2021
Esfuérzate: Un modelo para el crecimiento y para el bienestar mental y emocional
Agosto de 2021


Esfuérzate: Un modelo para el crecimiento y para el bienestar mental y emocional

El modelo de crecimiento trazado en el programa Niños y Jóvenes puede ayudarnos a todos conforme nos esforzamos por llegar a ser más semejantes al Salvador.

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Imágenes de Getty Images.

El verdadero crecimiento ocurre cuando nos esforzamos por progresar en diversas áreas. Aprendemos que “Jesús crecía en sabiduría, y en estatura y en gracia para con Dios y los hombres” (Lucas 2:52). Conocemos poco sobre ese período de la vida del Maestro, pero en ese versículo aprendemos que “crecía” —progresaba— intelectual, física, espiritual y socialmente. Hay muchos estudios que sugieren que el esforzarnos por crecer en diversos aspectos de nuestra vida contribuye a un sano bienestar emocional y mental1.

El crecimiento y el potencial eterno son temáticas recurrentes en el evangelio restaurado de Jesucristo. Nuestro potencial de llegar a ser semejantes al Padre Celestial es fundamental en el Evangelio, y nos ayuda a sentir amor, esperanza y gratitud2.

El presidente Dallin H. Oaks, Primer Consejero de la Primera Presidencia, ha enseñado: “El juicio final no es simplemente una evaluación de la suma total de las obras buenas y malas, o sea, lo que hemos hecho. Es un reconocimiento del efecto final que tienen nuestros hechos y pensamientos, o sea, lo que hemos llegado a ser. No es suficiente que la persona tan solo actúe mecánicamente. Los mandamientos, las ordenanzas y los convenios del Evangelio no son una lista de depósitos que tenemos que hacer en alguna cuenta celestial. El evangelio de Jesucristo es un plan que nos muestra cómo llegar a ser lo que nuestro Padre Celestial desea que lleguemos a ser”3.

Un modelo para el crecimiento

A los niños y a los jóvenes se les ha invitado a seguir un modelo que consiste en descubrir aquello en lo que han de trabajar, planificar cómo lo harán, actuar de acuerdo con su plan con fe, y reflexionar sobre lo que hayan aprendido4. Dicho modelo puede ayudarnos a todos conforme nos esforzamos por progresar y llegar a ser más semejantes al Salvador.

Por ejemplo, Alma enseñó que “aunque no [tengamos] más que un deseo de creer, dej[emos] que este deseo obre en vosotros” (véase Alma 32:27). Al nutrir ese deseo, crece hasta llegar a lo que Amulek llamó “la fe para arrepentimiento” (Alma 34:16). El deseo del cual habla Alma y la fe de la cual Amulek testifica no permanecen estáticos; nuestro deseo y nuestra fe en Jesucristo nos conducen a arrepentirnos verdaderamente. Y ese proceso de arrepentimiento nos lleva a crecer de forma continua.

El presidente Russell M. Nelson explicó: “Nada es más liberador, más ennoblecedor ni más crucial para nuestro progreso individual que centrarse con regularidad y a diario en el arrepentimiento. El arrepentimiento no es un suceso; es un proceso; es la clave de la felicidad y la paz interior. Cuando lo acompaña la fe, el arrepentimiento despeja el acceso al poder de la expiación de Jesucristo”5.

El crecimiento requiere dedicación

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Del mismo modo que el arrepentimiento requiere trabajo y dedicación continuos, el crecimiento real ocurre cuando nos esforzamos por dedicar nuestras “almas enteras” (Omni 1:26) a diversos ámbitos. Cada uno de nosotros tiene dones espirituales que pueden utilizarse para edificar el Reino de Dios. Durante nuestros empeños por llegar a ser una “nueva criatura” (2 Corintios 5:17), se nos invita a servir al Señor con todo nuestro “corazón, alma, mente y fuerza” (Doctrina y Convenios 4:2). Al esforzarnos por crecer en diferentes aspectos, edificamos resiliencia y fortalecemos nuestra fe en Jesucristo, lo cual nos ayudará a afrontar los desafíos de la vida.

Los niños y los jóvenes —y todos nosotros— que fijemos metas simples y a corto plazo para crecer espiritual, social, física e intelectualmente podemos experimentar mayor bienestar emocional y mental. Estos principios no se reducen a tan solo nociones de autoayuda; son un método sano de esforzarse por llegar a ser discípulos de Jesucristo a fin de que “para que cuando él aparezca, seamos semejantes a él, porque lo veremos tal como es; para que tengamos esta esperanza; para que seamos purificados así como él es puro” (Moroni 7:48).

El crecimiento requiere paciencia y diligencia

Al esforzarnos por crecer y avanzar, debemos recordar que “no se exige que […] corra[mos] más aprisa de lo que [nuestras] fuerzas [nos] permiten” (véase Mosíah 4:27). Nos esforzamos por ser diligentes, y cuando caemos, nos esforzamos por levantarnos de nuevo (véase Doctrina y Convenios 117:13). El desarrollo personal requiere paciencia. Cuando Jesús sanó a un ciego, al principio, este veía “los hombres […] como árboles que andan”. Jesús “le puso otra vez las manos sobre los ojos […] y fue restablecido, y v[eía] de lejos y claramente a todos” (véase Marcos 8:24–25). La sanación, ya sea física, emocional o mental, puede suceder en etapas, y quizás no ocurra rápidamente.

El crecimiento requiere que usemos todos los recursos que tengamos al alcance

No existe un simple remedio para lograr el bienestar emocional y mental. Experimentaremos estrés y conmoción, pues vivimos en un mundo caído y tenemos un cuerpo caído. Además, hay muchos factores cuya influencia podría derivar en diagnósticos de afecciones mentales. Independientemente de nuestro bienestar mental y emocional, centrarnos en el crecimiento es más saludable que obsesionarnos con nuestros defectos. El élder Dieter F. Uchtdorf, del Cuórum de los Doce Apóstoles, ha enseñado: “La Iglesia no es una sala de exposición de automóviles, es decir, un lugar donde nos exhibimos para que los demás admiren nuestra espiritualidad, capacidad o prosperidad. Se parece más a un taller de servicios donde los vehículos que necesitan reparación van a recibir mantenimiento y reajuste”6.

Aumentar nuestra espiritualidad es parte importante del bienestar mental y emocional, pero a menudo hay más cosas que podemos hacer, y el Señor espera que usemos todas las herramientas que Él ha puesto a nuestra disposición. En ocasiones, ha existido un estigma relacionado con el uso de recursos adicionales al esforzamos por mejorar nuestro bienestar mental y emocional, pero los líderes de la Iglesia han enseñado que tales recursos pueden ser vitales.

La hermana Reyna I. Aburto, Segunda Consejera de la Presidencia General de la Sociedad de Socorro, ha enseñado: “Como otras partes del cuerpo, el cerebro está sujeto a enfermedades, traumas y desequilibrios químicos. Si nuestra mente padece, es apropiado que procuremos ayuda de Dios, de las personas que nos rodean y de profesionales médicos o de la salud mental”7.

Tenemos la responsabilidad de “ha[cer] con buen ánimo cuanta cosa esté a nuestro alcance; y entonces podremos permanecer tranquilos, con la más completa seguridad, para ver la salvación de Dios y que se revele su brazo” (Doctrina y Convenios 123:17). Quizás no veamos Su mano de la manera que esperamos o deseamos, pero quienes confían en Él pueden verla.

El ejemplo de crecimiento del Salvador

El ejemplo más grande de crecimiento es nuestro Salvador Jesucristo. En las Escrituras se enseña que “no recibió de la plenitud al principio, mas recibía gracia sobre gracia;

“y no recibió de la plenitud al principio, sino que continuó de gracia en gracia hasta que recibió la plenitud;

“y por esto fue llamado el Hijo de Dios, porque no recibió de la plenitud al principio” (Doctrina y Convenios 93:12–14).

Conforme nos esforcemos por crecer y progresar, nosotros también podemos recibir “gracia sobre gracia”. Cuando la vida se vuelve abrumadora, podríamos pensar que Dios nos ha abandonado. Sin embargo, podemos hallar paz y consuelo en la verdad de que Dios el Padre y nuestro Salvador Jesucristo nos tienen presentes y saben cómo ayudarnos durante nuestras pruebas. Creer en Jesucristo no significa que las dificultades terrenales dejen de existir, sino que creemos que el Señor puede darnos la fortaleza para afrontar nuestros problemas a medida que nos esforzamos por ser más semejantes a Él8.

Notas

  1. Véase Dale E. Bredesen, “Reversal of Cognitive Decline: A Novel Therapeutic Program”, Aging, septiembre de 2014, aging-us.com.

  2. Véase Temas del Evangelio, “Llegar a ser como Dios”, topics.ChurchofJesusChrist.org.

  3. Véase Dallin H. Oaks, “El desafío de lo que debemos llegar a ser”, Liahona, enero de 2001, pág. 40.

  4. Véase Desarrollo personal: Guía para los jóvenes, 2019, pág. 7.

  5. Russell M. Nelson, “Podemos actuar mejor y ser mejores”, Liahona, mayo de 2019, pág. 67.

  6. Dieter F. Uchtdorf, “El ser genuinos”, Liahona, mayo de 2015, pág. 83.

  7. Reyna I. Aburto, “En sol y sombra, Señor, acompáñame”, Liahona, noviembre de 2019, pág. 57; véase también Jeffrey R. Holland,“Como una vasija quebrada”, Liahona, noviembre de 2013, pág. 41.

  8. Véase “Reciba la divina empatía del Salvador”, mentalhealth.ChurchofJesusChrist.org.