2022
El sueño de mi abuelo
Octubre de 2022


“El sueño de mi abuelo”, Liahona, octubre de 2022.

Ven, sígueme

Daniel 1–6

El sueño de mi abuelo

Lo que mi abuelo vio le ayudó a entender el poder y la veracidad del Evangelio.

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Hombre cortando heno

Ilustraciones por Sija Hong

Cuando se apareció al profeta José Smith, Moroni citó pasajes clave de las Escrituras y enseñanzas de Malaquías e Isaías. Curiosamente, también citó del segundo capítulo de Joel la siguiente profecía:

“Y acontecerá que después de esto, derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones” (Joel 2:28; véase también José Smith—Historia 1:41).

Los sueños son una forma en que el Señor revela la verdad a Sus hijos, y pueden ser parte de un proceso divino que Él utiliza para profundizar la comprensión espiritual.

En Job, leemos:

“Sin embargo, Dios habla una y otra vez, pero el hombre no lo percibe.

“En sueños, en visión nocturna, cuando el sueño profundo cae sobre los hombres, cuando se adormecen sobre el lecho,

entonces revela al oído de los hombres y les confirma su instrucción” (Job 33:14–16).

Un legado familiar

En un sueño de esa clase, se reveló al oído de mi abuelo y se le dio o confirmó instrucción que cambiaría a nuestra familia por toda la eternidad.

Brígido Becerra se crio en Puebla, México, pero lamentablemente, creció sin padre y, a los once años, su madre murió en sus brazos, así que quedó solo para llevar la mejor vida que pudo. En ese momento, no había programas sociales ni oportunidades de ayudar a un niño huérfano como Brígido. Sin guía alguna ni nadie que lo cuidara, Brígido se volvió adicto al alcohol. Aquella adicción influyó negativamente en casi todos los aspectos de su vida.

En un momento dado, la adicción llegó a ser tan grave que sintió que iba a perder a su esposa e hijos, así que, desesperado, decidió orar. No se le había criado en ninguna religión, por lo que ofreció una oración a su manera. Suplicó ayuda para superar la adicción y procuró con sinceridad encontrar alguna salida a sus problemas.

Una respuesta a la oración

Algún tiempo después de que pronunciara esa oración sincera, unas hermanas misioneras de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días visitaron su casa. Habían conocido a su esposa, Julia, y habían hablado a los niños acerca de la Primaria en el barrio local. Ahora buscaban el permiso de Brígido para que los niños asistieran.

Las hermanas comenzaron a enseñar a Brígido y a su familia acerca de la restauración del evangelio de Jesucristo. En aquel entonces, los misioneros enseñaban usando tableros de franela para mostrar láminas mientras impartían las charlas. Durante esa lección, mostraron una lámina del profeta José Smith, y Brígido reconoció de inmediato al hombre de la ilustración. Les dijo a las hermanas misioneras que conocía a ese hombre. Quedaron desconcertadas por lo que Brígido decía; él era de México y José Smith había vivido y fallecido en los Estados Unidos muchos años antes de que Brígido naciera; no había manera de que Brígido conociera a José Smith.

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Hombre atrapado por una serpiente grande

El sueño

Luego, mi abuelo compartió su sueño con las misioneras. Les dijo que soñó que estaba trabajando en su pequeña hacienda cortando alfalfa con el machete y juntando otros alimentos para dar de comer a los pollos y cerdos. Mientras estaba ocupado trabajando, una serpiente grande lo atacaba. Aunque mi abuelo luchaba contra ella lo mejor que podía, esta lo rodeaba, abría la boca y se hallaba a punto de tragárselo entero.

En ese preciso momento de peligro, un hombre vestido de blanco y con una espada en la mano, cortó la cabeza de la serpiente. Cuando cayó muerta a los pies de Brígido, este levantó la mirada para ver quién le había salvado la vida. No reconoció al hombre, pero sí notó que estaba vestido de blanco. Después explicó que el hombre de la lámina que mostraban las hermanas era el mismo hombre del sueño. Brígido reconoció de inmediato que aquel era el hombre del sueño, el que lo había salvado, y ahora sabía que el nombre de ese hombre era José Smith.

El sueño constituyó una vívida experiencia de aprendizaje para mi abuelo, quien sintió que era una respuesta directa a sus oraciones y súplicas. Dijo que sentía que la serpiente era una representación de su adicción al alcohol, y entendió, mediante las poderosas enseñanzas del profeta José Smith y la doctrina del evangelio restaurado de Jesucristo, que sería capaz de superar la adicción. Supo que encontraría alivio y que recibiría todas las bendiciones de la expiación de Jesucristo.

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Esposo y esposa

El abuelo del élder Becerra, Brígido Becerra y su esposa, fotografiados en su única visita a los Estados Unidos

Fotografía por cortesía del autor

Una bendición para muchas generaciones

Poco después de compartir esa experiencia con las misioneras, mi abuelo Brígido Becerra se bautizó como miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Amaba el evangelio de Cristo, y tenía un amor especial por el Libro de Mormón y por todos los profetas, sobre todo, por José Smith.

El sueño de mi abuelo lo llevó al verdadero evangelio de Cristo y no solo lo salvó de una vida de adicción y pesar, sino que también bendijo a generaciones de miembros fieles de la Iglesia. Cuando mi abuelo falleció a la edad de 98 años, dejó aproximadamente 120 descendientes: hijos, nietos, bisnietos y tataranietos. Su sueño influyó en cada uno de ellos, así como su legado de testimonio y fidelidad a la Iglesia y al Salvador, Jesucristo.

Al igual que Daniel en el Antiguo Testamento, mi abuelo entendía que “hay un Dios en los cielos que revela los misterios” (Daniel 2:28).

¿Por qué tenemos sueños?

Tal vez haya personas que se pregunten por qué algunos de nosotros, de vez en cuando, tenemos sueños con propósitos espirituales. En la conferencia general, el élder David A. Bednar, del Cuórum de los Doce Apóstoles, compartió una experiencia que tiene que ver con los sueños. Habló de un inspirado líder del sacerdocio que tuvo la impresión de aprender los nombres de todos los jóvenes de su estaca. Poco después de que el líder aprendiera todos los nombres, el Señor le reveló una verdad por medio de un sueño.

“Una noche, ese hermano tuvo un sueño acerca de uno de los jóvenes a quien solo conocía por medio de la fotografía”, dijo el élder Bednar. “En el sueño, vio al joven vestido de camisa blanca y con la placa misional de identificación con el nombre. Con el compañero sentado a su lado, el joven enseñaba a una familia y sostenía en la mano un ejemplar del Libro de Mormón, y daba la apariencia de que testificaba de la veracidad del libro. En ese momento, el líder del sacerdocio despertó.

“En una reunión del sacerdocio que se llevó a cabo posteriormente, el líder se acercó al joven que había visto en el sueño y le pidió hablar con él unos momentos. Una vez que se presentaron, el líder se dirigió al joven por su nombre y le dijo: ‘No soy un soñador; nunca he tenido un sueño sobre ningún miembro de esta estaca, excepto sobre ti. Te contaré el sueño, y después me gustaría que me ayudaras a entender lo que significa’.

“El líder le relató el sueño y le preguntó al joven su significado. Ahogado por la emoción, el jovencito simplemente contestó: ‘Significa que Dios sabe quién soy yo’”1.

Tal vez por eso mi abuelo recibió su testimonio en un sueño. Fue la certeza de que Dios sabía quién era y el legado que podía dejar a los demás. Su sueño fue un testimonio de la veracidad del evangelio de Jesucristo, y tendría un poderoso impacto en muchos de sus descendientes por la eternidad.

El Señor ciertamente nos revela Sus secretos; sin embargo, el medio por el cual recibimos revelación personal varía, porque todos somos diferentes y porque Él es un Dios que nos ministra uno a uno. Ya sea una visión, un pensamiento, una voz en la mente, un sentimiento o un sueño, Él en verdad nos habla a ustedes y a mí.