciones aprendidas fueron experiencias de consagración personal que no se pueden compartir; sin embargo, hay tres dones celestiales refinadores que me gustaría reconocer y comunicarles para que todos los conozcan. En resumen, las bendiciones celestiales de servir en una misión de tiempo completo como adultos son: amor, amor y amor. Permítanme explicarles los tres tipos de amor de los que hablo:

  1. El amor de Dios. Jesús enseñó: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma y con toda tu mente.

“Este es el primero y grande mandamiento” (Mateo 22:37–38).

El élder Jeffrey R. Holland indicó una vez que “la primera gran verdad de toda la eternidad es que Dios nos ama con todo Su corazón, alma, mente y fuerza”1.

Cuando uno pasa todo su tiempo, las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana sirviendo al Señor y siendo parte activa del “recogimiento de Israel a ambos lados del velo”2 encuentra una mayor comprensión del amor del Señor por todos Sus hijos. Con esa observación tan repetidamente aparente, uno descubrirá que la profundidad de amor hacia Dios también crecerá de forma natural.

  1. El segundo tipo de amor que menciono pertenece al segundo gran mandamiento: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Mi asignación de trabajar en estrecha colaboración con la Presidencia de Área, y muchas otras, me abrió la visión de cuánto ama el Señor a todos Sus hijos. El resultado natural fue un mayor amor hacia los líderes y empleados de la Iglesia, los miembros locales y los no miembros. Personalmente, ver los grandes esfuerzos de los empleados, trabajando para servir como Cristo lo haría, hizo normal y natural amarlos también. Fuimos bendecidos con algunos pequeños roles en los barrios y ramas a los que asistíamos, y eso llenó nuestros corazones con mayor amor y admiración por las grandes personas del Área Caribe. Los queremos a todos.

  2. El tercer tipo de amor que quiero presentarles es un poco personal; sin embargo, necesita ser compartido. Antes de servir en una misión para mayores, no había escuchado mucho acerca de la bendición única y maravillosa del fortalecimiento que ocurre dentro del matrimonio. En nuestro caso, llevamos cuarenta y dos años felizmente casados, y han sido años estupendos y alegres. Sin embargo, con hijos, nietos, llamamientos, una carrera profesional exigente y una variedad de emocionantes actividades extracurriculares, nos dimos cuenta de que nuestro tiempo juntos se había limitado a unas pocas horas aquí y allá; grandes reuniones familiares y de la Iglesia, y no muy regulares noches de citas. Esto cambió cuando comenzamos a servir como misioneros mayores de tiempo completo, al encontramos juntos las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana. Naturalmente, esto requirió algunas entrevistas de compañerismo. El resultado ha sido una bendición inesperada e inimaginable, incluso un redescubrimiento de por qué nos casamos hace tantos años. Recuerdo lo emocionado que me sentí cuando vi por primera vez el cabello rubio, los ojos azules y la brillante sonrisa de Sue Maughan. Tiene el mismo hechizo sobre mí que hace muchos años.

Testificamos que amar a Dios y amar a todos Sus hijos, no es solo un mandamiento; es la clave para una vida feliz y llena de gozo. Cuando la vida se pone difícil, la respuesta siempre se encontrará en amar a Dios y amar a todos Sus hijos. El presidente Thomas S. Monson resumió este principio cuando aconsejó: “Nunca permitan que el problema que se tenga que resolver llegue a ser más importante que la persona a la que se tenga que amar”3.

Amamos a la gente del Área Caribe. Con respecto al tercer amor, compartido anteriormente, les invitamos a establecer una meta, hacer sus planes con fe y luego descubrir por sí mismos la bendición de servir como misioneros mayores, ya sea en pareja o individualmente. ¡Solo ama y ve a servir!

El élder y la hermana Smith son miembros del Barrio Pine Tree, Estaca Kent, Washington. Se desempeñaron como Secretarios Ejecutivos de Área, en el Área Caribe, desde diciembre de 2020, hasta noviembre de 2022.

Referencias

  1. Jeffrey R. Holland, “Jehová hará mañana maravillas entre vosotros”, Liahona, mayo de 2016, pág. 127.

  2. Russell M. Nelson, “Lo que estamos aprendiendo y que jamás olvidaremos”, Liahona, mayo de 2021, pág. 80.

  3. Thomas S. Monson, “Encontrar gozo en el trayecto”, Liahona, noviembre de 2008, pág. 86.