“¿Cómo podría volver a sentir el Espíritu?”, Liahona, octubre de 2022.
Voces de los Santos de los Últimos Días
¿Cómo podría volver a sentir el Espíritu?
Cuando el coro cantó “Tan humilde al nacer”, el muro de tinieblas que me rodeaba comenzó a desmoronarse.
Incluso en los momentos más oscuros, siempre he sentido paz en mis aflicciones por medio del Espíritu Santo. Sin embargo, eso cambió cuando me sometí a un tratamiento para el dolor crónico que me dejó postrada en cama durante dos meses.
El dolor se atenuó después de terminar el tratamiento, pero comencé a tener dificultades con la depresión. Al mismo tiempo, parecía que había perdido la capacidad para sentir el Espíritu.
Durante seis meses, me sentí abandonada y anhelaba con ansias volver a sentirlo. El proceso de sanación fue largo y doloroso, lo que parecía aún más desalentador sin el Espíritu.
Hablé con mi obispo y él me explicó que la depresión a veces encubre al Espíritu de forma tal que no podemos sentirlo. Su consejo me consoló y la bendición del sacerdocio que recibí de mi esposo me dio más fortaleza mientras aguardaba con la esperanza de volver a sentir el Espíritu Santo.
La conferencia general siempre había sido una fuente de fortaleza espiritual para mí, pero durante la sesión de apertura de la Conferencia General de abril de 2019, no sentí nada. Aquello cambió en la siguiente sesión, cuando un coro combinado de la Universidad Brigham Young cantó “Tan humilde al nacer”1.
La letra y el simbolismo de Jesucristo cual cordero me ablandaron el corazón. Me di cuenta de que una barrera de ira, depresión y sentimientos falsos de abandono había restringido mi capacidad de sentir el Espíritu. Había estado rodeada de un muro de tinieblas que impedía que el Espíritu me penetrara el corazón. Cuando el coro cantó la segunda estrofa, el muro comenzó a desmoronarse.
Después del himno, el élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles, pronunció su discurso “He aquí el Cordero de Dios”2. Con el poder adicional de sus palabras, me sobrevino un amor por el Salvador y el Padre Celestial.
Muchos impedimentos pueden dificultarnos sentir el Espíritu, pero podemos derribar esas barreras con la ayuda del Padre Celestial y Su Hijo. Jesucristo entiende mis dificultades de manera perfecta. Por amor a nosotros y a Su Padre, “[a]ntes aguantó dolor”3.
El Padre Celestial conoce lo que nos brindará consuelo y Él sabe en qué momento bendecirnos a fin de que logremos nuestro mayor crecimiento espiritual.