2021
Hasta que sobreabunde
Julio de 2021


Voces de los Santos

Hasta que sobreabunden

Empiezo mi historia diciendo que tengo padres maravillosos: Juan Obando Solís y Julia Meza Rojas. Somos de Huancayo, Perú; conocimos la Iglesia a fines de octubre de 1983 y nos bautizamos el 11 de Septiembre del siguiente año, y desde entonces aprendimos las más hermosas enseñanzas del evangelio del Señor, como cantar himnos en familia, leer las Escrituras y, sobre todo, veíamos las enseñanzas de fe que nos daban nuestros padres.

En 1995 mi papá renunció a su trabajo y con su liquidación compró una casa; mi mamá era quien administraba el dinero y realizaba los pagos. En aquella oportunidad cuando se sentó con mi papá, se dieron con la sorpresa que al pagar todo, incluso el diezmo, solo quedaría 1 sol para el mes, así que alguien sugirió que ese mes no paguemos el diezmo, a lo que mi mamá contesto que no, que ese era el dinero del Señor y ya no nos pertenecía, lo metió en un sobre de diezmo y lo cerró para que al siguiente día, que era domingo, se lo entregara al obispo. Ella, con su inmensa fe, nos dijo: “el Señor proveerá”, así que solo compró un poco de fideos y un tomate para preparar una sopa el día siguiente.

Al levantarnos temprano y alistarnos para ir a la iglesia, tocaron la puerta bien temprano. Eran mi tía y mi prima; ellas vivían en el campo y nos trajeron una “pierna de su vaca”, pues la vaca se había caído y lastimado una pierna y tuvieron que sacrificarla, por eso trajeron la carne con un poco de papa. Ni bien se fueron, volvieron a tocar la puerta; era mi otra tía. Dijo que habían venido un momento a la ciudad y trajeron algunas cosas para nosotros; eran más víveres: cebada, papa, maíz y habas. Ese día la fe de mi madre nos fortaleció y nos enseñó que si confiamos en el Señor con fe, las ventanas de los cielos serán abiertos y habrá bendiciones hasta que sobreabunden.