2021
Casos de fe del Barrio Los Alpes
Abril de 2021


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Casos de fe del Barrio Los Alpes

Durante el comienzo del año 2020, uno de los propósitos del barrio fue el de trabajar para activar nuevas familias y enviar jóvenes al campo misional.

Con ese propósito estuvimos animando a los jóvenes el cual uno de ellos al final se decidió y le llegó su llamamiento para julio; el élder Cuevas tuvo fe en las promesa y bendiciones del Señor de que su familia algún día podría sellarse en el santo templo.

Unos de los desafíos del joven era que su papá, por no ser miembro de la Iglesia, no se encontraba de acuerdo con que el joven se fuera a la misión. Como obispo, consulté el caso con el presidente de estaca y él me dio los consejos que pude aplicar con la familia.

En varias entrevistas con la madre del joven podía percibir la presión de lo que estaba sucediendo en el hogar y ella estaba un poco debilitada por la misma situación. Como obispo le di consejos y la fortalecí para que siguiera firme en la decisión y que fuera comprensiva con su esposo y apoyara al joven en su misión.

Así fue; llego la hora de partir a la misión. Fue muy conmovedor; el joven partió de mañana y me cuenta la hermana que no tuvo el abrazo caluroso de su padre, que era lo que él más anhelaba, pero sin embargo partió con firmeza a su misión.

El milagro sucedió unos meses después cuando ya el joven convertido en todo un misionero decidió hablar con su padre, y le habló con todo el amor de un tierno hijo que con palabras textuales del padre me dijo: “no reconocí a mi hijo, en ese momento pensé que me hablaba otra persona por su madurez y convicción del Evangelio que me tocó”.

Días después de esa conversación con su hijo, el padre me llamó y me dijo: “por favor, necesito hablar con usted”. Yo, un poco temeroso de cuál sería su reacción, ya que conocía un poco lo que estaba sucediendo, pensé que la conversación podría tornarse un poco delicada. Por eso antes de salir a la cita oré al padre para que pusiera en mí las palabras adecuadas para conversar con el hermano.

Cuando nos encontramos en un lugar fuera de su hogar, me sorprendió mucho al ver al hermano cómo irradiaba su rostro del Espíritu. Me contó todo lo sucedido y lo que habló con su hijo; dijo que después de más de 30 años escuchando sobre la Iglesia y que su familia habiendo estado firme en ella, se arrepentía de no haber tomado la decisión con tiempo y que quería recomponer todo en su vida y agradarle a Dios y a su familia, y que necesitaba de mi ayuda para lograrlo, pero que por el momento quería trabajar poco a poco hasta poder hacer que su esposa se diera cuenta por ella misma del cambio que él tendría.

De esa forma trabajamos. Los misioneros empezaron a enseñar algo que por mucho tiempo ya el hermano sabía y pudo dar un testimonio del Evangelio y de lo mucho que el Señor le amaba a él y a su familia. Al final se bautizó, hubo regocijo en el hogar terrenal y el hogar celestial, su hijo estuvo presente en el bautismo de manera virtual; hubo también lágrimas de felicidad y gozo. De verdad fue algo muy hermoso y ahora la meta era sellarse y ser una familia eterna.

Este fue uno de muchos casos en que, a pesar de la pandemia, el evangelio de Jesucristo sigue adelante con firmeza. No hubo impedimento para que el Señor lograra Su propósito. Hoy el hermano Humberto Cuevas y su familia gozan de felicidad y él está dedicado al servicio del Señor. La larga espera de la hermana hoy se convirtió en alegría y bendiciones por tener sacerdotes en su hogar, un patriarca con el sacerdocio mayor, un hijo en la misión y este año 2021 su hijo menor recibió el Sacerdocio Aarónico por parte de su padre.

Amo este Evangelio. Testifico de los actos de fe de esta hermana al permanecer fiel y constante, llevando a sus hijos desde pequeños a la Iglesia hasta lograr colocar uno al servicio del Señor; todos estos actos de fe hacen milagros. Hoy tiene un esposo convertido al Evangelio y la promesa de ser una familia eterna.

Testifico que Dios vive, que La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es el reino de Dios, y que el Señor Jesucristo está a la cabeza de ella. Soy feliz al servicio del Señor y sé que Él coloca cada cosa en Su lugar después de demostrar nuestra fidelidad a Él.

Testifico de los templos y que las familias pueden ser eternas. Lo comparto con mucho amor en el nombre de mi Salvador Jesucristo. Amén.